llega tarde a Misa

Cuando se llega tarde a Misa, ¿se comete pecado?

Pregunta:

Cuando se llega tarde a Misa, ¿se comete pecado?

Respuesta:

Estimado:

El precepto de la Iglesia relativo a la Misa dice: ‘El primer mandamiento: Oír Misa entera los domingos y demás fiestas de precepto’ (Catecismo n. 2042). ‘Misa entera’ indica la presencial corporal y la atención; esta presencia debe ser continua, es decir, que dure desde el principio al fin de la misa, de suerte que no cumpliría el precepto el que omitiera alguna parte ‘notable’ de la Misa. Dicho de modo más particular:

1) No cumple el precepto quien omite la consagración (por ejemplo saliendo fuera) aunque esté presente todo el tiempo antes y el todo el tiempo después.

2) El que llega después del ofertorio.

3) El que llega a la lectura del Evangelio y además se vas inmediatamente después de la comunión.

En los casos anteriores, evidentemente, me estoy refiriendo a una ausencia de la Misa sin causa justificada; no es el caso de los enfermos que por un motivo u otro deben salir de la Iglesia por razón de su enfermedad, o los padres que lo tienen que hacer por sus hijos, etc.

Por eso, en definitiva lo que hay que atender más es al motivo por el cual no ha escuchado Misa. Puede ser que la negligencia por la cual llega tarde implique poca valoración del Santo Sacrificio de la Misa.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Misa

¿Qué quiere decir ‘Misa’?

Pregunta:

Enviamos este mail para consultar si uds. saben la etimología, o el origen exacto de la formación de la palabra ‘misa’. Hemos tratado de averiguarlo, y lo único que nos hemos enterado es que esta palabra ‘no pertenece al latín’. Nos interesa mucho saber si ustedes pueden iluminarnos al respecto, saludos y gracias E. y M. M.D. Argentina

 

Respuesta:

Estimados:

El Sacrificio Eucarístico recibió diversos nombres en el transcurso de los siglos. A partir del s. IV el nombre más frecuente es el de Misa, palabra que proviene del verbo latino mittere, que significa enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión. La expresión misa la derivan algunos de las oraciones dirigidas o enviadas a Dios; otros de la dimisión o despedida de los catecúmenos (los que se están preparando para el bautismo), que no podía asistir a la celebración del misterio eucarístico, sino sólo a la introducción hasta el Credo. Según parece, al principio designaba únicamente la ceremonia de despedida de los catecúmenos; después significó las ceremonias e instrucciones que la precedían (misa de los catecúmenos); más tarde, la celebración del misterio eucarístico (misa de los fieles), y que es el sentido actual.

Según enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1332, se denomina al sacrificio eucarístico con la palabra Misa ‘porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (del verbo ‘missio’, enviar) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana’.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

vestir para Misa

¿Cómo hay que ir vestidos a la Misa?

Pregunta:

Mi consulta es con respecto a la forma de ir vestidos a las Misas. Aclaro que se trata de una Misa con Niños. Por el tiempo, que son vacaciones, muchos adultos y niños van en short, huaraches, tirantes, etc.,y hay personas molestas por las llamadas de atención, y una de ellas me pedía que le dijera en donde dice la Biblia como debemos ir vestidos a misa. Solo encontré una carta de Pedro y en el Evangelio de Lucas algo donde dice ‘vestir decorosamente’ pero no habla de misa, ni eucaristía. Yo quiero saber como defender el tema, ya que nuestra religión no es solo Biblia, es fe, tradiciones, Magisterio. ¿En alguna parte de los Canon Romano habla del vestir en misa?

 

Respuesta:
Estimada:

Como dice muy bien la religión no es solo Biblia, es fe, Tradición y Magisterio. Pues bien, ¿cómo hay que vestirse para ir a Misa? La respuesta hay que buscarla en la moral cristiana. La virtud de la Templanza es la que modera los apetitos del concupiscible. Y concretamente esta virtud cardinal tiene otras virtudes anexas que hacen al hombre bueno y a sus actos.

La modestia en el vestir es: Es una virtud que tiene por objeto guardar el debido orden de la razón en el arreglo del cuerpo y del vestido y en el aparato de las cosas exteriores.

Las cosas exteriores que se utilizan, consideradas en sí mismas, no son viciosas; pero pueden serlo por el uso inmoderado, porque no se conforma a la recta razón. Además hay que tener en cuenta que la intención del que obra puede viciar toda la acción. Si uno se viste mal para provocar a los hombres o por vanidad, toda la obra es desordenada.

También lo afirma el sentido común, que nos dice que uno debe vestirse de acuerdo a las circunstancias, siempre decorosamente, pero la sacralidad del lugar santo pide que uno se vista decentemente.

Que Dios la bendiga y no desanime por los inconvenientes que encuentra. Desgraciadamente vivimos en un mundo difícil, en donde todas estas cosas no se entienden porque se vive en la superficialidad y con espíritu mundano.

La saludo atentamente.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Eucaristía

¿Cómo puede estar Jesús en la hostia y bajar al estómago de un hombre?

Pregunta:

Hola padre saludos en Cristo Jesus.
Hace un par de días atrás, dialogando con una amiga protestante, me decía que en la hostia no podía estar Jesús realmente, puesto que Dios es más que una galletita, y que no era bien visto esto por Dios puesto que al ingerir la hostia ésta va al estomago y posteriormente se tiene que evacuar, a lo que no supe responder, pues hasta donde sé tarde de 15 a 20 minutos para desintegrarse. ¿Sufre algún proceso de descomposición?, ¿como podría responderle a esta pregunta?

Respuesta:

Estimado:

La Iglesia enseña que Jesús está verdadera, real y sustancialmente presente en la Eucaristía. El mismo Martín Lutero, a diferencia de los protestantes que le sucederán, aceptaba la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Por supuesto que Dios es más que una ‘galletita’, y también es más que un hombre, y sin embargo se encarnó tomando la condición de esclavo, pasando por uno de tantos, y se entregó a la muerte y muerte de cruz (como enseña la Sagrada Escritura). Precisamente ahí está el gran amor de Dios, que para salvarnos no se horrorizó de entrar en el seno de una virgen (como canta el himno Te Deum, ‘non horruisti virginis uterum’), y en el colmo del amor, para quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos, se hizo cautivo de amor, quedándose en la Eucaristía, que, como sabemos por la fe, luego de la consagración, no es una simple ‘galletita’ o, mejor, un poco de pan, sino el mismisimo Cuerpo de Cristo. De lo contrario, Jesús mentiría al decir: ‘Esto es mi Cuerpo’, y esto lo comprendieron muy bien aquellos que se escandalizaron cuando Jesús pronunció su discurso del Pan de Vida (Jn 6), porque pensaron (y pensaron bien), que Jesús les daría a comer su carne y a beber su sangre, pero lo que nunca imaginaron es que lo haría por el maravilloso prodigio de la Eucaristía. Por eso San Cirilo de Jerusalén afirmaba: ‘No dudes que sea verdad; antes bien, recibe con fe las palabras del Salvador, pues, siendo la verdad, no miente’

Le recomiendo que lea lo que a propósito enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en la parte referida a los sacramentos. La presencia de Jesús permanece mientras no se corrompan las especies eucarística, es decir los accidentes del pan y del vino. Cuando estos se corrompen, y eso sucede por la digestión(proceso que dura unas dos horas, más o menos), ya no está más Cristo presente, ya no hay más sacramento, por lo que lo que evacuamos es lo que ha sido procesado de las especies eucarísticas (junto con los demás aliemntos ingeridos), y no el Cuerpo de Cristo.

Le aconsejo la asistencia diaria a la Santa Misa, la adoración al Santísimo, y las visitas a Jesús que está en el Sagrario, pidiendo el aumento de la fe eucarística, ya que es en verdad, el ‘misterio de la fe’.

Si le interesa, puede bajar on line el libro del P. Fuentes, ‘¿En dónde dice la Biblia que…?’ (se puede descargar gratuitamente desde la página de El Teólogo Responde), en el que encontrará la respuesta a las principales objeciones de las sectas a la Iglesia.

P. Jon M. de Arza, IVE

Flores en el altar

¿Para qué se ponen flores en el altar?

Pregunta:

Somos catequistas y necesitamos tener datos sobre las flores que se ponen alrededor del Altar para la Santa Misa, saber su significado, como alegría y recepción, etc. Todos los datos que pueda enviarnos nos servirán. En Cristo Jesús, María Santísima y San José, modelo de Familia.

Respuesta:

Lo primero que hay que decir es que las flores en el altar tienen una función de ornamentación (así como los cirios, el mantel, el incienso, etc.), es un modo de honrar a Cristo, pues, el altar es Cristo. Secundariamente, también honrar a sus miembros más gloriosos, que son los mártires, cuyas reliquias están depositadas en el altar, es decir, la Iglesia triunfante, Esposa de Cristo. Relaciónese esto con la corona de flores de naranjo que llevaba la novia en el matrimonio, y por qué no, con el mismo Cristo, ya que, por ejemplo, en el rito bizantino, también el esposo es coronado.

Según una antiquísima tradición, atestiguada ya en la Traditio Apostolica (año 215), atribuida a San Hipólito de Roma, los cristianos llevaban rosas y lirios como ofrenda al altar: “algunas veces ofrecían flores; se ofrecía, pues, la rosa y el lirio, y no otras” (Traducimos el texto de la edición de BOTTE, 1963, 78). Como nota el famoso liturgista italiano, Mons. Mario Righetti, “el pavimento a mosaico de la basílica de Aquilea, construido en los primeros años del s. IV, lleva también un panel que representa las mujeres que ofrecen a la Iglesia flores sueltas y a festones”. (M. RIGHETTI, Storia Liturgica, I, 544). Desde el s. IV, y probablemente antes, los sepulcros de los mártires, conforme al uso universal, que de este modo honraba todas las tumbas, eran adornados con perfume de flores, que llegaba también a la mesa del altar que custodiaba las reliquias.  De aquí que cantara Prudencio († 410 ca.): “Violis et fronde frequenti/Nos tecta fovebimus ossa” (Cathemerinon, X, v. 169). Que podríamos traducir: “Con asiduas violetas y frondas/honraremos los huesos cubiertos”. San Jerónimo elogiaba a Nepociano que cuidaba diligentemente la decoración floral de las basílicas y lugares de los mártires, con diversas flores, ramas de árboles y sarmientos (Cf. EpistLX ad Heliodorum).

A falta de ramos de olivo y de palmeras, se bendijeron flores (y aún se bendicen) en los países septentrionales el Domingo de Ramos (de aquí, “Pascua Florida”). Esta circunstancia dio nombre a la península de “Florida” en los Estados Unidos, precisamente por este uso litúrgico, ya que los españoles llegaron allí para esa fecha en el año 1513 (Cf. M. RIGHETTI, Idem, II, 184). Una costumbre característica de la época medieval el día de Pentecostés, era la de hacer llover rosas, durante el canto de Tertia o de la Sequentia de la Misa, que recreaban simbólicamente las lenguas de fuego y los dones del Espíritu Santo, por eso se conoce esta solemnidad también con el nombre de “Pascua rosada” (Cf.Ibidem, II, 316).
En fin, sirvan estos datos históricos para atestiguar el uso litúrgico de las flores.

Vayamos ahora a las normas de la Ordenación General del Misal Romano: el principio es que “en la ornamentación del altar se guardará moderación” (OGMR, 305). Hay templos en los que uno no sabe si se encuentra en una florería, un vivero, o una selva. En el afán de adornar, se convierte en principal aquello que es accesorio, y pierde visibilidad lo más importante, que es el altar, o incluso, se dificulta la movilidad del sacerdote en el desenvolvimiento del rito. Ahora bien, hay tiempos litúrgicos en los que la moderación debe ser aún mayor, como en el Adviento, o incluso no deben ponerse flores, como durante la Cuaresma (excepto el IV domingo, conocido como domingo de “Laetare” – “Alégrate”, como un anticipo de la alegría pascual, que ya está próxima). Las solemnidades y fiestas, por supuesto, requieren de mayor abundancia floral (Cf. OGMR, 305). Entre paréntesis, a veces se ve un lunes cualquiera del año la iglesia llena de flores que quedaron del matrimonio celebrado el día anterior, esto no se condice con la función de manifestar la alegría festiva que reservamos para las ceremonias más solemnes, porque no puede ser fiesta todos los días, con lo cual se perdería el verdadero sentido de la fiesta, que exige que haya algún exceso significativo.

Sin embargo, la Ordenación vuelve a insistir: “el empleo de las flores como adorno del altar ha de ser siempre moderado, y se colocarán, más que sobre la mesa del altar, en torno a él” (OGMR, 305). Esto último tiene un motivo práctico o funcional, que es, precisamente, para que no se entorpezca la visibilidad de los fieles sobre los diferentes ritos que realiza el sacerdote, pero, hay un motivo más de fondo, y es que el altar no es solamente la mesa de un banquete, sino sobre todo, el ara del sacrificio, como se deduce de lo que dice la misma OGMR: “El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es, además, la mesa del Señor, para cuya participación es convocado en la Misa el pueblo de Dios…” (OGMR, 296).

P. Jon M. de Arza, IVE