magia negra

¿Se sigue practicando hoy día la llamada magia negra?

Pregunta:

¿Se sigue practicando hoy día la llamada magia negra?

 

Respuesta:

A su pregunta puedo contestar con cierta actualidad mediante la siguiente noticia aparecida en el informativo Zenit (el 28 de junio de 1999): ‘Italia: aumentan los jóvenes que creen en magos y astrología’. Son el doble respecto a las personas de más de 50 años.

Según el sociólogo Enzo Pace en un ensayo-encuesta sobre jóvenes de nuestro tiempo publicado recientemente (‘La generación invisible’, Ediciones ‘Il sole 24 ore’), los jóvenes italianos de menos de treinta años creen en la astrología, en la cartomancia, en el poder de los magos y en el esoterismo en general, en un porcentaje doble respecto a la generación que tiene más de cincuenta años.

En la astrología cree el 38,8% de los jóvenes contra el 22% de los que tienen más de 50 años. En la cartomancia, el 22% de los jóvenes contra el 13% de los mayores. En el poder de los magos, el 12,4% de los hijos contra el 7% de los padres. Las cifras, tomadas de una investigación del sociólogo Vincenzo Cesareo, testimonian una fe en el esoterismo redoblada entre una generación y la siguiente.

Culturalmente es casi una mutación. ¿Cómo explicar este ascenso? Cecilia Gatto, antropóloga y estudiosa del mundo juvenil, dice que el éxito actual del esoterismo y el ‘New Age’ es ‘el resultado de una larga oleada de desacralización de la vida privada y colectiva que tiene sus raíces ya en la mitad del siglo pasado. Han surgido el ateísmo marxista y el anticlericalismo masón. En las escuelas, la enseñanza, durante decenios, ha estado marcada por un ‘espiritualismo’ contrapuesto a la cultura cristiana. Mazzini creía en la reencarnación, Garibaldi era masón, D’Azeglio y Cavour practicaban el espiritismo. Fenómenos de élite que lentamente capturan a las clases superiores’.

Sin embargo, hoy este espiritualismo se ha convertido en un fenómeno de masas. ‘El momento del cambio es el 68 -explica la antropóloga-, como portador de una cultura que se propone abatir toda norma y toda forma estructurada de conocimiento. En el vacío de la demolición realizada en el 68, toman pie estas creencias ajenas a nuestra tradición’. ‘Los jóvenes -añade- no saben nada de esta historia que tienen detrás. Pero creciendo en una cultura que implícita o explícitamente descalifica al cristianismo, como no pueden vivir sin creer en algo se precipitan en el esoterismo. Es un hecho humano. Si no se acepta la Providencia para explicar el misterio de la vida, hace falta recurrir a otra cosa cualquiera’.

En el ensayo de Pace se habla de que el cristianismo no es rechazado pero sólo se acepta una parte que se mezcla con otras doctrinas. ‘No me parece un hecho positivo -comenta Cecilia Gatto-. Significa que estos jóvenes que ‘mezclan’ las creencias no saben ni siquiera qué es el cristianismo. El cristianismo es un hecho, es Dios que se ha hecho hombre: o lo aceptas o no. No puedes tomar una parte y dejar otra. Yo veo una gran confusión en estos chicos. Una confusión subterráneamente realizada por la operación masónica de afirmar la existencia de un cristianismo ‘secreto’, para iniciados, de un gnosticismo que en el caos e este momento cultural acaba por alinearse al ‘séptimo evangelio’ de la ‘New Age’. Conozco a chicos que sostienen que Cristo, Mahoma y Buda son a fin de cuentas la misma cosa; y no saben bien quién sea cada uno de los tres’.

El ensayo habla de una ‘caída del estatuto de verdad’. De hecho, sólo 8 jóvenes sobre 100 creen que ‘la religión verdadera es una sola’. ‘Yo llamaría a estos chicos -comenta la antropóloga- ‘nómadas espirituales’. Se adhieren a un grupo budista, están tres años, ven que no resuelven sus problemas existenciales y se pasan a los esteinerianos y luego quizá a los Hare Krishna. No es que no busquen verdades absolutas. Es que no las encuentran’.

Sobre el más allá, un joven sobre diez en Italia cree en la reencarnación. ¿Cómo se explica este éxito? ‘A diferencia de la cultura oriental -responde Cecilia Gatto- donde la reencarnación es expiación, purgatorio, para los jóvenes occidentales esta perspectiva asume una valencia materialista. En esta vida soy desafortunado, pero en la próxima… La trascendencia no existe, existe el ‘aquí y ahora’ o, al máximo, en la vida venidera’.

¿Los esoterismos son una respuesta a las dificultades, al dolor? ‘En mi experiencia -explica la antropóloga- el momento del drama coincide a menudo con el retorno a la Iglesia, el único lugar en el que se encuentra solidaridad. Porque un dato común a las diversas corrientes del ‘New Age’ es el mito de la autorrealización, del contar sólo consigo mismo. El sacerdote, en cambio, sigue siendo el único que, cuando no puedes más, es capaz de decirte: tu dolor es mi dolor’ (Cf. Zenit, 28 de agosto de 1999).

P. Miguel A. Fuentes, IVE

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