reiki

¿Qué es Reiki?

Pregunta:

A quien corresponda: Les escribo para solicitarles información acerca de reiki. Esta práctica, ¿está permitida para los católicos apostólicos romanos? ¿Es verdad que es una práctica de la New Age o Nueva Era? Por favor, es importante que reciba esta información lo antes posible. Desde ya, les agradezco.

Respuesta:

Por lo que entiendo, el Reiki es una pretendida técnica de ‘terapia alternativa’. Según algunos de sus adeptos (puede usted encontrar esta información navegando en Internet) ‘Reiki’ es una palabra japonesa que quiere decir ‘Vida-Fuerza-Energía Universal’. La partícula Ki es la misma que la palabra china ‘Chi’ o ‘Qi’ con la cual se designaría la energía que subyace a todas las cosas. Es, pues, un sistema para canalizar terapéuticamente la energía. El fundador o descubridor es Mikao Usui, en Japón, a fines del 1800.

Es, como muchas de las llamadas ‘terapias alternativas’ una mezcla de control mental, curanderismo y falsa mística orientalizante. Leyendo algunas páginas de Internet que hacen la presentación y propaganda de esta técnica, se puede entender que parte de principios panteístas (todo es energía, es decir, materia, fluido universal) e idealistas (uno de sus cultores explica: ‘nosotros creamos nuestra propia realidad desde nuestro pensamiento y por los pensamientos que compartimos entre nosotros cada día’). También pretende hundir sus raíces en la antigua mística china y reivindica parentesco o semejanza con el budismo.

Supone que mediante la imposición de manos de un ‘curador’ hace pasar el fluido de energía al enfermo. Esta energía es ‘inteligente en sí’ y sabe qué hacer, dónde ir y qué curar. Con esta técnica se explicaría, según sus adeptos, todo tipo de enfermedades (especialmente aquellas de las que aún no se ha encontrado la causa) e incluso los milagros.

Se emparienta con la creencia de la New Age en las técnicas de ‘vibración’.

Han dicho: ‘Reiki es también una puerta que destella puro amor en el universo. Es este amor el que nos permite trascender nuestras heridas y nos ayuda a recordar nuestra naturaleza’. Se pueden percibir ciertos aspectos gnósticos: un universo de pura energía, un dominio general del pensamiento sobre la materia.

Aprovecha, en cierta manera, la fascinación por el misterio propia de todo ser humano, deformada por el desencanto religioso que se vive en muchas partes del mundo en nuestros días y por la falta de formación religiosa seria. Ofrece una ‘mélange’ de conocimientos seudocientíficos, de aparente ‘mística oriental’; y en el fondo propone una vuelta al curanderismo disfrazado de gurú y a la tentación de la magia.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

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