Access Consciousness

«Access Consciousness», inquietante técnica de manipulación mental y estafa económica de la New Age

¿Qué es eso de la Access Consciousness, que también llaman Access Bars?

 

Cada vez se difunde más en los países iberoamericanos una nueva técnica de crecimiento personal llamada Access Consciousness, a través de los conocidos como “cursos de barras”. Lo que parece una simple terapia que mejora la propia vida esconde una propuesta mágica de la Nueva Era con raíces en la Cienciología y con el fin de descubrir la divinidad del hombre al margen de Dios, tal y como explicó Luis Santamaría en la web Portaluz.

Recientemente, el diario argentino La Nación publicó un reportaje sobre algo llamado “Access Consciousness” o también “Access Bars”. Tratándose de un tema desconocido para la mayor parte de la población, queda claro que el propósito del artículo es propagandístico, ya que no sólo atrae el título a los lectores –“¿Cómo es la terapia ‘superadora’ del mindfulness?”–, sino que se habla del invento como “la disciplina más novedosa dentro del amplísimo abanico de las terapias alternativas relacionadas con el bienestar”.

¿Terapia para incautos?

Estamos hablando de una pseudoterapia que podemos incluir en el conglomerado de la Nueva Era (New Age). Como explica el reportaje de La Nación, “básicamente se trata de presionar 32 puntos en la cabeza para permitir que la energía fluya por todo el cuerpo”. Encontramos, pues, un término fundamental en el esoterismo contemporáneo: “energía”. Lo mismo que en otras muchas propuestas pseudoterapéuticas, que mezclan hábilmente cuestiones físicas, mentales y espirituales.

Porque, como afirma sin tapujos en el artículo una coach y facilitadora de Access Bars, “todos tenemos pensamientos y emociones que nos condicionan y si no se liberan no te permiten avanzar”.

Las sesiones consisten, entonces, en ejercer presión sobre esos puntos de la cabeza para equilibrarlos y liberarlos, de forma que se crean “barras energéticas que permiten hacer fluir la energía”. Un discurso que recuerda mucho a otras técnicas de la Nueva Era como el alineado de chakras, la presión sobre puntos energéticos en la acupuntura o la sanación propia del reiki.

Un problema añadido, y que confunde mucho más a la gente, es que algunas personas que practican Access Bars son profesionales –del campo de la salud mental, sobre todo–, y los que se acercan a ellos se fían de su capacitación académica y técnica.

Por ejemplo, en el reportaje argentino una psicóloga asegura que al presionar las zonas apropiadas de la cabeza “te das cuenta que estás en el punto porque al posar la yema ahí la energía fluye”. Un discurso convincente para muchos incautos.

Además de las sesiones “prácticas” –por ejemplo, el reportaje de La Nación indica como apropiadas un mínimo de ocho sesiones de 60 a 90 minutos de duración cada una, con el importante desembolso económico que significa–, hay cursos teóricos de Access Consciousness, clases intensivas y hasta un entrenamiento avanzado para los que deseen profundizar y dedicarse a ello. Como siempre, con un ascenso a través de grados: Barras, Fundamentos, Nivel 1, Nivel 2, Nivel 3 y ESB (Síntesis Energética del Ser). Todo esto, en más de 40 países.

Pretenden “resetear la mente”

Los practicantes de Access Bars no sólo intentan validarla como terapia alternativa o complementaria a los tratamientos médicos convencionales –algo que, por sí mismo, ya constituye un riesgo importante para la salud personal–, sino que dan un paso más al considerar la influencia de su técnica sobre el mundo interior del individuo que se somete a ella. La facilitadora entrevistada por La Nación asegura que “el access bars descondiciona la mente y ayuda a crear una realidad distinta”. Más aún, señala que: “Al activarse la barra, es como si se reseteara la mente”.

Por lo tanto, encontramos un recurso muy atractivo para las personas que tengan un perfil claro de líder sectario, de manera que pueden influir de forma muy sutil sobre sus adeptos a través de una técnica que tiene el objetivo de cambiar la realidad de la persona haciéndole ver que no es ella misma, que debe liberarse de patrones y creencias limitantes.

Con la excusa de la liberación, acaba separándose a la víctima de su familia y su forma de vivir para inculcarle una nueva cosmovisión, sin que haya sido consciente de este cambio y sin que haya dado un consentimiento libre y expreso.

Esto no es una posibilidad teórica, sino una realidad. Diversos ex adeptos han contado lo que han vivido en los cursos de Access Consciousness.

En 2017, Jane contaba a RT: “La gente cree que es libre, pero mentalmente no lo es”, ya que “no es como cualquier otra ‘secta’, sino control mental, mucho control mental, muy ‘Haz como te digo aunque no te lo diga’”. De forma que al final “estás atrapado y tienes miedo de decir cualquier cosa que se vea como un juicio de Access”.

¿Cuál es el origen?

En todos estos temas es fundamental saber quién está detrás, quién inventó la técnica y desde qué presupuestos teóricos y prácticos. En este caso, Access Bars fue creada por Gary M. Douglas, a quien La Nación define como “un gurú norteamericano de la transformación personal”. Esto es como no haber dicho nada, ya que son miles los personajes que se mueven en este campo en todo el mundo, y en muchas ocasiones no son nada recomendables.

La publicidad de los cursos de Access Consciousness presenta un relato bonito de cómo Douglas “hace más de veinte años llegó a un punto en su vida donde trataba de darle sentido y hacía lo que se suponía que le traería felicidad. Sabía que había más en la vida de lo que veía, entonces comenzó a hacerle preguntas al universo”. Así fue como descubrió su método en torno a la “energía”.

Sin embargo, las biografías oficiales del gurú no explican la clave principal: Gary Douglas fue miembro de la Iglesia de Cienciología (Scientology), el Movimiento del Potencial Humano por excelencia. De ella tomó varios elementos doctrinales, que mezcló posteriormente con lo que “aprendió” en sus experiencias de “canalización”, cuando a través de su cuerpo se habrían manifestado, según su propio testimonio, Rasputin y otros personajes, extraterrestres incluidos.

Por eso no debe extrañar que en las enseñanzas más internas de este grupo se llegue a explicar que los que practican Access Consciousness no son realmente seres humanos, sino “humanoides” que escogieron desde otra realidad tanto el momento de su concepción como quiénes serían sus padres humanos, y vuelven una y otra vez a la Tierra hasta que llegan a la plena comprensión de “la grandeza de la encarnación”.

¿Y cuál es su fin?

Hemos visto antes cómo la finalidad de esta técnica es cambiar la propia vida, con una supuesta liberación de todo lo que a la persona no le deja ser ella misma. Sin embargo, los planteamientos de Access Consciousness son más radicales en lo que ofrecen a sus potenciales clientes, ya que la liberación a lograr no se trata de una idea difusa, sino de una meta concreta. En efecto: “El trayecto a SER el Ser Infinito que en verdad eres”, como se puede leer en un folleto informativo de Dain Heer, uno de sus referentes mundiales.

En uno de sus libros (Siendo Tú, Cambiando el Mundo), Heer se dirige así al lector: “Todo lo que tú pensaste que eras tú, no es suficiente. Tú eres mucho más grandioso que cualquier cosa que tú pudieras pensar. Tú eres una energía de Ser que nunca antes se ha visto. Ahora es el tiempo de Serlo, de encarnarlo e incorporarlo, recibir las posibilidades que van más allá de esta realidad”.

Con un discurso que ensalza el empoderamiento y la autorrealización –tan de moda hoy en el ámbito de la autoayuda y la psicología positiva–, se está deslizando un método del potencial humano: toda persona tiene capacidades infinitas sin explotar, y esta técnica en concreto es capaz de desplegar esas potencialidades, llegando a una divinización del hombre.

Aplicando Access Bars, según la publicidad de sus cursos, descubres “que tú sabes, que tú eres el creador de tu vida y tu vivir”, y del conocimiento puedes pasar a la capacidad de transformar la realidad: “En esta clase, él (Dain Heer) te da acceso a herramientas reales, pragmáticas y dinámicas, a la consciencia energética para crear la vida que tú en verdad quieres tener y el mundo en el que en verdad tú quieres vivir”.

Un anzuelo muy apetecible… pero irreal. El ser humano no es creador de la realidad, ni puede transformar mágicamente las cosas que le rodean. Porque de eso estamos hablando: de una técnica que promete acabar por arte de magia con todo lo negativo que esté viviendo una persona, solucionando sus problemas y abriéndolo a una nueva realidad deseada. Pero la realidad no es así y no funciona con magia.

La trampa de la auto divinización

La terapia Access Consciousness se aprovecha del anhelo de todo hombre de un mundo mejor y del deseo de bienestar personal… pero también de la búsqueda de trascendencia. Atención a esto que puede leerse en su publicidad: “¿Estás siempre preguntando por más, y buscando ese ‘algo’ que todos sabemos es posible?”. Lo que podría identificarse con la búsqueda de Dios. Pero el paso siguiente no es el de encontrarse con Él, sino el de identificarse con lo divino: “¿Y si ese ‘algo’ eres tú? ¿Y si Tú, Siendo Tú, es todo lo que se necesita para cambiarlo todo: Tu vida, la de todos a tu alrededor, y al mundo?”.

Una vez más, nos encontramos ante un Movimiento del Potencial Humano que no sólo puede victimizar a quienes caigan en sus redes haciéndolos clientes de una estafa económica, sino que los puede convertir en esclavos de un grupo o de un líder sin escrúpulos –algo cada vez más frecuente en la galaxia New Age– y, desde el punto de vista espiritual, alejarlos del encuentro con Dios y del compromiso con los demás, dejándolos más vulnerables a un pensamiento esotérico y mágico en el que es más fácil la acción devastadora del demonio.

(Publicado originariamente en ReL el 30 de agosto de 2020, a partir del artículo de Portaluz ).

aromaterapia

¿Puede un católico someterse a tratamientos de ‘aromaterapia’?

Pregunta:

Estimado señor:
La  inquietud que me lleva a consultarle es la siguiente : Debido a mis enfermedades, por los cuales he pasado por diferentes especialistas médicos, se me ofrece la ocasión de ser tratada por un orientador que me ofrece un tratamiento de aromaterapia.
Mi consulta es si puedo, como católica respetuosa de la ley de Dios, someterme a este tratamiento.
Quedaré muy agradecida de su respuesta, atentamente. ME

Respuesta:

Estimada: Yo no soy especialista en este tema, pero le reproduzco a continuación el artículo que ha publicado recientemente la asociación Farmaciencia en su blog, con el fin de la divulgación científica frente al auge de las pseudoterapias. Está firmado por Roi Cal Seijas, licenciado en Farmacia. El mismo aparece también publicado en el Boletín Monográfico de InfoRIES nº 534, dedicado a PSEUDOTERAPIAS Y PSEUDOCIENCIAS.

Entendemos por aromaterapia la disciplina que usa los aceites esenciales extraídos de ciertas especies vegetales para mejorar el bienestar físico o mental y que se fundamenta en los efectos producidos por los aromas en el organismo. Esta terapia (o pseudoterapia, ya veremos…) tiene su origen en 1935 de mano del químico francés René-Maurice Gattefosé, aunque el uso de los aceites esenciales y de los aromas para tratar enfermedades es muy anterior.

En aromaterapia el aceite esencial es administrado por vía inhalatoria, bien de forma directa con difusores/evaporadores o bien en forma de masaje aromaterapéutico, baños aromáticos, cataplasmas, etc. Los olores están compuestos por moléculas volátiles que pueden interaccionar con los receptores de las células olfativas y generar una respuesta. Un aceite esencial o aceite volátil es una mezcla de diversas sustancias químicas (hidrocarburos, alcoholes, ácidos, ésteres, aldehídos, cetonas, enoles y compuestos sulfurados o nitrogenados), extraídas de una fuente vegetal mediante destilación en vapor de agua. Cada aceite esencial es característico de una especie vegetal (o animal, en caso del almizcle) y posee una composición única que le otorga su olor y sabor característico. El uso de aceites esenciales está muy extendido en la elaboración de productos cosméticos por su agradable olor, aunque también se emplean en industria alimentaria para mejorar el sabor.

Algunos aceites esenciales que empleamos de forma habitual no pueden ser considerados aromaterapia: el popular bálsamo Vicks Vaporub combina diferentes esencias (menta, eucalipto, trementina…) con una acción balsámica-expectorante útil en resfriados, el aceite de árbol del té aplicado de forma tópica tienen acción bactericida/antifúngica, las esencias con mentol o alcanfor añaden a pomadas antiinflamatorias por su acción rubefaciente, etc.

Evidencia científica en aromaterapia

A pesar de que el uso de la aromaterapia está bastante extendido no encontraremos evidencia científica sólida que respalde ninguna de las indicaciones en las que se está empleando. Ciertamente hay mucha literatura y estudio publicados, sin embargo las revisiones más rigurosas siempre concluyen igual: “Baja calidad, tamaño de muestra insuficiente, no se pueden sacar conclusiones, se necesitan más estudios…”. Veamos algunos ejemplos:

1.- Aromaterapia para el tratamiento del dolor durante el trabajo de parto.

2.- Aromaterapia y masaje para el alivio de síntomas en pacientes con cáncer.

3.- Aromaterapia para la promoción de la relajación y el sueño, el alivio del dolor y la reducción de los síntomas depresivos en pacientes con demencia.

4.- Aromaterapia para el tratamiento de las náuseas y los vómitos posoperatorios.

Uno de los estudios más numerosos fue publicado en el año 2000, en él se incluyeron seis estudios en los que se evaluaba la utilidad de la aromaterapia en el tratamiento o prevención de la ansiedad, aplicada mediante masaje aromaterapeútico. Si bien en un principio estos estudios parecían indicar que el masaje de aromaterapia poseía un ligero y breve efecto ansiolítico, los autores concluyeron que la investigación realizada no fuera lo suficientemente rigurosa como para probar la eficacia de la aromaterapia en el tratamiento de la ansiedad.

La dificultad principal en el estudio de la aromaterapia por inhalación es el diseño de un ensayo clínico doble ciego controlado con placebo. Para que los resultados sean confiables se debe ocultar la verdad tanto a los participantes como a los investigadores, algo complicado porque ambos son conscientes del aroma que perciben. Por otra parte, es imposible distinguir si el efecto relajante o la disminución de la ansiedad se debe a la presencia de alguna molécula concreta en la esencia que interacciona con nuestro organismo o al simple hecho de percibir un aroma agradable.

Sí existe una evidencia científica convincente para algunos compuestos presentes en los aceites esenciales cuando éstos se administran por otras vías como la oral, tópica o pulmonar. Algunos aceites esenciales ricos en terpenos son beneficiosos cuando se emplean por vía oral en catarros, bronquitis agudas o sinusitis. El aceite del árbol de té, de la planta Melaleuca alternifolia, posee propiedades antibacterianas y antimicóticas. Sin embargo, insistimos que no todo uso de aceites esenciales debe ser considerado aromaterapia.

Productos basados en la aromaterapia

Uno de los principales fabricantes de aromaterapia en nuestro país en Pranarom, famosos por acuñar el término “aromaterapia científica”. Si revisamos su vademécum de aromaterapia nos encontraremos con productos e indicaciones como éstas:

Abeto negro (Picea mariana): cansancio que se manifiesta a primeras horas de la mañana. Mandarina (Citrus reticulata): para un momento de relajación. Mandravasarotra (Cinnamosma fragrans): para reforzar las defensas inmunitarias. Canela de China (Cinnamomum cassia): afrodisíaco. Naranjo amargo (Citrus aurantium ssp): para una vuelta al trabajo sin estrés ni angustia. Yuzu (Citrus junos): obtendrás un gran momento de calma, paz y serenidad en este mundo tan estresante. Pachuli (Pogostemon cablin): mejora de la circulación linfática y venosa.

No se ha encontrado una evidencia científica sólida que respalde estos productos para estas indicaciones concretas. El término aromaterapia científica está completamente injustificado y parece corresponder más a un concepto de marketing o publicitario que a una realidad. Estos productos a base de diversos aceites esenciales y las propiedades que les atribuyen se sustentan más en un uso tradicional que en evidencias científicas.

Los efectos secundarios de la aromaterapia administrada por vía inhalatoria son escasos y leves, principalmente consisten en nauseas, mareos o dolor de cabeza. Por vía oral los aceites esenciales han de manejarse con cuidado ya que algunos poseen una toxicidad importante. Especial precaución debería tenerse en niños y embarazadas, en la que esta vía está desaconsejada. Como cualquier otro producto de fitoterapia habrá que tener en cuenta dosis, interacciones, precauciones y contraindicaciones. Por vía tópica también pueden causar irritación y problemas cutáneos especialmente en personas susceptibles (psoriasis, atopía…).

Conclusiones

La aromaterapia, entendida como la utilización de aceites esenciales por vía olfativa para provocar una respuesta en el organismo a través de la interacción con receptores olfativos, es claramente una pseudoterapia que carece de aval científico. Los profesionales sanitarios (médicos, farmacéuticos, enfermeros…) deberían abstenerse de recomendar este tipo de productos. Los colegios profesionales deberían abstenerse de acoger cursos sobre aromaterapia por razones deontológicas.

Algunos aceites esenciales contienen moléculas biológicamente activas que pueden resultar eficaces y poseer utilidad terapéutica en ciertas indicaciones. Para que un aceite esencial sea eficaz debe emplearse una vía de administración convencional como para el resto de fármacos (oral, pulmonar, tópica…). La recomendación de un aceite esencial debe hacerse en base a pruebas científicas y no apoyándose en el uso tradicional. Deberá prestarse mucha atención a la toxicidad y a las contraindicaciones y advertir a los pacientes que “natural” no es sinónimo de inocuo.

biomagnetismo

¿Es pecado someterse a una sesión de biomagnetismo?

Pregunta:

¿Es pecado someterse a una sesiòn de biomagnetismo?

Respuesta:

Estimada Jimena:

En este tipo de cuestiones se especializa la página Infories: http://info-ries.blogspot.com.ar. Le transcribo debajo dos artículos aparecidos allí.

  1. Biomagnetismo o magnetoterapia, el regreso de un viejo fraude (Infories, 181, año 2010)

FUENTE: Nueva Era vs. Buena Nueva

Reproducimos a continuación un reciente artículo publicado en el blog Nueva Era vs. Buena Nueva, administrado por el experto mexicano Jaime Duarte Mtz., y que a su vez es un extracto de su obra Nueva Era vs. Buena Nueva, en las pp. 271-272 y 355-356. El autor ha sido investigador, analista y asesor socio-político en diversas instituciones públicas (Cámara de Diputados Edomex., Senado de la República) y organizaciones privadas (COPARMEX, Consejo Coordinador Empresarial, Centro de Estudios Políticos y Sociales). Es licenciado en Relaciones Internacionales (ENEP-UNAM). Maestro en Ingeniería en Imagen Pública por el Colegio de Consultores en Imagen Pública (CCIP). Profesor de Opinión Pública (CCIP), Consultor en Imagen Pública de SIGNUMS y hoy Presidente de la Asociación Mexicana de Consultores en Imagen Pública (AMCIP). Miembro del Regnum Christi, predicador católico y Misionero de la Sangre del Cordero, es también miembro del Consejo de Analistas Católicos de México (CACM).

También llamado magnetismo en el mundo de la medicina alternativa, es, explican, “el tratamiento de enfermedades mediante el uso de campos magnéticos. Estos campos magnéticos pueden ser producidos por imanes permanentes o electroimanes, los cuales pueden tener un campo magnético variable. El término magnetos e imanes se usa de forma indistinta”. La técnica consiste en pasar imanes por todo el cuerpo, por uno de los miembros, o bien, colocarlos temporalmente a modo de muñequeras, rodilleras, cinturones o cintas para la cabeza.

Su origen data del siglo XVIII cuando el médico alemán Franz Anton Mesmer empezó a difundir su doctrina del “magnetismo animal”. Creía que existía una energía general y común a todos los seres vivos. Según él, “el hombre está unido al universo mediante un flujo que actúa como lo hace el magnetismo entre dos masas metálicas. Las enfermedades serían resultado de una mala repartición o del debilitamiento de dicho fluido.

De la misma manera que puede imantarse un cuerpo metálico frotándolo con un imán, Mesmer pensó que era posible ‘energetizar’ al individuo sumergiéndolo en un baño energético universal. Al principio recurrió a imanes que pasaba sobre el cuerpo del paciente para su ‘reenergetización’, efectuando así pases doblemente mágicos. Pero se dio cuenta de que los imanes no desempeñaban más que un papel ilusorio”. Luego, “magnetizó” el agua de un estanque y, después, lo sustituyó por una cubeta. La Facultad de Medicina investigó la técnica y la prohibió. Posteriormente, el electricista Kirlian (1950) y el profesor Rocard (1960), continuaron por separado con esa tesis de Mesmer; este último admitió –como buen científico– que no era posible sacar una conclusión definitiva sobre el uso de los imanes en medicina.

Según la definición de Littré, “es un procedimiento mediante el cual se puede llegar a provocar en el cuerpo humano una serie de manifestaciones equiparables a las que tiene un imán”. El magnetismo es base esencial de varias terapias alternativas, inspiradas igualmente en la noción de la “energía” del hinduismo. Entre éstas: magnoterapia, masoterapia, biomagnetismo, terapia pránica, digitopuntura, etc.

Fue Friederich (Franz) Anton Mesmer (1733-1815), médico alemán, el creador de la teoría ocultista del “magnetismo animal” (pronunciada dos siglos atrás por Paracelso). “Sostuvo que en todo cuerpo viviente existe un ‘fluido magnético’ en el cual circula una fuerza especial animando al mundo orgánico como al inorgánico”; se trataba de un “campo de energía magnética invisible que rodea a la persona”. Creía que las personas dotadas de un poderoso espíritu vital (“magnetismo animal”) podían ayudar a los necesitados utilizando la imposición de manos a fin de que las ondas emanaran de sus dedos. Asimismo, “trató de relacionar la astrología con la medicina y practicó el hipnotismo como medida terapéutica. Parece documentado que mantenía con cierta regularidad reuniones espiritistas”. Su tesis es similar a la de Reich, sobre la “energía orgón”.

Pero los análisis científicos de sus tesis realizados por la Academia francesa de Medicina resultaron muy negativos, forzándolo a retirarse de la vida pública (incluso fue desterrado del país). Formó discípulos en Francia que fundaron la Sociedad de la Armonía Universal en 1872.

El 4 de agosto de 1956, la Sagrada Congregación del Santo Oficio (hoy Doctrina de la Fe), dirigió una carta a todos los obispos sobre la licitud o ilicitud del magnetismo. En ésta, les encargaba la vigilancia acerca de los abusos en las prácticas del mismo y de las supersticiones mezcladas frecuentemente con ellas, muchas de las cuales, especialmente la pretendida evocación de los espíritus, son las mismas en las que incurren los espiritistas.

Por tanto, descarte la pretendida curación con imanes y manos de chamanes o terapeutas; no funciona, y si ocurriese, ¡cuidado!, porque no viene de Dios sino del Maligno que simula efectuar milagros fugaces para extender su obra. Ahora bien, Dios Uno y Trino, en su infinita bondad y misericordia, puede usarnos como instrumentos para sanaciones de enfermos mediante la “imposición de manos”, pero es algo que debe hacerse poniendo a Cristo primero, con fe en su bondad y poder, y estar apoyado con oraciones de intercesión. Pidamos que siempre sea Él quien cure y se haga su santísima Voluntad en el enfermo (“Señor, si quieres, puedes curarme”; Marcos 1, 40-45). Nosotros, por sí, no tenemos ese poder para hacerlo, ni mucho menos las piedras (litoterapia, gemoterapia) e imanes, ¡recuérdelo!

  1. Médicos alertan del riesgo de usar terapias como el biomagnetismo (Infories, n. 436; año 2016)

FUENTE: La Vanguardia

Miembros de la Unidad Celiaca del Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida han alertado el pasado 13 de junio de que en los últimos meses han detectado un aumento del número de pacientes con la enfermedad celiaca que han experimentado un empeoramiento clínico. Según los médicos, estaría relacionado con la utilización de terapias alternativas, como podría ser el biomagnetismo, que es una terapia con imanes. El boca oreja habría hecho circular el rumor falso que con este tratamiento un celiaco se puede curar y quienes lo prueban vuelven a comer con gluten. Por eso, se insiste que el único que puede combatir la enfermedad es una dieta sin gluten.

Según leemos en La Vanguardia, los médicos de Arnau de Vilanova empezaron a detectar casos de personas con la enfermedad celiaca que estaban teniendo problemas raíz de esta terapia alternativa a partir de mediados de febrero, cuando ya hacía tres o cuatro meses que la gente preguntaba sobre ésta. La pediatra y gastroenteróloga de la Unidad de Celiaquía, Neus Pociello, ha explicado que el “boca oreja” ha extendido erróneamente que este tratamiento con imanes, conocido como biomagnetismo, permitiría a los enfermos volver a comer alimentos con gluten.

Según Pociello, la terapia en si no provoca ningún mal al organismo, pero sí que es nocivo el hecho de volver a comer con gluten. En este sentido, ha alertado que quien se hace el tratamiento no siempre se empieza a encontrar mal después de volver a ingerir gluten, sino que los efectos se pueden empezar a notar transcurrido un tiempo.

Los médicos han puesto al corriente de esta situación tanto a la Administración, como la dirección del centro hospitalario, para que adopten las medidas que crean oportunas para frenar esta mala praxis. De momento, tienen controlados unos diez casos de pacientes menores de 12 años, del área de pediatría, pero también hay varios de adultos, uno de los que requirió, incluso, ingreso hospitalario. Todos los casos han sido relacionados con el Arnau de Vilanova y se desconoce si la práctica está extendida en toda Cataluña. Se desconoce quién lleva a cabo esta terapia y si hay un centro específico que se dedica, pero desde la unidad han remarcado sobre todo que se los consulte antes de tomar ninguna decisión, ya que el único tratamiento comprobado y con evidencia científica para la enfermedad celiaca es la dieta sin gluten. Los síntomas de la enfermedad celíaca son muy variados, desde digestivos, como diarrea, estreñimiento, vómitos, distensión abdominal y pérdida de peso, hasta anemia, irritabilidad, cansancio u osteoporosis.

Con mi bendición.

En Cristo y María

P. Miguel A. Fuentes, IVE.

macrobiótica

¿Qué es la macrobiótica?

Pregunta:

Padre: Por una enfermedad que vengo arrastrando hace varios años, me han recomendado la macrobiótica, pero me suena a algo New Age, aunque no estoy seguro. ¿Qué me puede decir al respecto?

 Respuesta:

Juan:

 Le respondo con un artículo aparecido a principio de 2016 en el Boletín de Info-RIES (nº 415 – 23 de febrero de 2016). Lo transcribo a continuación.

Como pasa con tantas otras costumbres “alternativas” y con relación a la salud que se ponen de moda, hay que hacer un lúcido discernimiento de si estamos practicando –o se nos está proponiendo– una dieta apropiada para nuestro organismo o si, aprovechando este loable propósito, se nos quiere introducir en una filosofía de vida propia de la New Age. Veamos los puntos principales.

Una dieta basada en Oriente

Si nos fijamos en el nombre, viene del griego “grande” (makrós) y “vida” (biós). Así, la etimología nos muestra el propósito de esta técnica: alargar la vida del hombre, hacerla mayor. Y se basa en algo que ya es muy popular entre nosotros: el Yin y el Yang. Por lo tanto, en la génesis de la macrobiótica está el taoísmo y el confucianismo, que comparten esta simbología.

En su libro El taoísmo, religión de la armonía, José Luis Vázquez Borau explica que “Yin y Yang son dos fundamentos, principios, de mutua complementariedad. Yang representa la luz, el calor, la actividad, la dureza o la sequedad. Mientras, Yin representa la oscuridad, la frialdad, la pasividad, la suavidad o la humedad. La intersección, es decir, la acción recíproca entre las dos partes fundamentales, produce los fenómenos de la naturaleza”.

Aplicando esto a la comida, se dice que hay alimentos Yin y alimentos Yang. Los primeros serían los más ligeros y los que contendrían más potasio; los otros, con más cantidad de sodio, serían los más pesados. La clave está en buscar el equilibrio, la armonía. Y por eso la macrobiótica se fija no tanto en el contenido nutricional de la comida, sino en su “energía” (Yin y Yang).

Se recomiendan, sobre todo, los alimentos frescos, los biológicos, los cereales integrales, verduras y legumbres. Se insiste en consumir los productos propios del medio en el que se vive y los de las estaciones en las que se está. Hay un rechazo taxativo de todo alimento envasado, procesado, modificado… También se propone eliminar el azúcar. Y la leche, cuanto menos, mejor. El café y las especias son lo más parecido al veneno, así que se indica la sustitución del café por sucedáneos como la cebada tostada.

Como es fácil de adivinar, “bajo ningún punto de vista resulta recomendable la carne animal”, según reza un manual de macrobiótica. Se prohíbe comer patatas, pimientos y tomates. Y sorprende otra de las normas: “ingerir la menor cantidad posible de líquidos”, que ya obtendría el organismo por el resto de la dieta. Se insiste en masticar bien y comer pequeñas raciones.

Su principal introductor en Occidente fue el japonés George Ohsawa (1893-1966). Los defensores de la macrobiótica pretenden que las personas pasen de comer sin ningún orden a hacerlo con un sentido muy determinado.

Cuando se va más allá

Como decía un artículo divulgativo sobre este tema que publicó un semanario español, en ocasiones sucede que “más que una dieta, la macrobiótica es una filosofía de vida”. Estamos dando un salto a la cosmovisión, a la espiritualidad, a algo que determina la vida entera de la persona. Es un salto muy sencillo porque, como hemos visto, el influjo oriental es notable, y en Oriente no se pueden separar las cosas tal como lo hacemos aquí.

Esto podemos comprobarlo en los manuales clásicos sobre el tema. En un tratado muy difundido desde los años 70, de Itoshi Tamura, podemos leer este reclamo en su portada: “la sabiduría de Oriente llega a nosotros revitalizada y con profundo significado aleccionador. La Macrobiótica es vehículo de esa corriente de pensamiento. Adoptarla es recrear la vida, asimilar lo sublime, reconstituir la fortaleza física y moral… De la Macrobiótica surge el máximo de potencia y belleza… por ella, el hombre es más hombre, y la mujer es más mujer”.

Leyendo cosas como esta parecería que nos encontramos ante el “bálsamo de Fierabrás”, esa poción mágica que curaría todas las enfermedades y que –procedente de una leyenda de la épica carolingia– popularizó El Quijote. O puede sonar también a la charlatanería que subyace a los crecepelos milagrosos y otros productos del mismo estilo. Más adelante, cuando veamos sus riesgos, irá por ahí.

Algunos han llegado a afirmar que la macrobiótica podría solucionar hasta 120 enfermedades. Dentro del libro descubrimos la afirmación de Tamura de que la macrobiótica significa “salud física, psíquica o espiritual”. Al final, ¿a dónde lleva la comida? A “liberación y felicidad”, que son “promesas valederas, respaldadas por la Macrobiótica”, y esta se constituiría así en “una disciplina engendradora de proceso constitucional integral”.

En la galaxia de la Nueva Era

Visto lo anterior, es fácil deducir que la macrobiótica es uno más de los ingredientes que se integran en la “ensalada espiritual” de la Nueva Era (New Age). Algo que no es una simple constatación doctrinal, sino que lo observan desde otras disciplinas. Por ejemplo, la antropóloga portuguesa Virgínia Henriques Calado ha escrito un interesante estudio sobre esta propuesta dietética en el marco de la “salud holística” que defiende la Nueva Era.

Henriques afirma que la macrobiótica “procura legitimarse a sí misma en un proceso que puede ser visto como de instrumentalización del conocimiento científico”. Utilizando los datos científicos que les interesan, los defensores de esta dieta dicen tener “la verdad” sobre los alimentos. Esto, mezclado con su espíritu “misionero” y con su intención de transformación del mundo, hace que la macrobiótica se convierta en una propuesta global de reconciliación del hombre con la naturaleza a través de la alimentación “correcta”.

La antropóloga constata que “la macrobiótica, en su afinidad con muchos de los términos de la New Age, que remiten a una concepción holística y espiritualizada del universo, presenta una forma de ver el mundo que, por el conjunto de principios, valores y significados que genera, puede ser identificada con una ideología”. En sus conversaciones con muchos de sus defensores, Virgínia Henriques comprobó una narrativa típica en la clave de “despertar la conciencia”, evolución, sintonización con el mundo, centralidad de la energía, etc.

Cabe señalar también la práctica de la dieta macrobiótica por parte de personalidades significativas del mundo del espectáculo. Como siempre, los famosos contribuyen a una difusión a gran escala de cualquier técnica, tenga la validez o la seriedad que tenga.

¿Tiene algún riesgo?

Volviendo al campo científico, aparte de que no hay evidencias científicas de que este sistema sea adecuado para adelgazar ni reporte especiales beneficios, muchos críticos destacan la insuficiencia de algunos elementos necesarios para el organismo en la dieta macrobiótica. Algunos señalan que su escasez de grasas no es necesariamente beneficiosa para el organismo. También se apunta a la gran insistencia en el consumo de cereales integrales, algo que aumenta el riesgo de desequilibrios nutricionales.

Además, se le pueden aplicar las objeciones que se ponen a la alimentación vegetariana: la ausencia excesiva de proteínas animales puede causar carencias importantes de algunos elementos necesarios como vitaminas y minerales. La nutricionista Irene Zamora alertaba recientemente de que “a medida que va avanzando, la dieta se va haciendo más estricta y va eliminando grupos de alimentos, pudiendo llegar incluso a una última etapa en la que únicamente se consumen granos de cereales triturados, incluso restringe drásticamente el consumo de agua, por lo que puede causar graves problemas”. No sólo eso, sino que se refería a ella como una “dieta milagro”.

Otro aspecto polémico es la fama que ha obtenido la macrobiótica en algunos ambientes con respecto al cáncer. Muchos enfermos –a pesar de que no hay estudios desde la oncología que avalen esta práctica– han recurrido a esta opción dietética buscando su curación o, al menos, su mejoría. Algunos médicos han apuntado que en el caso del creador de Apple, el célebre Steve Jobs, su muerte por cáncer habría llegado con más rapidez por dejar los tratamientos convencionales echándose en brazos de la macrobiótica como remedio.

Un testimonio concreto

Para terminar, un caso real. Una madrileña, Milagros Martín, contó hace tiempo su testimonio de vida. Su búsqueda de sentido al abandonar en la juventud la fe católica la llevó a una vida repleta de prácticas propias de la Nueva Era. Como ella misma reconoce, “todo está muy mezclado: lo esotérico, lo energético, lo psicológico, la búsqueda espiritual, lo trascendente, las terapias alternativas”.

Y aquí es cuando afirma: “yo me metí mucho con el tema de la macrobiótica. Me interesaba mucho saber cómo a través de la alimentación yo podía sanar mi cuerpo. Por algún sitio, la Nueva Era siempre se mete, toca todos los aspectos del ser humano y, además, tiene parte de verdad; es muy difícil discernir dónde está la verdad y dónde la mentira”.

En su experiencia personal comprobamos cómo la macrobiótica a veces se usa como algo más que una simple dieta, lo que puede tener consecuencias peligrosas: “me diagnosticaron una enfermedad en los ovarios y, a través de la alimentación y la macrobiótica yo quería resolver este problema, pero al final, tuve que pasar por quirófano”. Milagros también afirma que “la macrobiótica es muy estricta. Puedes crear un patrón en tu mente, que te hace más mal que bien”.

mandalas

Los “mandalas” y mi hijo pequeño

Pregunta:

Querido Padre: A mi hijo de 5 años le han mandado comprar en la escuela un “cuaderno de Mandalas”, que según dice la propaganda que puede ver, lo ayuda a combatir la fatiga y el aburrimiento y a fomentar la creatividad. Cuando le pregunté a la maestra, ésta me dijo que estimula la parte creativa, intuitiva y mágica del cerebro. Yo he escuchado cosas raras de estos “mandalas” que creo que provienen del Oriente no cristiano. ¿Me puede dar una orientación? (Mabel).

Respuesta:

Estimada Mabel:

Con mucho gusto. Realmente este tema se toma con mucha ligereza cuando debería preocuparnos mucho. Le transcribo a continuación, el artículo publicado por Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Tomo el artículo del Boletín Info-RIES nº 429 (el artículo fue publicado en Aleteia) con el título “Los mandalas y su significado: ¿son inocuos?”

Los mandalas son figuras netamente del hinduismo y del budismo. Tienen un sentido espiritual ligado a estas tradiciones religiosas y por esta razón no hay que usarlas fuera de su contexto propio, siendo muy arriesgado su uso por otros creyentes, con la posibilidad de caer en el sincretismo o en el relativismo religioso. Así, no tiene sentido usarlas en el cristianismo, más cuando Jesucristo ha superado el sentido que encierran estas figuras.

¿Qué es un mandala?

Los mandalas son representaciones figurativas espirituales. Pertenecen especialmente a la tradición hinduista y budista. No son representaciones abstractas o simbólicas neutras, sino que tienen un fondo espiritual. Representan la totalidad de la realidad. Un mandala es un fragmento del microcosmos que quiere abarcar y mostrar la totalidad del macrocosmos, la realidad entera. Es una muestra del orden del universo, del orden cósmico.

Si bien su fuente es la tradición hinduista, también desde ahí pasó al budismo. Hay variaciones entre ambas religiones en cuanto a la configuración del mandala, siendo muy figurativos en ciertas ramas del budismo, como el tibetano.

Los mandalas son dibujos. Para trazarlos, en primer lugar se dibujan las formas lineales, de manera concéntrica, y luego hay que colorearlos o llenarlos de color. Estos dibujos o figuras tienen formas muy propias, presentando una fuerte simetría arriba-abajo y derecha-izquierda, generalmente de forma circular, círculo tras círculo, también desde esta forma la cuadrangular, con inscripción de ambos polígonos, si bien estas figuras han llevado a inscribir más formas geométricas y mezclas entre muchas diversas, complejizando la estructura base inicial.

Los mandalas también se particionan o subdividen y llevan a expresar aspectos figurativos y espirituales en diferentes lugares del mismo, a veces animales, figuras de Buda o dioses del hinduismo. El mandala no obstante mantiene siempre una coherencia geométrica que de manera desde dentro hacia afuera perpetúa el orden simétrico a pesar de los entrelazamientos de líneas y figuras. En definitiva, un mandala encierra en sí mismo el total de Todo. Es una representación del Mundo como totalidad.

Ciertamente que en multitud de culturas tenemos figuras con formas abarcantes, ya circulares (eso mismo significa “mandala”, círculo), o cuadrangulares, incluso dentro del cristianismo, con la famosa mandorla del Dios Padre, que es Creador de la realidad entera, si bien no podemos caer en la sincrética similitud entre todas las culturas y religiones.

Es claro que las figuras básicas de la geometría son conocidas en muchas culturas y se les ha dado un sentido diverso; y es normal que cualquier cultura mire al cielo y vea el círculo en el Sol o la Luna, para muchas culturas paganas representación de dioses, y de ahí que el círculo, o el cuadrado, como estructura básica, o el triángulo, los encontremos en todo tipo de templos o religiosidades y culturas, pero el sentido depende de la religiosidad o espiritualidad propia, de ahí que no podemos amalgamar o confundir las figuraciones, más cuando muchas de ellas presentan elementos de una corriente espiritual concreta.

Y los mandalas son religiosamente círculos, es decir, la rueda de las reencarnaciones que no para de girar, y es la vida y muerte sin fin de las reencarnaciones. Es la base del hinduismo y del budismo, y en sus elementos que ahora seguiremos profundizando, es netamente oriental. No es por lo tanto cristiano, no lo es. Cuidado con caer en sincretismos y mezclas relativistas.

¿Cómo se hace un mandala?

Vamos a explicarlo en su sentido profundo, un sentido espiritual hinduista y budista, para que nos quede claro qué hay en ellos y en su ejecución. El hacer mandalas y el colorearlos, ya en el suelo o en otro soporte como papel u otros, es disponer al candidato o discípulo que lo genera al sufrimiento de lo que supone tal tarea: aprender a ver el sufrimiento en la propia vida, clave del budismo, y también del hinduismo.

El creador del mandala usa colores, pinturas, o bien se sirve de piedrecitas o arenilla coloreada que coloca en el entrelazado de líneas, granitos pequeños de arena de colores, a veces usando hilos o pétalos de diferentes tonos y colores, y sufrirá realizando el mandala, que irá creciendo desde dentro hacia afuera. El poco iniciado en su ejecución no logrará el objetivo tan fácil como imaginaba y tendrá que someterse al pesado logro de alcanzar la meta. Un mandala complicado en sus líneas, subdivisiones de subdivisiones, colores diversos, simetrías y detalles lleva mucho tiempo. El discípulo aprende a ser paciente, a concentrarse, a ser pasivo ante el sufrimiento.

Su realización llevará a aprender por parte del seguidor hinduista o budista la pesada tarea de la vida, la conformación del universo como realidad ordenada, circular, de reencarnaciones y de muerte y vida continua, de fallar y empezar, más cuando en ocasiones el mandala se hace en una zona donde puede soplar el viento y debe empezar una y otra vez por el principio, al quedar todo desordenado y volarse el material de relleno o llover sobre la pintura, borrarse, o volarse la arenilla de colores en algunas zonas llegando incluso a estropear otras zonas del mandala con su arrastre.

El mandala lleva a sufrir y a aprender a sufrir. Es muy difícil acabarlo. Es la vida y el sufrimiento de la vida, el sufrimiento que intenta vencer el hinduista con la ascesis y la dureza de ánimo y concentración, o que el budista intenta aplacar no sintiendo, acallando sus sentidos, no padeciendo.

Si el mandala se consigue acabar no deberá enseñarse a nadie, no deberá publicitarse, alardear de él y mucho menos guardar recuerdo de él, al menos en las tradiciones más puristas; no deberá el discípulo budista mostrar regocijo, no deberá sentir, que es lo que debe acallar, sino que deberá en ese instante y tras por un instante en el que lo mirará, para acercarse al Todo, destruirlo.

Un simple manotazo valdrá, quizás con el pie, o soplando, con un golpe seco, como signo de la continua muerte y vida según la espiritualidad budista, y también hinduista. Y con ello, no sufrir porque nadie lo haya contemplado y nadie pueda alabarle por haberlo logrado. Acallar el sentir, dominar las pasiones. Eso es el mandala, y eso es la religiosidad base de Oriente en el hinduismo y el budismo. La ascesis de no tener malos pensamientos que producen karma y te ligan a reencarnarte sin fin. La gran ascesis hinduista de la muerte una y otra vez. Vivir la vida y la muerte de manera ascética y contemplativa.

Esto es Oriente. Esto es el mandala. No podemos traer elementos orientales al cristianismo como si tal cosa. No. Cuidado. En Oriente y sus religiones cada gesto, cada ritual, cada elemento, está impregnado de religiosidad. Eso en parte define a Oriente y su espiritualidad. Lo divino lo invade todo y nada hay neutro, des-religiosizado. Por eso en Occidente hay que tener cuidado, y especialmente cuidado los católicos, los cristianos, con tomar y coger cosas de Oriente. Y lo mismo pasa con el yoga, con prácticas de meditación orientales, tan de moda en las culturas cristianas.

Los mandalas enseñan al ejercitante a ordenar el propio caos interior de la persona que lo confecciona. Enseñan a ver el mundo: el mandala se destruye, el mundo se destruye, pero se vuelve a construir. Por eso en Oriente no existe el sentido de progreso que tenemos en la cultura cristiana, de avance, lineal, hacia Cristo y la Plenitud en Él de toda la Creación. Oriente ve la muerte como una fase normal y que dará lugar a nuevos renacimientos. Y de ahí morir de nuevo. Oriente gira y gira sin avance. No sale de su rueda de muerte y vida. Solo queda la ascesis para aguantar (hinduismo) o el no sentir para no sufrir (budismo).

Los mandalas son distintos entre sí, no se pretende copiar uno de otro. El mandala expresa así la diversidad del cosmos y la imposibilidad de contemplarse igual por dos mentes distintas. Cada persona ve un mandala o crea un mandala diferente, y en otro momento, uno mismo genera un mandala distinto, porque la realidad es cambiante y no se puede agarrar. Todo pasa, nada queda. Es el aforismo de la impermanencia. El ser no existe, es la nada. Nada merece la pena. El todo es la nada y la nada es el todo.

Hay una película de Martin Scorsese, Kundun, del año 1997, sobre el exilio del Dalai Lama por la invasión comunista de Tíbet. En ella se expresa muy bien lo que es un mandala.

Los mandalas dentro de los colegios

Un aspecto que hay que mencionar es que los mandalas están entrando en los colegios de los países de cultura cristiana, también en los colegios religiosos, sin saberlo los directores, los educadores, las congregaciones religiosas que los regentan, también los centros diocesanos, o de los diferentes carismas católicos que tienen colegios.

¿Cómo ha ocurrido esto? En el ámbito escolar ha entrado con cierta fuerza la venta de cuadernos para pintar los niños. Vendrían a sustituir a los anteriores cuadernos de figuras que había que pintar, a veces un pájaro colorido del Amazonas, un niño sobre un caballo, o un jardín y una niña dando unos trocitos de pan a unos patitos o unos pollitos. Son los cuadernos de pintar con los colores adecuados las figuras. Los cuadernos de pintar de toda la vida. O al menos los de hace unas generaciones. Hoy en las librerías y papelerías lo que se venden son figuras de mandalas, cuadernos de mandalas, para que los niños pinten y rellenen con colores cada sección y subdivisión.

Se venden como cuadernos creativos, relajantes, como un objeto para contemplar pintándolo, que sin embargo, como hemos dicho, encierran un fondo espiritual budista o hinduista, oriental. O incluso con tintes de Nueva Era y sincretista: que si terapias de colores, que si sanación espiritual, que si arquetipos, que si elementos medio mágicos de pseudo-curación con energías de los colores y las formas geométricas de la Nueva Era,…

¿Qué podemos decir desde el cristianismo?

Recordemos que los mandalas están impregnados de orientalismo. Y aunque entren sin referencias directas a estas religiones, como simples dibujos, el hecho de que los niños se acostumbren a ellos sin saberlo y sin la concesión y permiso de sus padres es una puerta para que en el futuro esos niños ya adultos al ver mandalas budistas e hinduistas y conozcan sus significados tomen conciencia de que eso es lo que en su infancia sin saberlo pintaron.

Es importante por ello conocer qué entra en centros cristianos. Y qué hacen los niños. Hay que respetar la fe de cada religión, y no caer en amalgamas. No sería sino una muy buena idea en los colegios religiosos cristianos volver a los cuadernos de antes, o bien a pintar postales navideñas o escenas católicas o bíblicas. Y que en centros budistas u orientales pinten mandalas. Por simple coherencia religiosa y educativa.

Por otro lado hay que decir que los mandalas no son malos en tanto figuras y colores, no alejan de Dios, sino que forman parte de la religión hinduista o budista, religiones que intentan llegar a Dios, desde sus medios y creencias. Explicitemos este aspecto citando el Vaticano II en su Declaración Nostra Aetate sobre las religiones no cristianas, como reflexión desde el cristianismo de estas espiritualidades de Oriente:

“En el Hinduismo los hombres investigan el misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los penetrantes esfuerzos de la filosofía, y buscan la liberación de las angustias de nuestra condición mediante las modalidades de la vida ascética, a través de profunda meditación, o bien buscando refugio en Dios con amor y confianza. En el Budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio superior. […] La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo”.