Pregunta:
Estimado hermano en Cristo: Hojeando un viejo tratado de religión, leí un acápite que decía que muchas sectas o ‘iglesias’ creen que el versículo 18 y 19 del capítulo 16 del Evangelio de Mateo fue un añadido posterior para justificar el poder del Papa y la Iglesia Católica. ¿Qué tanto de cierto hay en ello? ¿Es parte del manuscrito original, así aparece en la Vulgata? ¿Pudo haber alguna modificación en alguno de los evangelios y justo en este en especial? Paz y Bien
Respuesta:
Estimado:
Le transcribo lo que señalan Leal, Del Paramo y Alonso, en su Comentario a este pasaje (cf. La Sagrada Escritura, Texto y Comentario por profesores de la Compañía de Jesús, BAC, 1964, tomo I, pp. 183-184): Algunos afirman que los versículos 17-19 han sido interpolados en el evangelio, a fines del siglo II, o hacia los años 110.120, o en tiempo de Adriano (117-138), en la Iglesia romana. Harnack cree que sólo han sido interpoladas las palabras ‘y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’. El texto original diría: ‘Y las puertas del hades no te vencerán’, por cuyas palabras se prometería a Pedro la inmortalidad. Estas afirmaciones están en contra de todos los códices y versiones antiquísimas, de los autores más antiguos de la cristiandad, que unánimente leen el texto como lo ha leído siempre la Iglesia. Finalmente, el color semítico marcadísimo que tienen estos versículos no pudo tener un origen romano, como afirman estos críticos.
Otros autores no tienen dificultad en admitir que efectivamente estas palabras las escribió San Mateo, pero no las dijo Cristo. Reflejan el concepto que ya la Iglesia primitiva de Jerusalén se formó de San Pedro y de su relación con la Iglesia. Efectivamente, Pedro, como primer vidente de Cristo resucitado (1 Cor 15,5) y como primer predicador de la resurrección (Act 2,14ss), tuvo ya desde un principio en la mente de los primeros cristianos un lugar privilegiado y fue considerado como el jefe de toda la comunidad. Esta concepción la dejó plasmada San Mateo, poniendo en boca de Cristo las palabras dirigidas a San Pedro en esta sección.
Esta teoría, que, como se ve, deja en mal lugar la probidad y fidelidad histórica de San Mateo, se funda en principios apriorísticos y en hipótesis arbitrarias, como es, principalmente, el suponer gratuitamente una evolución de los hechos y palabras de Cristo en el término de unos pocos años, es decir, cuando aún vivían testigos oculares de los acontecimientos. Supone además, falsamente, que el origen y el progreso de la religión y doctrina cristiana estuvo al arbitrio de la fantasía popular, y, finalmente, echa por tierra el verdadero concepto y valor de la tradición apostólica’.
Vea para ampliar: Pedro y el papado: ¿cómo sabemos que Pedro fue el primer papa?
P. Miguel A. Fuentes, IVE