malos recuerdos

¿Es pecado recordar hechos malos del pasado?

Pregunta:

¿Estoy en pecado si recuerdo a un ex novio? Solo me acuerdo del trato que tenía conmigo y comparo a mi actual pareja con él.

Respuesta:

Estimada:

La memoria es una facultad sensible del hombre por medio de la cual se retiene y recuerda lo pasado. La memoria retiene toda clase de conocimientos, buenos y malos. Recordar significa hacer presente algo del pasado. En el lenguaje común, se habla de “buenos recuerdos”, por ejemplo, los beneficios recibidos de nuestros padres; y se habla de “malos recuerdos”, cuando se trata de un hecho desagradable, triste, etc.

Pero en la teología moral católica, se entiende por “malos recuerdos” aquellos cuyo contenido es pecaminoso, como por ejemplo, los pecados mortales cometidos, las escenas deshonestas que hayamos visto, las informaciones inconvenientes (a la fe y a la moral) que hemos recibido a través de las lecturas, fotografías, Internet, etc.

Ahora bien, ¿cuándo los recuerdos pecaminosos constituyen pecado? Hay dos principios:

1° Cuando se advierte la gravedad de tales recuerdos y se consienten plenamente (es decir, se quieren plenamente) son de suyo pecado mortal. Si tal recuerdo se rechaza inmediatamente, no hay pecado. Cuando se ha rechazado a medias, es decir, no con bastante prontitud o generosidad, hay pecado venial.

2° Es pecado mortal cuando se intenta y busca voluntariamente el recuerdo pecaminoso para obtener un placer en ello.

Estos criterios valen también para los malos pensamientos y los malos deseos (Cf. Antonio R. Marín, Teología moral para seglares, t. I, B.A.C., Madrid 1996, n. 570-571).

Pero también es necesario tener presente dos cosas:

– Primero, la vida cristiana no consiste únicamente en no pecar; sino también en la práctica de las virtudes (las teologales: fe, esperanza y caridad; y las morales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Así, puede uno recordar cosas pasadas, pero: ¿es conveniente? ¿Se puede sacar algún provecho? ¿Es útil? Como dice el apóstol San Pablo:«Todo me es lícito»; mas no todo me conviene. «Todo me es lícito»; mas ¡no me dejaré dominar por nada! (1 Co 6,12).

– Segundo, como dice el refrán: “Las comparaciones son odiosas”. A veces no son útiles, y otras veces no son convenientes.

¡Anímese a vivir su noviazgo con alegría y fe! Ruegue al Buen Pastor y a su Santísima Madre, la gracia de conocer si son el uno para el otro y para siempre, que no es otra cosa que descubrir la voluntad del Buen Dios sobre vuestras vidas, es decir, la vocación al matrimonio cristiano.

En Cristo y María.

P. Héctor Guerra, IVE