posesión

¿Suceden realmente las posesiones diabólicas?¿Cómo distinguirlas de los casos patológicos?

Pregunta:

¿Suceden realmente las posesiones diabólica? ¿Cómo identificarlas, diferenciándolas de algún tipo de psicopatología? ¿Cómo funciona y cómo se realiza un exorcismo?

 

Respuesta:

Estimada:

Trataré de responderle de la manera más exacta posible.

1. Los elementos constitutivos de la posesión diabólica

Dos elementos constituyen la posesión, explica Tanquerey[1]: la presencia del demonio en el cuerpo del poseso, y el imperio que ejerce sobre el cuerpo, y, por medio de éste, en el alma. No está el demonio unido con el cuerpo como unida con el cuerpo está el alma; con respecto al alma no es sino un motor externo, y, si obra en ella, es por medio del cuerpo en el que habita. Puede obrar directamente en los miembros del cuerpo, y hacerlo ejecutar toda clase de movimientos; indirectamente obra en las potencias, en cuanto éstas dependen del cuerpo para sus operaciones.

Pueden distinguirse en lo posesos dos estados diferentes; el de la crisis y el de la calma. La crisis es a manera de acceso violento, en el que el demonio manifiesta su imperio tiránico produciendo en el cuerpo una agitación febril que se manifiesta en contorsiones, en grito de rabia, en palabras impías y blasfemias. Los pacientes pierden entonces, al parecer, todo conocimiento de lo que pasa en ellos que dijeron o hicieron, o mejor, de lo que hizo el demonio por medio de ellos. Solamente en el comienzo sienten la irrupción del demonio; luego parecen perder la conciencia. Esta regla, sin embargo, tiene sus excepciones.

En los intervalos de sosiego no hay por donde se pueda descubrir la presencia del espíritu maligno; diríase que se fue. Mas a veces, Sin embargo, manifiéstase su presencia, por una especie de enfermedad crónica que desconcierta todos los remedios de la ciencia médica.

A menudo ocurre ser muchos los demonios que poseen a una sola persona; lo cual demuestra cuán poco posesión pueden. De ordinario la posesión no se verifica sino en los pecadores; pero hay excepciones.

2. Las señales de la posesión

Como hay enfermedades nerviosas, y monomanías o casos de enajenación mental, que se asemejan, en sus manifestaciones, a la posesión diabólica, importa mucho indicar las señales por las que podemos distinguirla de dichos fenómenos morbosos.

Según el Ritual Romano, tres son las señales principales para conocer la posesión diabólica:

a) El hablar lenguas no sabidas. Para comprobarlo bien, es menester estudiar a fondo el sujeto; ver si, en tiempos pasados, tuvo ocasión de aprender algunas palabras de dichas lenguas; si, en vez de articular algunas frases sueltas aprendidas de memoria, habla y entiende una lengua que en verdad no conocía.

b) La revelación de cosas ocultas, sin medio natural que lo explique. También en esto es menester una profunda investigación; cuando se tratare de cosas lejanas, será menester estar seguros de que no puede saberlas el sujeto por ningún medio natural; cuando de cosas futuras, hay que esperar que se cumplan para ver si suceden exactamente como se había anunciado, y si son bastante determinadas de manera que no dejen lugar al equívoco. Luego de comprobado el hecho a conciencia, aún queda por ver si ese conocimiento preternatural procede del bueno o del mal espíritu, según las reglas para la discreción de espíritus; y de un espíritu maligno presente a la sazón en el poseso.

c) El uso de fuerzas superioresnotablemente a las naturales del sujeto, habida cuenta con su edad, su adiestramiento, su estado morboso, etc.; realmente hay casos de sobreexcitación, en los que se duplican las energías. El fenómeno de la elevación en el aire, cuando se ha comprobado enteramente, es preternatural; hay casos en los que, teniendo en cuenta las circunstancias, no se puede atribuir a Dios ni a sus ángeles; se ha de tener por señal de intervención diabólica.

A estas señales pueden añadirse las que se deducen de los efectos causados por el empleo de los exorcismos o de las cosas sagradas, especialmente de las que se aplican a escondidas de los que se piensan que están posesos. Ocurre, por ejemplo, que, cuando se les aplica alguna cosa santa, o se recitan por ellos las preces litúrgicas, les acometen crisis de indecible furor, y blasfeman horriblemente. Más esta señal no es cierta sino cuando se hace todo eso sin saberlo el paciente; si se dan cuenta de ello, pudiera ser que se enfurecieran, ya por el horror que les causa todo lo que a la religión se refiere, ya por fingimiento.

No se ha de admitir, pues, de buenas a primeras la posesión, y nunca seremos harto prudentes antes de resolver.

3. Diferencia entre la posesión y los trastornos nerviosos

Las experiencias hechas con personas atacadas de enfermedades nerviosas han demostrado haber cierta analogía entre sus estado morbosos y los gestos de los posesos. No hay para maravillarse de esto: el demonio puede producir ora enfermedades nerviosas, ora fenómenos exteriores análogos a los de los nerviosos. Esta es una razón más para ser muy cauto en el juicio acerca de lo casos que se dicen de posesión.

Más estas analogías son únicamente en los gestos exteriores, que, de suyo, no bastan para probar la posesión. Jamas se supo de neurótico alguno que hablara lenguas no sabidas, que revelara los secretos del corazón, o que vaticinara lo porvenir con precisión y certeza. Estas son, según dijimos, las señales verdaderas de la posesión; cuando faltaren todas ellas, puede juzgarse que no hay sino una sencilla neurosis. Cuando alguna vez se equivocaron los exorcistas, fue por apartarse de las reglas que señala el Ritual. Para evitar engaños, conviene que examinen el caso, no solamente sacerdotes, sino también médicos católicos.

4. Remedios contra la posesión

Los remedios son, en general, cuantos pueden debilitar la acción del demonio en el hombre, purificar el alma y fortalecer la voluntad contra las acometidas diabólicas; de modo especial los exorcismos.

1) Remedios generales

a) Uno de los más eficaces es la purificación del alma por medio de una buena confesión, sobre todo de una confesión general, que moviéndonos a humildad y santificándonos, hace huir el espíritu soberbio e impuro. El Ritual aconseja añadir a esto el ayuno, la oración y la sagrada comunión. Cuanto más limpio de almas y mortificados estemos, tanto menos tendrá en nosotros parte el demonio; y la sagrada comunión pone dentro de nosotros al que venció a Satanás. Sin embargo, la sagrada comunión no ha de recibirse sino en los momentos de calma.

b) Los sacramentales y los objetos benditos tienen también mucha eficacia. Por razón de las oraciones que ha recitado la Iglesia al bendecirlos. Santa Teresa tenía especial confianza en el agua bendita, y bien fundada, porque la Iglesia le da la virtud de ahuyentar el demonio. Pero se ha de usar de ella con espíritu de fe, humildad y confianza.

c) El crucifijo, la señal de la cruz. Y sobre todo, las reliquias auténticas de la vera cruz son espantables para el demonio que fue vencido por la cruz: ‘et qui ligno vincebat, in ligno quoque vinceretur’. Por la misma razón teme mucho el espíritu maligno la invocación del santo nombre de Jesús, que, según la promesa del Señor, tiene maravilloso poder para poner en fuga el demonio.

2) Los exorcismos

Dice el Catecismo (n. 1673): ‘Jesús lo practicó (Mc 1,25 ss), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia’.

P. Miguel A. Fuentes, IVE


[1] Resumo todo cuanto sigue a continuación de Ad. Tanquerey, Compendio de Teología Ascética y Mística, Ed. Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1944, nn. 1537 y ss.

posesión

Sobre la posesión diabólica ¿Puede una persona ser poseída por el demonio en contra de su voluntad?

Pregunta:

Hace 2 o 3 meses leí en el ZENIT que una chica fue a la audiencia del Papa y se vio que estaba poseída por el demonio. El artículo decía como que estaba poseída contra su voluntad, porque en momentos de lucidez lo sufría mucho. ¿Es posible que el demonio posea a una persona contra su voluntad y libertad?

Respuesta:

Estimado:

Ciertamente que puede suceder.

Se dan los dos casos: aquel en el que un pecador ofrece su persona al diablo (y como resultado se da un caso de posesión diabólica) y aquel en el que el demonio entra contra la voluntad del poseso. En este segundo caso, a su vez, puede ocurrir que la persona posesa haya merecido la posesión como castigo de sus pecados (suele a veces darse como consecuencia de jugar con cosas de superstición), o bien que sea una permisión divina para más santificar a una persona (conocido es el caso, en el siglo XIX del Padre Surin, poseído por el demonio mientras él mismo realizaba una serie de exorcismos; sus memorias, al respecto, han sido muy valiosas para mostrar cómo el demonio no tiene ninguna influencia sobre la voluntad del poseso, a menos que éste consienta sus tentaciones; su acción directa se limita a la esfera de lo corporal).

P. Miguel A. Fuentes, IVE

demonio

¿Qué opina usted de lo que dice el Padre Álvarez Valdés sobre el demonio y las posesiones diabólicas?

Pregunta:

Estimado Padre: Hace un tiempo atrás me dieron a leer un artículo escrito por el sacerdote Ariel Álvarez Valdés donde, según me pareció entender, la Iglesia ya no sostenía más la existencia del demonio y se decía que los casos de posesión diabólica que aparecen en los Evangelios no eran tales sino en realidad enfermedades psicológicas que, en los tiempos de Jesús, se pensaban causados por el diablo. Esto ha dejado tambaleando mis creencias al respecto. ¿Es así, en realidad? ¿Por qué, entonces, la Iglesia no lo dice públicamente para que no sigamos engañados?

Respuesta:

Estimado:

La existencia del demonio es una verdad de nuestra fe; y los casos que en los Evangelios son relatados como posesiones diabólicas y exorcismos realizados por Jesús, son realmente lo que dicen ser. No hay que dejarse llevar por cualquier viento de doctrina ni aceptar acríticamente las opiniones personales de cualquier aventurero teológico, por más títulos que ostente. Tenga en cuenta que la norma de fe es la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, no los teólogos ni los exégetas. Estos se equivocan cada vez que se apartan de la doctrina definida por la Iglesia.

Respecto al caso que usted menciona, el artículo en cuestión fue publicado en diciembre de 1995 bajo el título: ‘¿El diablo y el demonio son lo mismo?’. Las posiciones sostenidas allí por el autor han sido criticadas por la autoridad de la Iglesia y, en mérito del autor hay que indicar que públicamente se ha retractado de ellas. En efecto, según noticia de Aciprensa 11/09/2001, el P. Álvarez Valdés ha sintetizado sus posiciones erróneas en las siguientes:

Afirmaciones erróneas

1. ‘No es posible la posesión diabólica, en el sentido de que un ser personal se introduzca dentro de otra persona, lo posea y lo obligue a tender hacia el mal en contra de su voluntad’.

2. ‘Los casos de posesión diabólica siempre son enfermedades a las que la ciencia de aquel tiempo no encontraba respuesta natural’.

3. ‘Jesús vino a enseñar religión, no medicina. En este sentido Jesús permaneció dentro de los límites de la concepción judía de aquel tiempo. Los presuntamente poseídos eran en realidad enfermos, pero como la gente explicaba aquellos trastornos y su curación mediante el lenguaje de ‘posesión’ y ‘exorcismo’, Jesús no tenía porqué hablar con términos distintos de los que eran familiares en aquel tiempo’.

4. ‘A la altura de nuestros actuales conocimientos, tanto científicos como bíblicos, no es posible seguir creyendo en la existencia de los demonios’.

5. ‘(La Iglesia) lentamente ha ido abandonando su creencia en las posesiones’.

6. ‘En 1984 Juan Pablo II publicó el nuevo Ritual Romano en el que elimina definitivamente la ceremonia misma del exorcismo, de la Iglesia Católica’.

7. ‘En el siglo II la Iglesia preguntó a los científicos de la época por qué ciertas personas tenían comportamientos sumamente extraños y le contestaron: están endemoniados. Ante esto, creó la ceremonia del exorcismo. En el siglo XX la Iglesia vuelve a hacer la misma pregunta a los científicos, y ahora éstos contestan: tienen raras patologías, cuyas causas a medias ya se conocen. Entonces (la Iglesia) suprimió el exorcismo’.

De estas afirmaciones el Padre Álvarez Valdés ha dicho en una carta pública: ‘Por medio de la presente quiero retractarme de estas afirmaciones, y reconocer que eran erróneas y contrarias a las enseñanzas de la Iglesia Católica, a la que amo y deseo servir fielmente desde mi ministerio. Especialmente a la luz del nuevo Ritual del Exorcismo, recientemente aparecido… Asimismo quiero dejar en claro que me someto, como siempre procuré hacerlo, a todo lo que la Santa Madre Iglesia cree y enseña, y que deseo permanecer siempre unido a ella’.

Esperamos que el sacerdote cuestionado continúe con la revisión de sus enseñanzas en los demás temas que también sostiene de modo controvertido, como es la historicidad de muchos hechos bíblicos, en particular del Antiguo Testamento y de la infancia de Nuestro Señor, del pecado original, etc.

Sobre el tema del demonio de las posesiones diabólicas puede usted leer los artículos que se contienen en esta misma página web.

P. Miguel A. Fuentes, IVE