reliquias en el altar

¿Cual es el objetivo de colocar reliquias en los altares? ¿Cual es su función?

Pregunta:

Buenos días,

Mucho Agradeceré si me pudieran ayudar con estas dudas:

– ¿Cual es el objetivo de colocar reliquias en los altares? ¿Cual es su función?
– ¿Desde cuando la Iglesia coloca reliquias en los altares?
– ¿Son indispensables las reliquias para dedicar un altar? Si la respuesta es ‘si’, ¿puede ocurrir que no haya reliquias disponibles para dedicar un nuevo altar? ¿que se hace en esos casos?
– ¿La falta de reliquias hace que las celebraciones litúrgicas sean ilícitas o invalidas?
-¿Que se entiende exactamente por reliquias? ¿Son restos mortales de Santos? ¿Bastan sus vestiduras y artículos personales o deben ser restos mortales?

Muchas gracias por su respuesta
J.O.

Respuesta:

Estimado José:

Respondo a su pregunta con un artículo que estimo interesante; está escrito por un miembro de los Misioneros del Sagrado Corazón del Perú y pienso que en él están respondidas las dudas que presenta.

Atentamente.

Padre Daniel Cima, IVE


Reliquias en los altares

Las reliquias son restos (en latín: reliquiae = remanentes) del cuerpo de santos o beatos. En sentido amplio se incluyen también objetos que los santos o beatos han utilizado durante su vida o también objetos que han tocado las reliquias.

Doctrina

Fundamental es la enseñanza del Concilio Tridentino: ‘También los cuerpos de los santos mártires y de los demás que vivían con Cristo, que fueron miembros vivos de Cristo y santuario del Espíritu Santo, que serán resucitados en algún momento para vida eterna y glorificados, deben ser venerados por los fieles… Se rechaza, por tanto, cuando algunos opinan que no se debe prestar reverencia a las reliquias de loa santos y que no sirve para nada que sean veneradas por los fieles como otros recuerdos. Estas opiniones han sido condenadas por la Iglesia y la Iglesia las condena ahora de nuevo’ (Denzinger 985; comparar 998). Relacionadas están también las decisiones acerca de veneración de las sagradas imágenes del segundo concilio de Nicea (Dz 302), el capítulo 62 del 4. concilio lateranense acerca del abuso de las reliquias.

Los documentos subrayan que la Sagrada Escritura presenta casos cuando por las reliquias se realizaron milagros (2 Re 2, 14; 13, 21; Mt 9, 20; Hechos 5, 15; 19,12; Apc 6,9). También se mencionan las prácticas muy antiguas de la Iglesia (veneración de los sepulcros de San Pedro y San Pablo [Eusebio Historia Eclesiásticas II, 25 Padres Griegos-Migne 20, 208s], Jerónimo [contra Vigil, Padres Latinos-Migne 23, 361s] y la piadosa reserva de las reliquias de los mártires).

El culto de las reliquias es, como la Iglesia siempre subraya, un culto relativo, es decir, la veneración manifestada a las reliquias está en relación con la persona del mártir y de los santos que son venerables de por sí (Dz 302, 337, 985). La ‘ultima ratio’ del culto de las reliquias es siempre la ‘excelencia divina que resplandece en todos estos diversos elementos’.

La justificación del culto de las reliquias parte de una necesidad simplemente humana de respetar a la persona que ha dado muestras de santidad. Esto no excluye que las formas exteriores del culto de las reliquias han tenido variaciones diversas a través de los tiempos.

Liturgia

Desde siempre los cristianos se han reunido en los aniversarios de la muerte de los mártires y santos para recordar su luminoso ejemplo e implorar su intercesión. Durante la persecución de los cristianos estos solían celebrar la eucaristía en las catacumbas cerca o sobre los sepulcros de los mártires y de los santos. Estos lugares eran memoriales, es decir, lugar y circunstancias de la acción especial de Dios en los hombres. Recuérdese, por ejemplo, que cuentan del padre de Orígenes que solía besar el pecho de su hijo bautizado para venerar la presencia del Espíritu Santo.

Más tarde se erigían altares y capillas y hasta basílicas sobre o cerca de las tumbas de los mártires y santos como las basílicas de San Pedro y de San Pablo fuera le muri en Roma. En el siglo V conocemos el dato que a veces no se podía erigir la iglesia en el lugar mismo sino en otro lugar más apto. Se comenzó a trasladar las reliquias del santo a esta iglesia y se las colocaba en una cripta debajo del altar mayor.

No es nada más que una consecuencia lógica que también otras iglesias quisieran tener estos signos de estar unidas a la fe de los mártires y de los santos. Se desarrolló la costumbre de compartir con las comunidades que no tenían tumbas de los santos enviándoles algunas reliquias. Estas fueron encerradas en la piedra o la madera del alter mayor.

Hoy en día el ritual prevé que el altar es consagrado por el obispo. Y en el lugar donde sobre el altar descansan generalmente los signos eucarísticos del cuerpo y la sangre de Cristo se ha abre una cavidad donde el obispo deposita las reliquias que luego son cubiertas con una piedra lisa de manera que forma un nivel plano con la mesa del altar. Esta piedra es fijada con argamasa.

Todas las iglesias consagradas cuentan con reliquias en el altar mayor.

Para terminar queremos citar un pasaje de San Gregorio de Nisa que, luego de ponderar la hermosura de los templos erigidos en honor de lo santos, escribe: ‘ El creyente se acerca al sepulcro en la firme convicción que tocarlo ya es una santificación y una bendición. Si se le permite llevarse algo del polvo acumulado en el lugar de descanso del mártir , lo considera como un gran regalo. Y cuando se permite tocar las reliquias mismas, si esto fuera alguna vez posible para nuestra felicidad, sólo los que lo han experimentado saben cuánto hay que anhelarlo y cuán preciosa recompensa es para aquel que ora’ (PG 46, 740).

Y para nuestros hermanos evangélicos que con tan temerariamente aplican la prohibición del Antiguo Testamento de la adoración de estatuas de dioses falsos a la veneración de los mártires y santos – hasta podríamos hablar de una calumnia y falso testimonio – les ofrecemos lo que escribió San Jerónimo ya en el siglo 4: ‘Nosotros no adoramos preocupados por no inclinarnos antes la creatura y no ante el Creador sino veneramos las reliquias de los mártires para así adorar más y mejor a Aquel de quien son testigos’ (Ad Riparium, PL 22, 907).

Nota: Mártir significa ‘testigo’

P. Daniel Cima, IVE

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