parejas

¿Qué opina de los que ofrecen hacer “trabajos” para unir parejas?  

Pregunta:

Padre: ¿qué hay de los que ofrecen “trabajos” para unir parejas? Tengo la firme sospecha de que el matrimonio de un familiar mío se constituyó de esa manera, ya que la esposa ha dominado totalmente la voluntad del esposo, y durante el noviazgo pasó lo mismo. Yo como creyente siempre consideré improbable este tipo de casos pero veo ahora en la práctica que pareciera no ser tan así.

Respuesta:

Estimada:

Los que ofrecen “trabajos para unir parejas” son simples embaucadores que aprovechan los dramas sentimentales de gente poco formada o supersticiosa. Sobre la influencia que otra persona puede tener sobre nuestra voluntad tenga en cuenta que el acto propio de nuestra voluntad (el querer algo o a alguien) no puede ser violentado por nadie (es decir, hacerse por violencia o coacción). Sólo Dios puede penetrar el interior de nuestra voluntad para hacernos querer algo que antes no queríamos, pero esto Él, como creador de nuestra voluntad, lo hace con suavidad, causando en nosotros el nuevo acto libre; nos hace querer libremente (es lo que ocurre cuando convierte a un pecador). Fuera de Dios, nadie, ni el mismo demonio, puede tocar interiormente nuestra voluntad.

Por tanto los únicos modos de mover nuestra voluntad son:

(1) Consiguiendo que perdamos la capacidad de razonar y elegir. Así sucede cuando nos dan, contra nuestra voluntad, drogas, bebidas narcóticas, o nos hipnotizan, etc., para que respondamos como simples autómatas a las cosas que otros nos piden. Pero en este caso nuestros actos no son ni siquiera humanos y no tenemos responsabilidad alguna de lo que hacemos (si no nos hemos prestado voluntariamente a ello). Y todo cuanto asumamos como compromiso en este estado es inválido; más todavía si alguien contrajera matrimonio en este estado, sin saber lo que está haciendo.

(2) Segundo, puede conseguirse que alguien consienta a algo tentándolo: mostrándole las bondades de lo que le ofrecen, la belleza y conveniencia de cuanto le están sugiriendo, etc. Esto es lo que hizo la serpiente con Eva al principio del mundo. En este caso el consentimiento dado es plenamente voluntario aunque aceptemos algo que es una mentira (como el caso de Eva y Adán).

Por estas razones no debemos dar crédito a este tipo de sospechas. Y si se demuestra alguna acción del primer modo (o sea, que la persona actuó hipnotizada o drogada) tendríamos un matrimonio inválido.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

mandalas

Los “mandalas” y mi hijo pequeño

Pregunta:

Querido Padre: A mi hijo de 5 años le han mandado comprar en la escuela un “cuaderno de Mandalas”, que según dice la propaganda que puede ver, lo ayuda a combatir la fatiga y el aburrimiento y a fomentar la creatividad. Cuando le pregunté a la maestra, ésta me dijo que estimula la parte creativa, intuitiva y mágica del cerebro. Yo he escuchado cosas raras de estos “mandalas” que creo que provienen del Oriente no cristiano. ¿Me puede dar una orientación? (Mabel).

Respuesta:

Estimada Mabel:

Con mucho gusto. Realmente este tema se toma con mucha ligereza cuando debería preocuparnos mucho. Le transcribo a continuación, el artículo publicado por Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Tomo el artículo del Boletín Info-RIES nº 429 (el artículo fue publicado en Aleteia) con el título “Los mandalas y su significado: ¿son inocuos?”

Los mandalas son figuras netamente del hinduismo y del budismo. Tienen un sentido espiritual ligado a estas tradiciones religiosas y por esta razón no hay que usarlas fuera de su contexto propio, siendo muy arriesgado su uso por otros creyentes, con la posibilidad de caer en el sincretismo o en el relativismo religioso. Así, no tiene sentido usarlas en el cristianismo, más cuando Jesucristo ha superado el sentido que encierran estas figuras.

¿Qué es un mandala?

Los mandalas son representaciones figurativas espirituales. Pertenecen especialmente a la tradición hinduista y budista. No son representaciones abstractas o simbólicas neutras, sino que tienen un fondo espiritual. Representan la totalidad de la realidad. Un mandala es un fragmento del microcosmos que quiere abarcar y mostrar la totalidad del macrocosmos, la realidad entera. Es una muestra del orden del universo, del orden cósmico.

Si bien su fuente es la tradición hinduista, también desde ahí pasó al budismo. Hay variaciones entre ambas religiones en cuanto a la configuración del mandala, siendo muy figurativos en ciertas ramas del budismo, como el tibetano.

Los mandalas son dibujos. Para trazarlos, en primer lugar se dibujan las formas lineales, de manera concéntrica, y luego hay que colorearlos o llenarlos de color. Estos dibujos o figuras tienen formas muy propias, presentando una fuerte simetría arriba-abajo y derecha-izquierda, generalmente de forma circular, círculo tras círculo, también desde esta forma la cuadrangular, con inscripción de ambos polígonos, si bien estas figuras han llevado a inscribir más formas geométricas y mezclas entre muchas diversas, complejizando la estructura base inicial.

Los mandalas también se particionan o subdividen y llevan a expresar aspectos figurativos y espirituales en diferentes lugares del mismo, a veces animales, figuras de Buda o dioses del hinduismo. El mandala no obstante mantiene siempre una coherencia geométrica que de manera desde dentro hacia afuera perpetúa el orden simétrico a pesar de los entrelazamientos de líneas y figuras. En definitiva, un mandala encierra en sí mismo el total de Todo. Es una representación del Mundo como totalidad.

Ciertamente que en multitud de culturas tenemos figuras con formas abarcantes, ya circulares (eso mismo significa “mandala”, círculo), o cuadrangulares, incluso dentro del cristianismo, con la famosa mandorla del Dios Padre, que es Creador de la realidad entera, si bien no podemos caer en la sincrética similitud entre todas las culturas y religiones.

Es claro que las figuras básicas de la geometría son conocidas en muchas culturas y se les ha dado un sentido diverso; y es normal que cualquier cultura mire al cielo y vea el círculo en el Sol o la Luna, para muchas culturas paganas representación de dioses, y de ahí que el círculo, o el cuadrado, como estructura básica, o el triángulo, los encontremos en todo tipo de templos o religiosidades y culturas, pero el sentido depende de la religiosidad o espiritualidad propia, de ahí que no podemos amalgamar o confundir las figuraciones, más cuando muchas de ellas presentan elementos de una corriente espiritual concreta.

Y los mandalas son religiosamente círculos, es decir, la rueda de las reencarnaciones que no para de girar, y es la vida y muerte sin fin de las reencarnaciones. Es la base del hinduismo y del budismo, y en sus elementos que ahora seguiremos profundizando, es netamente oriental. No es por lo tanto cristiano, no lo es. Cuidado con caer en sincretismos y mezclas relativistas.

¿Cómo se hace un mandala?

Vamos a explicarlo en su sentido profundo, un sentido espiritual hinduista y budista, para que nos quede claro qué hay en ellos y en su ejecución. El hacer mandalas y el colorearlos, ya en el suelo o en otro soporte como papel u otros, es disponer al candidato o discípulo que lo genera al sufrimiento de lo que supone tal tarea: aprender a ver el sufrimiento en la propia vida, clave del budismo, y también del hinduismo.

El creador del mandala usa colores, pinturas, o bien se sirve de piedrecitas o arenilla coloreada que coloca en el entrelazado de líneas, granitos pequeños de arena de colores, a veces usando hilos o pétalos de diferentes tonos y colores, y sufrirá realizando el mandala, que irá creciendo desde dentro hacia afuera. El poco iniciado en su ejecución no logrará el objetivo tan fácil como imaginaba y tendrá que someterse al pesado logro de alcanzar la meta. Un mandala complicado en sus líneas, subdivisiones de subdivisiones, colores diversos, simetrías y detalles lleva mucho tiempo. El discípulo aprende a ser paciente, a concentrarse, a ser pasivo ante el sufrimiento.

Su realización llevará a aprender por parte del seguidor hinduista o budista la pesada tarea de la vida, la conformación del universo como realidad ordenada, circular, de reencarnaciones y de muerte y vida continua, de fallar y empezar, más cuando en ocasiones el mandala se hace en una zona donde puede soplar el viento y debe empezar una y otra vez por el principio, al quedar todo desordenado y volarse el material de relleno o llover sobre la pintura, borrarse, o volarse la arenilla de colores en algunas zonas llegando incluso a estropear otras zonas del mandala con su arrastre.

El mandala lleva a sufrir y a aprender a sufrir. Es muy difícil acabarlo. Es la vida y el sufrimiento de la vida, el sufrimiento que intenta vencer el hinduista con la ascesis y la dureza de ánimo y concentración, o que el budista intenta aplacar no sintiendo, acallando sus sentidos, no padeciendo.

Si el mandala se consigue acabar no deberá enseñarse a nadie, no deberá publicitarse, alardear de él y mucho menos guardar recuerdo de él, al menos en las tradiciones más puristas; no deberá el discípulo budista mostrar regocijo, no deberá sentir, que es lo que debe acallar, sino que deberá en ese instante y tras por un instante en el que lo mirará, para acercarse al Todo, destruirlo.

Un simple manotazo valdrá, quizás con el pie, o soplando, con un golpe seco, como signo de la continua muerte y vida según la espiritualidad budista, y también hinduista. Y con ello, no sufrir porque nadie lo haya contemplado y nadie pueda alabarle por haberlo logrado. Acallar el sentir, dominar las pasiones. Eso es el mandala, y eso es la religiosidad base de Oriente en el hinduismo y el budismo. La ascesis de no tener malos pensamientos que producen karma y te ligan a reencarnarte sin fin. La gran ascesis hinduista de la muerte una y otra vez. Vivir la vida y la muerte de manera ascética y contemplativa.

Esto es Oriente. Esto es el mandala. No podemos traer elementos orientales al cristianismo como si tal cosa. No. Cuidado. En Oriente y sus religiones cada gesto, cada ritual, cada elemento, está impregnado de religiosidad. Eso en parte define a Oriente y su espiritualidad. Lo divino lo invade todo y nada hay neutro, des-religiosizado. Por eso en Occidente hay que tener cuidado, y especialmente cuidado los católicos, los cristianos, con tomar y coger cosas de Oriente. Y lo mismo pasa con el yoga, con prácticas de meditación orientales, tan de moda en las culturas cristianas.

Los mandalas enseñan al ejercitante a ordenar el propio caos interior de la persona que lo confecciona. Enseñan a ver el mundo: el mandala se destruye, el mundo se destruye, pero se vuelve a construir. Por eso en Oriente no existe el sentido de progreso que tenemos en la cultura cristiana, de avance, lineal, hacia Cristo y la Plenitud en Él de toda la Creación. Oriente ve la muerte como una fase normal y que dará lugar a nuevos renacimientos. Y de ahí morir de nuevo. Oriente gira y gira sin avance. No sale de su rueda de muerte y vida. Solo queda la ascesis para aguantar (hinduismo) o el no sentir para no sufrir (budismo).

Los mandalas son distintos entre sí, no se pretende copiar uno de otro. El mandala expresa así la diversidad del cosmos y la imposibilidad de contemplarse igual por dos mentes distintas. Cada persona ve un mandala o crea un mandala diferente, y en otro momento, uno mismo genera un mandala distinto, porque la realidad es cambiante y no se puede agarrar. Todo pasa, nada queda. Es el aforismo de la impermanencia. El ser no existe, es la nada. Nada merece la pena. El todo es la nada y la nada es el todo.

Hay una película de Martin Scorsese, Kundun, del año 1997, sobre el exilio del Dalai Lama por la invasión comunista de Tíbet. En ella se expresa muy bien lo que es un mandala.

Los mandalas dentro de los colegios

Un aspecto que hay que mencionar es que los mandalas están entrando en los colegios de los países de cultura cristiana, también en los colegios religiosos, sin saberlo los directores, los educadores, las congregaciones religiosas que los regentan, también los centros diocesanos, o de los diferentes carismas católicos que tienen colegios.

¿Cómo ha ocurrido esto? En el ámbito escolar ha entrado con cierta fuerza la venta de cuadernos para pintar los niños. Vendrían a sustituir a los anteriores cuadernos de figuras que había que pintar, a veces un pájaro colorido del Amazonas, un niño sobre un caballo, o un jardín y una niña dando unos trocitos de pan a unos patitos o unos pollitos. Son los cuadernos de pintar con los colores adecuados las figuras. Los cuadernos de pintar de toda la vida. O al menos los de hace unas generaciones. Hoy en las librerías y papelerías lo que se venden son figuras de mandalas, cuadernos de mandalas, para que los niños pinten y rellenen con colores cada sección y subdivisión.

Se venden como cuadernos creativos, relajantes, como un objeto para contemplar pintándolo, que sin embargo, como hemos dicho, encierran un fondo espiritual budista o hinduista, oriental. O incluso con tintes de Nueva Era y sincretista: que si terapias de colores, que si sanación espiritual, que si arquetipos, que si elementos medio mágicos de pseudo-curación con energías de los colores y las formas geométricas de la Nueva Era,…

¿Qué podemos decir desde el cristianismo?

Recordemos que los mandalas están impregnados de orientalismo. Y aunque entren sin referencias directas a estas religiones, como simples dibujos, el hecho de que los niños se acostumbren a ellos sin saberlo y sin la concesión y permiso de sus padres es una puerta para que en el futuro esos niños ya adultos al ver mandalas budistas e hinduistas y conozcan sus significados tomen conciencia de que eso es lo que en su infancia sin saberlo pintaron.

Es importante por ello conocer qué entra en centros cristianos. Y qué hacen los niños. Hay que respetar la fe de cada religión, y no caer en amalgamas. No sería sino una muy buena idea en los colegios religiosos cristianos volver a los cuadernos de antes, o bien a pintar postales navideñas o escenas católicas o bíblicas. Y que en centros budistas u orientales pinten mandalas. Por simple coherencia religiosa y educativa.

Por otro lado hay que decir que los mandalas no son malos en tanto figuras y colores, no alejan de Dios, sino que forman parte de la religión hinduista o budista, religiones que intentan llegar a Dios, desde sus medios y creencias. Explicitemos este aspecto citando el Vaticano II en su Declaración Nostra Aetate sobre las religiones no cristianas, como reflexión desde el cristianismo de estas espiritualidades de Oriente:

“En el Hinduismo los hombres investigan el misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los penetrantes esfuerzos de la filosofía, y buscan la liberación de las angustias de nuestra condición mediante las modalidades de la vida ascética, a través de profunda meditación, o bien buscando refugio en Dios con amor y confianza. En el Budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio superior. […] La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo”.

144.000

¿Sólo se salvan 144.000?

Pregunta:

Padre, tengo problemas con algunas creencias de mi esposo, el cual asiste a las reuniones de los Testigos de Jehová. Entre otras cosas, él me insiste mucho en que nadie va al cielo fuera de 144.000 personas que Dios escogerá; incluso me enseñó eso en las Escrituras. Cuando me dijo eso no supe cómo comprobar en la Biblia lo que nosotros creemos. ¿Me puede dar una respuesta?

Respuesta:

Efectivamente es ésta una enseñanza de los Testigos de Jehová, como puede comprobarse en sus libros e incluso en su sitio web oficial. Allí, al hablar de las cosas que creen y su fundamento bíblico, dice: “Sólo un pequeño rebaño de 144.000 personas va al cielo para gobernar con Cristo” (y da como referencia: Lc 12,32; Ap 14,1, 3; 1Co 15,40-53; Ap 5, 9, 10); “Los 144.000 nacen de nuevo como hijos espirituales de Dios” (referencias: 1 Pe 1,23; Jn 3,3; Ap 7, 3, 4)[1].

En su libro “La verdad que lleva a la vida eterna”, se lee explícitamente: “Los que son llamados por Dios para participar en el servicio celestial, son pocos (…) Jesús dio a saber el número exacto en una visión dada al Apóstol Juan, quien escribió: ‘Vi, y, ¡miren! el cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil… que han sido comprados de la tierra’ (Revelación 14,1-3) (…)

De modo que los 144.000 son personas que mueren en la tierra como hermanos y son resucitados a la vida celestial como criaturas espíritus, tal como le sucedió a Jesús (Ro 6,5). Cuando se les compara con los miles de millones de personas que viven en la tierra, son, verdaderamente, un rebaño pequeño”[2]. Es más, Charles Taze Russell dice que de esos 144.000, doce mil pertenecen a su grupo de Testigos de Jehová, y el resto pertenecieron a los siglos pasados: “En la tierra hoy día sólo sobrevive un resto de los 144.000 escogidos quienes son cristianos dedicados, bautizados, engendrados por el espíritu de Jehová Dios para ser coherederos con su Hijo Jesucristo en el reino celestial (Ro 8,14-17). Los informes muestran que ahora hay menos de 12.000 de estos sobrevivientes. No todos los ‘Testigos de Jehová’ esperan ir al cielo. Verdaderamente, sólo una porción pequeña esperan esto (Lc 12,32). El todopoderoso Dios, quien coloca a todos los miembros en su organización como a él le place, ha limitado a 144.000 el número del ‘Cuerpo de Cristo’, cuyos miembros reinarán con Cristo Jesús en el reino celestial de Dios”[3].

La doctrina bíblica no es ésa. San Pablo dice explícitamente que Dios quiere que todos se salven (1Tim 2,4-6) y cuando a Jesús le preguntan si son muchos los que se van a salvar, no responde con números (cf. Lc 13,23-30) sino exhortando a esforzarse todos por entrar por la puerta estrecha. En el libro del Apocalipsis se menciona dos veces el número de 144.000 salvados (Ap 7,4-10 y 4,1-13).

El número no debe ser tomado materialmente, pues pertenece al lenguaje apocalíptico, donde abunda la simbología, tanto numérica como de otros géneros (animales, colores, objetos, castigos, etc.).

El texto de Ap 7, 4-10 es más que elocuente: «Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel: de la tribu de Judá, doce mil marcados, de la tribu de Rubén, doce mil, de la tribu de Gad, doce mil, de la tribu de Aser, doce mil, de la tribu de Neftalí, doce mil, de la tribu de Manasés, doce mil, de la tribu de Simeón, doce mil, de la tribu de Leví, doce mil, de la tribu de Isacar, doce mil, de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín, doce mil marcados. Después de esto apareció en la visión una muchedumbre innumerable de toda nación y raza, pueblo y lengua; estaban de pie ante el trono y ante el cordero, vestidos de blanco y con palmas en la mano; aclamaban a gritos: La victoria pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero».

La simbología numérica bíblica es algo que debe entenderse bien si no quiere uno empantanarse en interpretaciones bíblicas disparatadas. Sobre este tema dicen Jean de Fraine y Pierre Grelot en su artículo “Números” del Vocabulario de Teología Bíblica[4], que de los números “redondos” o “aproximativos” se pasa fácilmente en la Biblia a los empleos convencionales, que sería un error entender al pie de la letra. El 2 puede significar “algunos” (cf. Núm 9,22), el doble puede significar una sobreabundancia (cf. Jer 16,18; Is 40,2); el 3 es una aproximación del número (cf. 1Re 7,23); el 4 indica la totalidad del horizonte geográfico (delante, detrás, la derecha, la izquierda): como los 4 vientos (Ez 37,9), los 4 ríos (Gn 2,10); el 5 tiene valor mnemotécnico (dedos de una mano); el 7 sugiere un número bastante considerable (Caín será vengado 7 veces: Gn 4,15; el justo cae 7 veces al día: Prov 24,16; Jesús lanza 7 demonios de la Magdalena: Lc 16,9); también el 10 tiene valor mnemotécnico (los dedos de las dos manos ayudan a recordar), de ahí el resumen de la ley en diez mandamientos, las diez plagas de Egipto, etc. El 12 es el número de las lunaciones del año y sugiere por tanto la idea de un ciclo anual completo: las 12 prefecturas de Salomón (1Re 4,7ss), se eligen 12 tribus de Israel, etc. Lo mismo se diga de otros números como 40 (los años convencionales de una generación: 40 años en el desierto, 40 años de tranquilidad –Jue 3,11.30–, 40 años de reinado de David –2Sa 5,4–; 40 días y 40 noches de diluvio; 40 días de viaje de Elías, etc.); se podrían multiplicar los ejemplos con los números 70, 80, 100 y 1000 (Dios hace misericordia por mil generaciones: Ex 20,6; para Él 1000 años son como un día: Sal 90,4); la miríada (10.000) designa una cantidad fabulosa (Lev 26,8).

También encontramos en la Biblia las gematrías, un procedimiento caro a los antiguos, según el cual una cifra dada designa un hombre o un objeto, porque el valor numérico de las letras que constituyen su nombre corresponde al número en cuestión; es claro en el famoso 666, nombre del Anticristo, del que ya hemos hablado.

De aquí que no siempre podamos dar a las cifras bíblicas un valor estrictamente material, sino, en muchos casos, simbólico, especialmente cuando el mismo contexto lo sugiere. Tal es el caso de los 144.000 salvados; doce mil de cada tribu de Israel (12 x 12 x 1000) que designa una inmensa multitud. Incluso los exegetas discuten de la interpretación de este grupo y de su identidad con los 144.000 de Ap 14,1-5. Dice por ejemplo Salguero: “¿A quiénes representan estos 144.000 sellados? Creemos que la opinión que tiene mayor probabilidad es la que ve en esta multitud de marcados a toda la Iglesia cristiana. Se identificaría con la ingente muchedumbre de que nos va a hablar San Juan en Ap 7,9-17. Pero San Juan presenta a esta inmensa multitud ya en el plano glorioso del cielo. Según Ap 3,9-10, las doce tribus de Israel designan a la Iglesia militante, en cuanto que los cristianos son considerados como formando el verdadero pueblo de Israel, que sucede al antiguo. Y los 144.000 vírgenes de Ap 14,1-5 que siguen al Cordero, pudieran también identificarse con la inmensa multitud de nuestro texto. Sin embargo, es más probable que revistan matices un tanto distintos esos dos grupos de 144.000: el grupo inmenso de sellados de Ap 7,4 representaría a la totalidad de los cristianos; mientras que los 144.000 vírgenes de Ap 14,4 designaría a la totalidad de los elegidos. Orígenes, Primasio, Beda, Beato de Liébana, y autores modernos, como Rénan, Swete y otros, ven en esta cifra, simbolizada la multitud de los fieles de Cristo, que serán liberados de los azotes en el día de la cólera de Dios contra los impíos. Otros escritores, siguiendo a Victorino Pettau y a Andrés de Cesarea, creen más bien que el número 144.000 representa a los cristianos convertidos del judaísmo, desde los días apostólicos hasta la entrada en masa de Israel en la Iglesia. Y, finalmente, ciertos autores, como, por ejemplo, el P. S. Bartina, identifican esa muchedumbre inmensa de 144.000 con un grupo escogido que habría de quedar excluido de las calamidades que se abatirán sobre la tierra, y que sería el que prolongase la Iglesia en la historia”[5].

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Bibliografía:

Ugo Vanni, La struttura letteraria dell’Apocalisse, Herder, Roma 1971;

Alcañiz-Castellani, La Iglesia patrística y la Parusía, Paulinas, Buenos Aires 1962.

Tomado de nuestro libro ¿EN DONDE DICE LA BIBLIA QUE…?, donde respondemos a las principales objeciones de los protestantes.

NOTAS

Los cristianos no católicos no pueden fundamentar el uso que hacen de la Biblia

Las objeciones y dificultades que ponen los no católicos son numerosas, casi todas basadas en malas comprensiones de textos bíblicos o lecturas parciales de la Sagrada Escritura. Trataremos en los siguientes capítulos de responder católicamente a cada una de esas objeciones. Sin embargo, hay un problema fundamental que, para ser honestos, los cristianos no católicos deben resolver primero, y es el problema de los principios fundamentales de su fe cristiana. Ellos presentan muchas dificultades, todas a partir de su lectura personal de la Biblia; pero el hecho fundamental es que, para poder hacer esto, primero deben justificar por qué usan la Biblia y qué derecho tienen para hacerlo, y, segundo, deben justificar con qué derecho ellos se atribuyen el derecho de interpretar privadamente la Biblia. El recurso exclusivo a la Biblia y el derecho de interpretarla privadamente son los dos grandes principios que todo el cristianismo no católico ha heredado de los primeros reformadores. El gran problema del cristianismo no católico es que los dos principios son imposibles de fundamentar y llevan a un círculo vicioso y a un callejón sin salida.

Nota: el mundo del protestantismo abarca un espectro demasiado amplio de denominaciones e iglesias como para intentar una crítica pormenorizada de cada una de ellas; téngase en cuenta, por tanto, que al hablar de Protestantismo abarcamos tanto a las iglesias surgidas inmediatamente de la Reforma (luteranismo, calvinismo, anglicanismo, bautistas, etc.) llamadas a veces “denominaciones tradicionales”, como también a sectas “protestantes” (adventistas del Séptimo día, pentecostales, distintas divisiones del evangelismo, etc.; por extensión englobamos en esta categoría a los Testigos de Jehová y hasta cierto punto a los Mormones, porque también ellos hacen uso de la Biblia, aunque no son propiamente religiones “cristianas” pues no aceptan la divinidad de Jesucristo y el dogma de la Santísima Trinidad, fundamentos del cristianismo tanto católico como no católico). Por tanto, si bien hay diferencias esenciales entre estas denominaciones y sectas, tienen en común la aceptación de los principios fundamentales de la Reforma protestante y las principales objeciones que hacen al catolicismo. En cuanto a las objeciones que son exclusivas de algunas sectas (como los Testigos de Jehová o los Adventistas), lo aclararemos en los casos particulares. En cuanto a la belicosidad contra el Catolicismo, hay que distinguir entre las personas: hay miembros de algunas sectas que son muy respetuosos de las creencias ajenas y hay miembros de denominaciones tradicionales que tienen una gran beligerancia contra la Iglesia católica, como reconocen algunos protestantes convertidos al catolicismo (por ejemplo, ex calvinistas). Hay que reconocer, y éste es en gran medida el propósito de este libro, que muchas de estas personas no están animadas por mala voluntad, sino por una errónea comprensión de la fe católica, que hace comprensible su rechazo activo de nuestra Iglesia. Quisiera que estas páginas también les sirvieran a ellos para despejar algunos equívocos sobre lo que creemos los católicos.

[1] https://www.jw.org/es (sitio oficial de los TJ).

[2] La verdad que lleva a vida eterna, Watchtower Bible and Tract Society of New York, New York 1981, p. 77.

[3] T. Russell, Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta, Watchtower Bible and Tract Society of New York, p. 337.

[4] Vocabulario de Teología Bíblica, dirigido por Xavier León Dufour, Herder, Barcelona 1978, pp. 559-602.

[5] Profesores de Salamanca, Biblia comentada, tomo VII, BAC, Madrid 1965, p. 388.

Islam

¿Cuáles son las características generales del Islamismo?

Pregunta:

¿Cuáles son las características generales del Islamismo?

 

Respuesta:

1. Datos sobre su fundador

El fundador del Islam, Mahoma en castellano (del original árabe Mohammed), nace en la ciudad árabe de La Meca aproximadamente en el 570 de la era cristiana.

En dicho siglo, siglo VI de nuestra era, Arabia era un mosaico de tribus diversas, casi todas ellas de raza árabe. Muchas de esas tribus eran antagónicas y estaban en permanente lucha entre ellas. La mayoría eran paganas. Había algunas tribus judías, que se habían formado por influencia de hebreos escapados siglos atrás de las fronteras del Imperio Romano, cuando este destruyó Jerusalén y obligó al destierro a la población judía de Palestina después de las llamadas guerras de Palestina (siglos I y II d.C.).

También existía entre las tribus gran influencia de sectas de origen judeo-cristiano. No nos olvidemos que en Palestina los primeros cristianos fueron de origen judío. Algunos de ellos sufrieron también el destierro con las guerras romanas. Pero una vez convertido el Imperio Romano al cristianismo en el siglo IV, la fisonomía de la iglesia en Medio Oriente comenzó a cambiar rápidamente. Los cristianos venidos de la gentilidad se hicieron muy numerosos y fuertes aún en Palestina. Además, los judeo cristianos se distanciaron de la Iglesia debido a sus posiciones heterodoxas (son conocidas las famosas sectas de losebionitas, y otras como los adherentes de Cerinto, el Xai, etc.). Poco a poco fueron emigrando fuera de las fronteras del imperio, buscando preservar sus identidades. La gran mayoría emigró a Arabia.

Existe de hecho una teoría muy bien fundada, que afirma que una de estas sectas judeo cristianas (la encabezada por un personaje llamado el ‘sacerdote’ – probablemente eramonje o eremita- Waraqa) se hallaba muy difundida en La Meca, y que leían un evangelio, llamado el Evangelio a los Hebreos, un evangelio apócrifo, hoy perdido, del cual dan testimonio Eusebio y San Jerónimo. Waraqa era tío de Mahoma. Algunos estudios realizados afirman que tuvo gran influencia sobre su sobrino, sobre su doctrina y revelaciones. Eso explicaría el principal ligamen entre el Islam y las doctrinas judeo-cristianas. Remitimos a alguno de dichos estudios.

La tribu mayoritaria en la Meca era la de los Qureyys, mayoritariamente pagana (aunque no se descarta que muchos hubieran adherido al cristianismo adulterado de Waraqa). Mahoma pertenecía a dicha tribu.

Huérfano desde pequeño, el fundador del Islam se crió con su tío, el cual lo inició en el tráfico de caravanas comerciales desde Arabia hacia Siria. En esos viajes y en proximidades de este último país, Mahoma tuvo contacto con algunos monjes y eremitas, probablemente muchos de ellos de tendencia arriana y nestoriana.

Conoce en la Meca a una viuda rica, de nombre Kadiyya, empezando a trabajar a su servicio, en el comercio. Terminará por contraer matrimonio con ella, a pedido de Kadiyya misma. Ella será la madre de Fátima, la única hija que le sobrevivirá al profeta. Es a partir de este tiempo cuando comenzará a retirarse en algunas oportunidades, para meditar y reflexionar. Allí comenzará a escuchar voces y revelaciones.

En el 610 aproximadamente, tiene lugar la llamada por los musulmanes la Noche del Poder, durante la cual recibió la primera revelación oficial: ‘Iqra!’ (‘¡Lee!’, o bien ‘recita’). De allí se desprende el término ‘Qurán’ (Corán), que tiene la misma raíz, y significa ‘recitado’. Los musulmanes consideran dicha fecha actualmente (veintisiete de Ramadán aproximadamente), como el día en que el Corán bajó del cielo.

Alrededor del 613 comienza a predicar en La Meca, sufriendo gran oposición por parte de la misma tribu de los Qureyys. Es también perseguido. Después de varios años en estas circunstancias, estando incluso su misión al borde del fracaso en varias oportunidades, debe huir a la ciudad de Medina pues en la Meca querían matarlo. Esta huida tiene lugar en el 622 y se la conoce con el nombre de Hégira (huida o salida), constituyendo la misma una fecha clave para los musulmanes, pues indica el comienzo oficial de su calendario.

Después de unos primeros reveses militares contra los mecanos, durante los cuales fue herido gravemente y estuvo a punto de morir, consigue en el 624 una victoria contra sus enemigos al mando de las fuerzas de Medina, en la batalla de las aguas de Bader. A partir de allí su poderío comienza a acrecentarse. Mahoma cambia de actitud. Empieza a exigir sumisión al Islam (la misma palabra Islam significa sumisión), y a tener actitudes de dureza y hasta cierta crueldad con las tribus rebeldes o traidoras. El Islam pasa a ser ya no sólo una religión sino un poder político, y una nación en germen. Esto va a ser definitivo para marcar la impronta del Islam en el futuro, como mezcla de religión y poder temporal. Comienza la unificación de Arabia bajo la guía de los musulmanes. El mismo profeta, ya sin Kadiyya, cambia de actitud personal, y comienza a tener esposas y concubinas en número creciente.

En el 630 consigue finalmente entrar triunfante en La Meca, después de años de prohibición. Puede entrar como peregrino y con permiso para predicar. Lo hace desde La Qaaba (santuario de los árabes en La Meca), donde destruye los ídolos presentes, purificando el templo. Muchos en La Meca se convierten al Islam. Al año siguiente, tiene lugar la llamada Gran peregrinación de los musulmanes a La Meca. La ciudad pasa a ser santuario sagrado para los musulmanes. Mahoma muere en Medina en el año 632, sin haber podido cumplir su sueño de conquistar para el Islam el imperio bizantino y el imperio persa. Dejará asignada dicha tarea a sus sucesores.

2. El Corán (Qur’an)

Significa recitado recitación.

En el capítulo 9, versículo 111, se lo equipara a la Torah y el Evangelio en cuanto a su cualidad de revelación. En el caso del Corán, es considerado por los musulmanes comorevelación completa, la cual ‘completa’ por lo tanto las anteriores. Es ‘revelado directamente por Dios’, y que descendió del cielo tal cual como se encuentra actualmente. Sólo el orden de los capítulos ha cambiado.

El Corán se divide en 114 suras capítulos. El orden actual de los capítulos va desde el más extenso hacia el más corto. Las suras se identifican por su nombre más que por su número. Las suras se dividen a su vez en ‘ayat versículos. Hay en total 6252.

El lenguaje es el árabe clásico o literario, del siglo VII, con palabras del dialecto mecano. La forma y el estilo lo podemos definir como alocuciones divinas (Dios habla), en las cuales se usa muchas veces el plural mayestático. También hay lugar para alocuciones de ángeles. Es más que evidente el estilo poético de la época. El Corán tiene gran atractivo poético. Hay una gran relación entre el contenido de las suras con las situaciones de la vida de Mahoma.

Durante la vida de Mahoma, se introdujeron cambios o irregularidades en el texto coránico. Por ejemplo en 2,106 leemos: ‘Cualquier revelación que mandamos abrogar u olvidar, la reemplazamos por otra mejor’. Esto ha dado lugar, según los estudiosos, a la llamada teoría de la abrogación, que es hasta hoy sujeto de discusión en las escuelas de interpretación coránicas. No se aplica a la Ley o al Evangelio (en el sentido que el Corán haya ‘abrogado’ los mismos), sino al mismo texto coránico. Una revelación posterior del mismo puede abrogar una anterior si está en contradicción con ella. Esto es causa de perplejidades y dudas para los mismos musulmanes, respecto a su relación con la gente del libro (judíos y cristianos) y de su comportamiento hacia ellos. El Corán tiene pasajes muy elogiosos acerca de los segundos sobre todo (los cristianos), junto con otras sentencias terribles acerca de los mismos. Se discute sobre la validez tanto de unos pasajes como de otros.

En otra ocasión, parece como si el Corán se ‘cubriera’ sobre posibles objeciones de incoherencia. Por ejemplo, en 16,101 se lee: ‘Cuando sustituimos una revelación por otra, ellos dicen: ‘Tú Mahoma, estás falseando’ ‘. De hecho, se ha dado por ejemplo a propósito de la poligamia (reglamentada hasta un límite de cuatro mujeres), cuando el profeta adujo una revelación personal que le permitía a él, como privilegio, superar ese límite -por el mismo Corán fijado anterioormente- de modo irrestricto.

Mahoma introdujo dos versículos después de 53,20, en los cuales otorgaba mucha credibilidad a las divinidades politeístas de los árabes: al-Lat, al-‘Uzza, Manat. Tiempo después, el ‘ángel Gabriel’ avisó a Mahoma que esos versos habían sido revelados a él por Satanás: ‘Nosotros no hemos enviado ningún profeta delante de ti, pero como estabas ávido de revelación, Satanás arrojó delante tuyo estos pensamientos’ (22,52). Estos versículos han recibido el nombre de versículos satánicos. El ángel Gabriel le reveló con posterioridad 53, 21-27, para reemplazar los versículos abrogados.

·Establecimiento y fijación del texto coránico:

Al principio se recitaba oralmente, lo cual va muy de acuerdo al ambiente árabe de la época, tarea que se encomendaba habitualmente a los recitadores. Era propio del ambiente poético del tiempo.

Algunos piensan que la idea de ponerlo por escrito nace ya en vida de Mahoma, especialmente después de romper relaciones con los judíos de Medina. Es a partir de ese momento cuando nace entre los musulmanes la necesidad de contar con un ‘libro propio’, así como los judíos y los cristianos contaban con el suyo (la alusión al ‘libro’ en algunas suras tempranas del tiempo de la Meca, se refiere según algunos estudiosos, al Evangelio, especialmente el llamado Evangelio según los hebreos, que habría sido un texto oficial de las sectas cristianas de Arabia, especialmente de La Meca). El ‘rompimiento’ de relaciones con los judíos se refleja también en dicha época mediante el cambio de la orientación en la oración que debían seguir los musulmanes: Hasta ese momento se rezaba orientándose hacia Jerusalén, lo cual se cambiará posteriormente en dirección a La Meca. También se cambia el día de la oración (del primitivo sábado se transforma en viernes, el cual pasa a ser así el día de oración oficial musulmán).

Haciéndose eco de todas las tradiciones y recitaciones orales, el texto recién se completaordena bajo el califato del primer sucesor de Mahoma, Abu Baker (632-634). No obstante, existían aún más de un texto consonántico. Por consiguiente, el tercer califa,Otman, alrededor del 640 codifica y establece un texto consonántico único, ordenando la destrucción de las demás versiones. Cabe destacar que para este tiempo, los árabes ya estaban desparramados en Oriente Medio y en parte del norte de Africa. De modo que el texto actual se remonta a dicha época. Los musulmanes consideran una prueba de laveracidad de su Revelación, justamente el que no existan lecciones variantes sobre el texto consonántico o base.

·Otros detalles a tener en cuenta:

1-El Corán es increado para los musulmanes, es decir es pura obra de Dios en la cual no hay lugar para la intervención humana.

2-Es un milagro que sirve como testimonio para fundamentar el carácter de profeta auténtico de Mahoma. Los musulmanes sostienen en general que a cada profeta le corresponde un milagro o series de milagros propios. A Jesús por ejemplo, el poder de curación; a Mahoma sólo el Corán, y ello es milagro más que suficiente.

3-La sola recitación del Corán es ya para los musulmanes oración, pues el Corán significa eso: RECITACION.

3. Pilares del Islam

El ‘Islam’ (que significa sumisión), se basa en cinco pilares que son los fundamentos de su credo, y son los siguientes:

1) El llamado ‘juramento’ o shijade, el cual es una fórmula que reza: ‘Sólo Alá es Dios y Mahoma su Profeta’ (Literalmente: ‘No hay divinidad sino Dios, y Mahoma es el enviadode Dios’. Hay que señalar que Alá en árabe no quiere decir otra cosa sino Dios).

Repiten este juramento cada vez que se convoca a la oración, y al comenzar la misma. Es la fórmula religiosa por excelencia del Islam. Para reconocerse o confesarse musulmán, es necesario declarar el shijade. Es imposible ser musulmán sin esta confesión, y basta el hacerla para ser considerado musulmán.

2) La oración, prescrita cinco veces al día, a saber:

a) Oración de la mañana, la cual tiene lugar entre el primer albor solar y puede ser hecha hasta la salida del sol.

b) Oración del mediodía.

c) Oración de la tarde.

d) Oración del ocaso o puesta de sol.

e) Oración de la noche o de la cena.

Cada una de ellas va acompañada de abluciones y postraciones, bien reglamentadas para cada caso. La orientación de la oración es siempre en dirección de La Meca. En las mezquitas, dicha dirección se indica por una concavidad en forma de nicho en la pared, llamado ‘imla.

3) El ayuno del mes de Ramadán, desde la salida del sol hasta el poniente, no pudiendo en dicho tiempo llevarse nada a la boca, ni siquiera agua, fumar, etc.

4) Peregrinar una vez en la vida al santuario de la Kaaba, en La Meca, también conocido como ‘la casa’.

5) Pagar el azaque diezmo, fijado en aproximadamente un 2,5% de la renta anual de cada persona. Tiene el sentido general de limosna. Se aconseja también, especialmente durante el mes de Ramadán, el dar limosna.

4. Fiestas del calendario islámico

1-Aid el Adja: La ‘fiesta del Sacrificio’.

Recuerda el sacrificio llevado a cabo por Abraham, padre de los árabes, junto con su hijo Ismael, en La Meca. Con ocasión de esta fiesta tiene lugar la peregrinación al santuario deLa Kaaba.

Durante dicha fiesta, se reza el Tabkeer o las ‘letanías’, se intercambian dones, regalos y visitas, especialmente entre los parientes, y se sacrifica un cordero o un buey, el cual se come y del cual es necesario dar además una porción a los pobres.

2- Aid el Fetr: Fiesta del ‘rompimiento del ayuno’.

Tiene lugar al finalizar el mes de Ramadán, durante tres días. El tipo de festejo es similar al de la fiesta del sacrificio.

3- Año Nuevo o ‘Hégira’: Es el comienzo del año islámico. ‘Hégira’ es la huida o peregrinación de Mahoma, de La Meca a Medina.

4- Fiesta del nacimiento del Profeta.

5. Los credos islámicos (lo trataremos como un tema aparte).

6. Relación en el origen del Islam con sectas judeo cristianas.

Este tema ha sido estudiado por algunos especialistas y necesita por lo tanto de un tratamiento especial, como tema aparte. Haremos por ahora un simple esbozo.

En la Arabia pre-islámica existían numerosas sectas judías y judeo-cristianas. Tanto unos como otros habían sido desplazados paulatinamente de Palestina en tiempos del Imperio bizantino, cuando la población de origen gentil comenzó a crecer. Especialmente se hicieron fuertes a partir del siglo IV los cristianos de origen gentil, que confluían cada vez más en Palestina. Los cristianos de origen judío, que habían sido los originarios, comenzaron a segregarse. Colaboró con esto el hecho que muchos de ellos cayeron en distintas herejías, por razón de las cuales fueron expulsados del imperio. Se refugiaron mayoritariamente en Arabia, fuera de las fronteras imperiales, que pasó así a ser llamada la ‘cuna de las herejías’.

La más destacada era la de los ebionitas, a quienes ya hemos hecho referencia. Colocaban estos una dualidad en Cristo, divinidad no divinidad, pero como dos cosas diferentes y separadas una de otra. Utilizaban el Evangelio juxta ad Hebreos, mencionado por San Jerónimo y San Epifanio. Existía también una variante, conocida como secta El Xai(o algo aproximado), que colocaban la distinción entre Jesús Mesías. Este último, como ser divino (a diferencia del humano Jesús), no podía haber nacido de madre humana, esto es de María o de mujer alguna. Su ‘madre’ es el Espíritu Santo. Esta influencia se ve reflejada en el Corán, por ejemplo en la sura La mesa servida, 116, donde Dios pregunta a Jesús: ‘Jesús, hijo de María, ¿has dicho tú a los hombres: Tomadme, junto a mi madre, por dos dioses?’. Esto puede obedecer al hecho que estas sectas consideraban al Espíritu Santo como un ‘principio maternal’ en Dios (madre del Mesías y no de Jesús).

También influían en Arabia ciertas herejías cristianas que fueron poco a poco desplazadas del imperio bizantino, y se refugiaron fuera de sus fronteras, como el arrianismo, que negaba que el Verbo fuera Dios, y el nestorianismo, quienes postulaban dualidad de personas en Cristo, una humana y una divina. Vemos por ejemplo en la sura Maria del Corán, número 35: ‘¡Ese es Jesús, hijo de María, Verbo de Verdad, sobre el cual los cristianos disienten! ¡Dios no tiene por qué adoptar un hijo!’. Aquí la división es clara; se reconoce a Jesús como hijo de María y como Verbo incluso, pero se afirma que no puede ser hijo natural de Dios. La influencia arriana es clara. También en la sura Las mujeres,169: ‘¡Gente del libro, no exageréis en vuestra religión! Realmente el Mesías, Jesús, es enviado de Dios Verbo…; ¡pero no digáis tres!’. De este modo, se excluye el Verbo de la Trinidad, la cual además es negada.

Respecto al docetismo, el cual enseñaba que el Verbo había asumido un cuerpo aparente y no real, y por lo tanto la muerte de Cristo había sido sólo aparente, influye directamente en el Corán, donde se niega explícitamente que Jesús haya sido crucificado, sino que fue suplantado por una apariencia del mismo cuando era llevado al suplicio. Así, en la sura la familia de ‘Imram, n. 157, se afirma: ‘Y su discurso era: Hemos dado muerte al Mesías Jesús, hijo de María enviado de Dios, más no lo mataron ni lo crucificaron sino que así les apareció a ellos, y ciertamente aquellos que disienten con ello están en la duda, y no tienen conocimiento de ello sino que siguen una conjetura, pues por cierto que no lo mataron’.

Por el P. Carlos Pereira, IVE

 

Apocalipsis

El 666 y el Apocalipsis – La segunda bestia del Apocalipsis

Pregunta:

Mi nombre es J., y tengo una gran preocupación acerca del Apocalipsis. Ocurre que en Internet conozco unos hermanos separados Adventistas y ellos se pasan diciendo que en sus interpretaciones de La Bestia del 666 es el Papa y que el es el anticristo, porque de varias formas de decir el Papa en latín, la suma de las letras da 666 y dicen que la Iglesia Católica es la Bestia, pero yo no se que decirle pues si ellos me están dando prueba y yo no tengo nada, estoy seguro que eso debe de tener otra interpretación y espero usted me la pueda dar, para explicarles a ellos y poderme defender, Gracias de todos modos y espero su contestación. Atentamente

 

Respuesta:

Estimado: le contesto enviándole el siguiente artículo. En el encabezado podrá ver las referencias.

Preámbulo

La segunda bestia del Apocalipsis, más conocida entre la gente por su número 666, ha sido motivo de confusión motivada por la ignorancia bíblica, alentada además por las espectaculares producciones cinematográficas que gustan de tocar este tema con toda libertad. Hay quienes se afanan en encontrar en nuestros tiempos algún ‘anti Cristo’ al cual se le puedan atribuir los rasgos descritos en el Apocalipsis, y con inquieta curiosidad especulan sin cesar con audaz atrevimiento, pero sin fundamentar las supuestas coincidencias por ellos encontradas. Y no sólo sobre la bestia, sino sobre todos los símbolos usados en este libro, se busca encontrar ‘la verdad’ en los signos de nuestros tiempos, siendo que el auténtico significado está ubicado en un tiempo y contexto históricos precisos, y ajenos a nuestro tiempo.

Mi interés al escribir este artículo es desarrollar una breve exégesis sobre la perícopa de ‘El falso profeta al servicio de la Bestia’, a fin de aclarar desde el punto de vista exegético el verdadero significado de este pasaje bíblico. El ejercicio expuesto en este artículo fue realizado de manera personal, manteniéndome siempre en el ámbito de la ‘sana doctrina’ de nuestra Iglesia Católica, y en la línea de nuestra exégesis contemporánea.

Consideraciones teóricas

Para iniciar este trabajo exegético, considero importante explicar los elementos que sirven como material sólido (y correcto) para interpretar este pasaje. El texto bíblico está tomado totalmente de la Edición Española de la Biblia de Jerusalén.

Género literario

El Libro de la Revelación, o Apocalipsis de Juan, corresponde precisamente al género literario ‘apocalíptico’. Este género floreció en la literatura hebrea por cuatro siglos, desde el siglo II a.C, hasta el siglo II d. C. La apocalíptica depende de la literatura profética y de la sapiencial. Pero a diferencia de la literatura profética, donde el elemento esencial es ‘la palabra’, en la apocalíptica el elemento esencial es ‘la visión’. Otra característica del género apocalíptico es el uso abundante de símbolos.

La estructura de un Apocalipsis se da siempre en estas tres fases:

  1. Una etapa de opresión al Pueblo de Dios.

  2. Una etapa de castigo y destrucción del enemigo.

  3. Una etapa de liberación, victoria y dominio del Pueblo de Dios.

Es importante distinguir la enseñanza detrás de ‘la visión’, del relato que narra ‘la visión’ en el Apocalipsis. El contenido apocalíptico es escatológico a la vez que histórico, por lo que su enseñanza perdura hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, al ser histórico, su relato siempre se refiere a un tiempo inmediato concreto, pues es escrito en un tiempo de fuerte opresión. Con esta óptica ha de interpretarse el Apocalipsis (y en consecuencia la perícopa interpretada en este artículo) si se quiere tener un entendimiento acertado de su significado. No obstante, con una buena hermenéutica, se puede hacer una actualización de su contenido doctrinal.

En el Primer Testamento encontramos literatura apocalíptica en Is, Ez, Jo, Zac y Dn. En el Nuevo Testamento encontramos textos apocalípticos en Mc, Mt y Lc cuando narran el discurso escatológico de Jesús; en algunos pasajes paulinos en las epístolas a los Tesalonicenses y la Primera a los Corintios, y evidentemente, en el Apocalipsis.

Claves de interpretación

Para entender no sólo el contenido de la perícopa que analizo en este artículo, sino todo el contenido del Apocalipsis de Juan, es preciso primero conocer el contenido y los símbolos del Apocalipsis contenido en el libro del profeta Daniel. A su vez, para entender los símbolos de Daniel, es preciso conocer y entender los símbolos utilizados por el profeta Ezequiel. Esto resulta de capital importancia, pues al comprender los simbolismos de Ez y Dn la exégesis del Apocalipsis de Juan resulta un proceso más sencillo y natural. Hacer un recuento y dar una interpretación a esta simbología, queda fuera del alcance de este trabajo. Sin embargo, lo menciono para el estudioso que guste profundizar por cuenta propia.

Igualmente, en el caso de esta perícopa resulta imprescindible comprender el significado de la Primera Bestia, descrita en la perícopa anterior. Sobre ello detallaré en el apartado ‘El Contexto Inmediato’.

Los Apocalipsis son desarrollados en una época de opresión. En el caso concreto del Apocalipsis de Juan, éste fue escrito en el año 95, según se piensa generalmente. En ese tiempo, Domiciano exigía el ‘culto imperial’ aún más que sus predecesores Vespasiano y Tito. Es en este contexto histórico donde debemos buscar el verdadero significado de los simbolismos empleados por Juan.

Numerología apocalíptica

Todos los números utilizados en el Apocalipsis tienen un significado específico. Conocerlos ayuda a entender los símbolos del texto. Para interpretar la perícopa que nos ocupa, conviene conocer los siguientes:

Número

Significado

2

Se utiliza para dar solidez, para reforzar. Por ejemplo: dos testigos, dos cuernos.

3

Perfección

6

Uno menos que el 7, significa imperfección.

7

Plenitud

666

Tres veces seis, es decir la perfecta imperfección, la imperfección total.

La Perícopa

El falso profeta al servicio de la Bestia

Ap 13,11-18

(11) Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente. (12) Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada. (13) Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a la tierra; (14) y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que les ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida de la espada, revivió. (15) Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia. (16) Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, (17) y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia, o con la cifra de su nombre.

(18)¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.

Delimitación

Contexto Inmediato

La perícopa de ‘El falso profeta al servicio de la Bestia’ está delimitada por las perícopas ‘El Dragón transmite su poder a la Bestia’ (12,18-13,10) y ‘El acompañamiento del Cordero’ (14,1-13).

El Dragón transmite su poder a la Bestia

12,18-13,10

En esta perícopa Juan ve surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos. La bestia del mar era semejante a un leopardo con patas de osos y fauces de león, y recibió del Dragón su poder y su trono y gran poderío. (cfr 13,1-3). La gente se postra ante el Dragón y la bestia, a quien alaban (cfr 13,4-8). Juan concluye advirtiendo ‘El que tenga oídos, oiga. El que a la cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a espada, a espada ha de morir.Aquí se requiere la paciencia y la fe de los santos (13, 9-10).

‘El mar’ es en la literatura oriental, un elemento asociado con el caos, con el abismo, con la rebelión. La descripción de la bestia es similar a la visión de las cuatro bestias de Dn 7,3-8. Al ubicar el texto en su contexto histórico, lo más coherente es relacionar esta bestia que surge del mar con el Imperio Romano, de gran poderío y avasalladora extensión, y prototipo de todos los poderes que se levantarán contra la Iglesia a través de los siglos.

Los diez cuernos y las diez diademas representan a diez reyes romanos. Las siete cabezas con títulos blasfemos simbolizan a siete emperadores. Hay que notar que las cifras usadas son símbolo de la totalidad.

El poder de la Bestia se extiende sobre toda raza, pueblo, lengua y nación, y le viene del Dragón. De la misma forma el Imperio Romano se va extendiendo cada vez más. El versículo tres menciona una cabeza herida de muerte, pero sanada, lo cual puede ser una alusión a un momento determinado en que el Imperio Romano se vio en peligro, pero subsistió. Otros autores prefieren entender aquí un símil con la leyenda según la cual Nerón, después de suicidarse, regresaría a tomar el poder sobre Roma.

La Bestia profiere con su boca blasfemias contra Dios, hace la guerra a los santos, es adorada por todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado. El Imperio Romano perseguía ardientemente a los cristianos por el hecho de que éstos, por su única fe en Cristo Jesús, se negaban a dar culto tanto al Imperio como al César.

Esta situación de rechazo a Dios y cruel persecución requiere ‘la paciencia y la fe de los santos’.

Entender que esta bestia del mar representa al Imperio Romano, es quizás la pista más sólida para entender a la segunda bestia, surgida de la tierra, como explicaré en su momento.

El acompañamiento del Cordero

(14,1-13)

En esta perícopa Juan encuentra un cordero sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevan escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

Una interpretación fundamentalista y errónea de este número, como la que proponen los Testigos de Jehová, pretende asegurar que solamente 144,000 almas iran al cielo. Nada más equivocado.

A los partidarios de la Bestia, marcados con su nombre, Juan opone los seguidores del Cordero, agrupados de forma simbólica en el Sión, Jerusalén, la ciudad Santa elegida por Dios. Ellos representan al nuevo Israel. El número 144,000 equivale a 12 x 12 x 1000, que significa la exageración de un número que representa totalidad, y no una cantidad como tal. Habla de los rescatados, es decir, de los que han alcanzado la salvación. Las cualidades de estos rescatados según la perícopa son: hombres que no se han manchado con mujeres, son vírgenes; siguen al Cordero adondequiera que va; han sido rescatados de entre los hombres; son primicias para Dios y para el Cordero; no se halló en su boca falsedad; no tienen mancha (cfr Sal 30). Es significativo el hecho de que son ‘primicias’, por lo que se puede pensar que no se trata en este caso de todos los redimidos, sino de un grupo representativo. Probablemente, aquellos que ya han dado su vida por la fe.

Contexto Inmediato

La perícopa en cuestión está contenida en la primera parte, ‘Los Preliminares del ‘Gran Día’ de Dios’ del segundo título del Apocalipsis, ‘Las Visiones Proféticas’, que está conformado por las siguientes perícopas:

Dios entrega al Cordero los destinos del mundo (4 – 5)

El Cordero rompe los siete sellos (6)

Los servidores de Dios serán preservados (7,1-8)

El triunfo de los elegidos en el Cielo (7,9-17)

El séptimo sello (8,1)

Las oraciones de los santos apresuran la llegada del Gran Día (8,2-5)

Las cuatro primeras trompetas (8,6-13)

La quinta trompeta (9,1-12)

La sexta trompeta (9,13-21)

Inminencia del castigo final (10,1-7)

El librito devorado (10,8-10)

Los dos testigos (11,1-13)

La séptima trompeta (11,14-19)

Visión de la Mujer y del Dragón (12,1-17)

El Dragón transmite su poder a la Bestia (12,18-13,10)

El falso profeta al servicio de la Bestia (13,11-18)

El acompañamiento del cordero (14,1-13)

La siega y la vendimia de las naciones (14,14-20)

El cántico de Moisés y del Cordero (15,1-4)

Las siete plagas de las siete copas (15,5 – 16,21)

Personajes

Juan

El autor del Apocalipsis se da a conocer como Juan (1, 1.4.9; 22,8), un hombre que debido a su fe cristiana sufría el exilio en la isla de Patmos, una colonia penal de Roma. Pese a su nombre, es difícil pensar que el autor de este libro es Juan el Apóstol, o el mismo (o los mismos) autor del cuarto Evangelio o de las cartas joaninas. Él mismo no habla de sí como del apóstol ni como autor de estos textos. Algunos Padres de la Iglesia lo identificaron con el apóstol, seguramente por la afinidad del nombre, incluyendo a Justino, Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano e Hipólito. Sin embargo, otros como Eusebio de Cesarea, Cirilo de Jerusalén e incluso Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo, negaron este hecho. El vocabulario, la gramática y el estilo hacen dudoso que el Apocalipsis fuera compuesto por las mismas personas responsables de los demás textos neotestamentarios firmados por ‘Juan’. Por otro lado, existen similitudes lingüisticas y afinidades teológicas con el cuarto evangelio que hacen suponer que el autor del último libro de la Biblia bien pudiera haber sido discípulo de Juan el Apóstol.

En esta perícopa, Juan se muestra como el receptor de una nueva visión donde contempla la segunda Bestia.

La primera Bestia

Como he explicado anteriormente, el autor del Apocalipsis representa con el símbolo de la Bestia surgida del mar al Imperio Romano.

La segunda Bestia

Surgida de la tierra, a partir de esta perícopa, el Apocalipsis se habrá de referir a ella como ‘El falso profeta’, que está al servicio de la primera Bestia, es decir, del Imperio Romano.

Los habitantes de la tierra

Todos los habitantes de la tierra son seducidos por la Bestia.

Aquellos que no adoran a la primera bestia

Entendiendo que la primera bestia es el Imperio Romano, resulta evidente que aquellos que no adoran a la primera bestia son los cristianos, quienes desacataban el mandato del Culto Imperial que implicaba adorar al ‘Divus Caesar‘ y a la ‘Dea Roma‘.

El hombre inteligente

Así califica Juan al que logre calcular la cifra de la Bestia.

Interpretación de la Perícopa

(11) Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente.

El cuerno es símbolo de autoridad en el Apocalipsis. Vemos que aquél que está simbolizado por la Bestia de la tierra tenía dos cuernos, es decir, se trataba de alguien con suma autoridad.

(12)Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada.

Comprendiendo que la primera Bestia es el Imperio Romano, es fácil entender que la segunda Bestia es el símbolo apocalíptico de un ministro de Roma, y que como explicaba recientemente, era alguien que tenía la suma autoridad. Podemos pensar pues, que se trata de un emperador. Un emperador que tenía la misión del Imperio de asegurar su legendaria extensión territorial ‘haciendo que la tierra y todos sus habitantes adoren a la primera Bestia’.

(13) Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a la tierra;

Notamos aquí una señal de alerta contra las seducciones de la idolatría, según la segunda redacción de la Ley de Moisés. El Deuteronomio ordena que si surge un profeta que propone una señal o un prodigio, y pide ir en pos de otros dioses desconocidos a servirles, este profeta no debe ser escuchado (cfr Dt 13,2-4).

Cristo mismo previene sobre la venida de estos falsos profetas que arrastran a sus seguidores a la perdición (cfr Mt 24,24). Es interesante notar que esta prevención (y predicción) de Cristo está contenida nada menos que en su Discurso Escatológico, es decir, en un texto eminentemente apocalíptico.

Lo mismo en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, donde Pablo anticipa que la venida del ‘Impío’ estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros y prodigios. Todo tipo de maldades acabarán por seducir a los que no han aceptado el amor de la verdad salvadora (cfr 2 Ts 2,9-10). Otro pasaje apocalíptico.

Resulta evidente el paralelo entre estos tres pasajes y este versículo del Apocalipsis.

(14) y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que les ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida de la espada, revivió.

El Espíritu de Dios era el que realizaba prodigios en la Iglesia para provocar la fe en Cristo; la segunda Bestia imita al Espíritu, como la Serpiente y la primera Bestia imitan al Padre y al Hijo. Así pues, el Dragón, la primera y la segunda Bestia son una caricatura antitética de la Trinidad: Padre-Hijo-Espíritu Santo y Dragón-Primera Bestia-Segunda Bestia.

(15) Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia.

Los cristianos siempre rechazaron el culto al Imperio y al César. Vemos aquí que la segunda Bestia exterminaba a los cristianos, era un fuerte perseguidor de ellos. Esto va dando luz a la deducción de su nombre. Se trata pues de un emperador romano que persiguió encarnizadamente a los cristianos.

(16) Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente,

El tatuaje en la mano y en la frente hace pensar en el ‘culto imperial’.

Más adelante un ángel advertirá que el que se haga la marca en frente o en la mano, habrá de beber del vino del furor de Dios (cfr 14,9). Igualmente, sobrevendrá una úlcera maligna sobre los que se han hecho la marca (cfr16,2). Y cuando la Bestia sea capturada, será arrojada viva junto con los que se hicieron la marca en el lago del fuego que arde con azufre (cfr 19,20). Sin duda, todos estos son simbolismos, pero resulta obvio lo deplorable de la actitud de aquellos que optan por seguir a la Bestia.

Por el contrario, todos los que no adoraron a la Bestia ni se hicieron la marca en la mano ni en la frente, es decir, los que no hicieron obras acordes con la Bestia, ni la aceptaron con su mente ni su actitud, revivieron y reinaron con Cristo mil años (cfr 20,4).

(17) y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia, o con la cifra de su nombre.

El no llevar la marca de la Bestia es motivo de privación de las actividades cotidianas en el Imperio Romano, y peor aún, es motivo de privación de derechos jurídicos y civiles.

(18) ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.

En lugar de dar el nombre de la Bestia, Juan utiliza una cifra, 666, y explica que hay que calcularla. Para sumar 666, existe una gran cantidad de combinaciones. La base de la que hay que partir para hacer este cálculo, es el hecho de que en griego y en hebreo las letras del alfabeto tienen valor numérico, pues estas lenguas carecían de numerales. La opinión más aceptada entre los exégetas, y con la cual coincido personalmente, es que Juan se refiere a Nerón, dado que su nombre en hebreo es NRWN QSR (Nerón César), recordando que en el hebreo no se escriben vocales entre las consonantes (y los puntos vocales, que de cualquier forma no tienen valor numérico, fueron adaptados varios siglos después de la escritura del Apocalipsis), y las equivalencias numéricas son:

Letra hebrea

Nombre

Equivalente

Valor

Nun

N

50

Resh

R

+ 200

Waw

W

+ 6

Nun

N

+ 50

Qoph

Q

+ 100

Samekh

S

+ 60

Resh

R

+ 200

SUMA:

= 666

En griego, la suma da 616, por lo que algunas versiones de la Biblia, muy pocas, utilizan esta otra cifra. En tal caso 616 no significa ‘Nerón César’, sino ‘Dios César’. Como sea, todo parece coincidir con mucha fuerza para confiar en que el pasaje se refiere a Nerón, uno de los más acérrimos perseguidores de los cristianos, que sabemos que entre sus ‘ingeniosos’ tormentos, hacía amarrar en postes (crux simplex seguramente) a los cristianos en los senderos de los jardines de su palacio, y los hacía arder en llamas para que sirvieran como antorchas.

Hay que recordar además que el 6 es un número usado para representar la imperfección, por quedar detrás del 7, la plenitud. El hecho de repetir tres veces el 6, resulta significativo, pues 3 es símbolo de perfección. Repetir tres veces un adjetivo equivale al máximo superlativo posible. Así, repetir tres veces el 6, 666, el ‘tres veces Imperfecto’, el ‘totalmente imperfecto’, equivale de manera antitética al ‘tres veces Santo’, ‘Santo, santo, santo’ que se usa para llevar al máximo la exaltación de la santidad de Dios, el ‘Todo Santo’.

Actualización

Falsos profetas, perseguidores del cristianismo y seducciones materiales y paganas siempre habrán de acosar a todos los habitantes del mundo. Sin embargo, los fieles cristianos que se mantienen con paciencia en la fe, habrán de superar estas pruebas.

Conclusión

Quien leyó este artículo buscando encontrar pistas o incluso nombres concretos de supuestos anticristos contemporáneos, seguramente quedó decepcionado. La Apocalíptica es un género difícil de comprender por la gran cantidad de simbolismos que emplea. Sin embargo, el conocer las claves de actualización acertadas, y la familiaridad con los textos de Ez y Dn facilitan el entendimiento del Apocalipsis.

El hebreo, al carecer de numerales, emplea sus mismas letras con fines aritméticos. De esta forma, el nombre de Nerón César escrito con caracteres hebreos, coincide en valor numérico con la cifra 666.

El Apocalipsis al estar escrito en el contexto de la persecución cristiana por el Imperio Romano, encuentra el verdadero significado de sus símbolos en esa situación histórica concreta. No obstante, el sentido y la enseñanza del texto, son escatológicos. Por esta razón, si algo debemos aplicar de este libro en nuestros tiempos, que tantas veces ponen a prueba nuestra cordura cristiana, es la enseñanza de fe y esperanza desarrolladas en el texto, más que el pretender emplear los símbolos empleados en el texto como referencias a eventos cataclismicos que hemos de padecer.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Referencias bibliográficas

EDICION ESPAÑOLA DE LA BIBLIA DE JERUSALEN. Desclee de Brouwer, Bilbao, 1998.

THE NEW AMERICAN BIBLE. Catholic Bible Press, Nashville, 1987.

Carrillo, S., EL APOCALIPSIS. Instituto de Pastoral Bíblica, México, 1998.

Nutting, M., AND GOD SAY WHAT?. Paulist Press, New York, 1986.

Yates, K. NOCIONES ESENCIALES DEL HEBREO BIBLICO. Harper & Row Publishers, New York, 1984.

(c) Mauricio Israel Pérez López, 2000