idolatria

¿En qué consiste la Idolatría?

Pregunta:

¿En qué consiste la idolatría?

 

Respuesta:

Idolatría, del latín idololatria, significa literalmente ‘adoración -y culto- de los ídolos’, es decir, de las imágenes o representaciones de los falsos dioses. En Teología moral se define como ‘culto indebido tributado a una creatura’: comprende así, no sólo el culto a las imágenes de dioses falsos, sino el culto a los mismos dioses falsos o a cualquier creatura, con imagen o sin ella. En Historia de las Religiones, i. es el culto y adoración de las imágenes o representaciones divinas que se da en las religiones no cristianas. El uso de las imágenes (v.) es connatural a la piedad religiosa, que necesita de soporte sensible para elevarse a lo invisible. Con todo deben advertirse dos cosas. La primera, que en las culturas primitivas no suele representarse nunca el Ser Supremo, si no es mediante símbolos, aunque se representen con profusión los dioses subordinados cuando los hay. Esta costumbre se observa también a veces en las religiones históricas de alta cultura, sin duda por herencia de esa religión primitiva. El caso más destacado es el del mesopotámico Anu, dios supremo celeste, del que ninguna imagen se ha descubierto, a pesar de que su culto duró unos tres mil años, y de que los demás dioses mesopotámicos se representan con profusión. La segunda es que en la India, pese a la tradición idolátrica de la cultura originaria de Mohenjo Daro y Harapa, parece que los invasores arios desconocieron la representación plástica de los dioses hasta que el budismo (v.) la introdujo, parece ser por influjo griego; sería así la India antigua una verdadera excepción a lo antes dicho, aunque sólo aparente, por cuanto, bien que carente de representaciones plásticas, su literatura ofrece descripciones antropomórficas de tal viveza y detalle que prácticamente equivalen y suplen a las plásticas (v. ANTROPOMORFISMO II). La adoración o culto de la imagen puede ser absoluto -si se honra a la imagen en sí y por sí, como si ella fuera dios-, y relativo -si se la honra como simple representación del dios, como se honra el retrato de una persona-. Este último, como tal, nada tiene de vicioso como idolátrico -aunque pueda tener vicio en cuanto la adoración absoluta se termine en un falso dios representado por la estatua-; en cambio, la adoración absoluta de la imagen -incluso en el caso de que fuese imagen del Dios verdadero- es siempre viciosa, pues adora como a Dios un objeto material. El culto relativo a las imágenes es obvio que se ha dado en todas las religiones. Y su legitimidad es reconocida por el mismo cristianismo, que honra las imágenes de Jesús -verdadero Dios y hombre-, sin contar la honra, no de latría, sino de hiperdulía o de dulía (servicio, veneración) que tributa a las imágenes de la Virgen María y de los santos (V. CULTO II y III). Otra cosa es el culto absoluto a las imágenes que, como acabamos de decir, es siempre vicioso. Los libros del A. T., aun sin ignorar que el origen de las imágenes de dioses fue el de una mera representación de la persona honrada (Sap 13,16-17), atribuyen con frecuencia a los gentiles de los países vecinos una verdadera i. formal que adoraría a las imágenes como si fueran dioses (cfr. Sap 14,14-17; Ps 113,4-8; Bar 6; Is 46,6-7; 44,9-20; etc.). La irrisión hacia aquellos que adoran a dioses hechos por manos de hombre, dioses que tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, boca y no hablan, pies y no andan, se repite insistentemente en las páginas de la Biblia. Precisados así los conceptos hay que reconocer que para el historiador de las religiones es un problema difícil determinar cuándo se está ante una u otra actitud y, por tanto, ante una i. propiamente dicha. En líneas generales tal vez quepa establecer que las personas de espíritu más hondamente religioso supieron mantener una comprensión de la imagen como simple representación, mientras que las que se dejaran influir por tendencias supersticiosas cayeron en verdadera idolatría. En cualquier caso ésta ha existido de hecho en numerosos lugares. Ciñéndonos al Próximo Oriente, recordemos que en Egipto se trataba a la estatua del dios igual que si fuera una persona real: se le despertaba en su capilla, se le saludaba, se le vestía, se le ofrecía el desayuno y las comidas, se le trataba con el ceremonial real, se le acostaba por la noche, se le hacía viajar en las panegirías visitando a los dioses familiares o amigos, etc. (V. EGIPTO VII). Algo del todo semejante pasaba en Mesopotamia (v.), donde incluso, a juzgar por el episodio narrado en Daniel 14,2-21, algunos creían de que la estatua de los dioses -en concreto la del dios Bel o Marduk- comía realmente la comida que se le ofrecía. Algo parecido consta de los hititas (v.), donde el derecho establecía detalladamente en las ofrendas la parte del dios y castigaba con pena de muerte el que los sacerdotes la consumieran; todavía hoy es un misterio cómo se hacía desaparecer la comida. A veces los sacrificios (v.) se consideraban ante todo en el Próximo Oriente antiguo como ‘comida del dios, o de los dioses’. En otras ocasiones, junto a la estatua del dios se hacía yacer la estatua de la diosa esposa, con un realismo extremo, cuando no se hacía dormir con él una hieródula (v.), e incluso las cellas de los dioses tienen su lecho hierogámico del dios, como puede verse en el templo de Bel en Palmira, uno de los mejor conservados. Hay, pues, todas las apariencias externas de una verdadera i.; si bien muchas veces consta que el fiel parece distinguir perfectamente la estatua representativa del dios representado. Éste era uno, y residía en el cielo, o en el lugar de su dominio trascendente si el dios no era celeste; las estatuas eran muchas, y localizadas. Todo el realismo empleado parece muchas veces sólo querer significar que el honor dado a la estatua del dios verdaderamente llegaba al dios representado por la estatua; y que el dios por ésta representado, una vez debidamente consagrada y ritualmente santificada, en algún modo misterioso estaba también presente en el lugar en que su estatua era honrada. Quizá el caso más extremo sea el de Egipto, donde la creencia en la multiplicidad de almas lleva a algo que facilita la verdadera i. en su sentido propio. El dios representado por la estatua tiene, según los egipcios, existencia independiente y separada de la estatua, en su dominio propio, sea celeste, terreno o infernal -en esto coincide con todo el Próximo Oriente-. Pero se cree a la vez que una de las múltiples almas del dios viene a habitar en, o a informar a la estatua consagrada ritualmente a su culto: la estatua se honra así por sí misma, no como objeto material, sino como receptáculo de una de las almas de la divinidad en ella presente: el dios está en la estatua, sin dejar por eso de llevar existencia independiente en su lugar propio. Para otras manifestaciones de i. (culto a los animales, a los hombres, a los astros, a la Naturaleza, etc.), v. otras voces en esta Enciclopedia: ANIMAL Iv; ANTROPOLOGÍA; APOTEOSIS; ASTROLATRÍA; FERTILIDAD II; NATURALEZA, CULTO A LA; POLITEÍSMO. V. t.: CULTO 1.

Por A. Palacios López – Tomado de la gran Enciclopedia Rialp

BIBL.: E. DHORME, Les religions de Babylonie et d’Assyrie, París 1949; E. DRIOTON, La religion égyptienne, en Histoire des religions, dir. M. Brillant y R. Aigrain, París 1953 ss., III,1-146; J. FURLAM, La religión de los hititas, en Historia de las Religiones, dir. Tacchi-Venturi, Barcelona 1947, 1,257-296; IBN-EL-KALBI (m.819), El libro de los ídolos (editada por primera vez en 1914, y traducida al alemán por L. Klinke), Leipzig 1941; J. STARCKY, Palmyréniens, Nabatéens et Arabes du Nord avant 1’Islam, en Histoire des Religions, dir. M. Brillant y R. Aigrain, París 1953 ss., IV,201-237; VANDIER, La religion égyptienne, París 1949

papa

Pedro y el papado: ¿cómo sabemos que Pedro fue el primer papa?

Pregunta:

Quisiera saber… acerca de la veracidad de que San Pedro estuvo en Roma y fue el primer papa y cómo podría yo decirles o demostrar que esto es cierto a quienes lo cuestionan.

 

Respuesta:

Estimada:

1. El Primado de Pedro

a) El dogma

Cristo constituyó al apóstol San Pedro cómo primero entre los apóstoles y como cabeza, visible de toda la Iglesia, confiriéndole inmediata y personalmente el primado de jurisdicción. Para los católicos esto es una verdad de fe.

El concilio Vaticano I definió (cf. Dz 1823) y lo repitió con fuerza el Concilio Vaticano II (Lumen gentium, n.18).

La cabeza invisible de la Iglesia es Cristo glorioso. Pedro hace las veces de Cristo en el gobierno exterior de la Iglesia militante, y es, por tanto, vicario de Cristo en la tierra.

Se oponen a este dogma la Iglesia ortodoxa griega y las sectas orientales, algunos adversarios medievales del papado (Marsilio de Padua y Juan de Jandun, Wicleff y Hus), todos los protestantes, los galicanos y febronianos, los Viejos Católicos (Altkatholiken) y los modernistas. Según la doctrina de los galicanos (E. Richer) y de los febronianos (N. Hontheim), la plenitud del poder espiritual fue concedida por Cristo inmediatamente a toda la Iglesia, y por medio de ésta pasó a San Pedro, de suerte que éste fue el primer ministro de la Iglesia, designado por la Iglesia (‘caput ministeriale’). Según el modernismo, el primado no fue establecido por Cristo, sino que se ha ido formando por las circunstancias externas en la época postapostólica (Dz 2055 s).

b) Fundamento bíblico

Cristo distinguió desde un principio al apóstol San Pedro entre todos los demás apóstoles. Cuando le encontró por primera vez, le anunció que cambiaría su nombre de Simón por el de Cefas = roca: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan [según la Vulgata: de Jonás]; tú serás llamado Cefas (Jn 1,42; cf. Mc 3,16). El nombre de Cefas indica claramente el oficio para el cual le ha destinado el Señor (cf. Mt 16, 18). En todas las menciones de los apóstoles, siempre se cita en primer lugar a Pedro. En Mt se le llama expresamente ‘el primero’ (Mt 10,2). Como, según el tiempo de la elección, Andrés precedía a Pedro, el hecho de aparecer Pedro en primer lugar indica su oficio de primado. Pedro, juntamente con Santiago y Juan, pudo ser testigo de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5, 37), de la transfiguración (Mt 17, 1) y de la agonía del Huerto (Mt 26, 37). El Señor predica a la multitud desde la barquilla de Pedro (Lc 5, 3), paga por sí mismo y por él el tributo del templo (Mt 17, 27), le exhorta a que, después de su propia conversión, corrobore en la fe a sus hermanos (Lc 22, 32); después de la resurrección se le aparece a él solo antes que a los demás apóstoles (Lc 24, 34; 1 Cor 15, 5).

A San Pedro se le prometió el primado después que hubo confesado solemnemente, en Cesárea de Filipo, la mesianidad de Cristo. Díjole el Señor (Mt 16, 17-19): ‘Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque no es la carne ni la sangre quien eso te ha revelado. sino mi Padre que está en las cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro [= Cefas], y sobre esta roca edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos’.

Estas palabras se dirigen inmediata y exclusivamente a San Pedro. Ponen ante su vista en tres imágenes la idea del poder supremo en la nueva sociedad que Cristo va a fundar. Pedro dará a esta sociedad la unidad y firmeza inquebrantable que da a una casa el estar asentada sobre roca viva; cf. St 7,24 y siguientes. Pedro ha de ser también el poseedor de las llaves, es decir, el administrador del reino de Dios en la tierra; cf. Is 22,22; Apoc 1,18; 3,7: las llaves son el símbolo del poder y la soberanía. A él le incumbe finalmente atar y desatar, es decir (según la terminología rabínica): lanzar la excomunión o levantarla, o también interpretar la ley en el sentido de que una cosa está permitida (desatada) o no (atada). De acuerdo con Mt 18,18, donde se concede a todos los apóstoles el poder de atar y desatar en el sentido de excomulgar o recibir en la comunidad a los fieles, y teniendo en cuenta la expresión universal (‘cuanto atares… cuanto desatares), no es lícito entender que el pleno poder concedido a San Pedro se limita al poder de enseñar, sino que resulta necesario extenderlo a todo el ámbito del poder de jurisdicción. Dios confirmará en los cielos todas las obligaciones que imponga o suprima San Pedro en la tierra.

Contra todos los intentos por declarar este pasaje (que aparece únicamente en San Mateo) como total o parcialmente interpolado en época posterior resalta su autenticidad de manera que no deja lugar a duda. Asta se halla garantizada, no sólo por la tradición unánime con que aparece en todos los códices y versiones antiguas, sino también por el colorido semítico del texto, que salta bien a la vista. No es posible negar con razones convincentes que estas palabras fueron pronunciadas por el Señor mismo. No es posible mostrar tampoco que se hallen en contradicción con otras enseñanzas y hechos referidos en el Evangelio.

El primado se lo concedió el Señor a Pedro cuando, después de la resurrección, le preguntó tres veces si le amaba y le hizo el siguiente encargo: ‘Apacienta mis corderos, apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas’ (Jn 21,15-17). Estas palabras, lo mismo que las de Mt 16,18s, se refieren inmediata y exclusivamente a San Pedro. Los ‘corderos’ y las ‘ovejas’ representan todo el rebaño de Cristo, es decir, toda la Iglesia; cf. Jn 10. ‘Apacentar’, referido a hombres, significa lo mismo que gobernar (cf. Act 20,28), según la terminología de la antigüedad profana y bíblica. Pedro, por este triple encargo de Cristo, no quedó restaurado en su oficio apostólico (pues no lo había perdido por su negación), sino que recibió el supremo poder gubernativo sobre toda la Iglesia.

Después de la ascensión a los cielos, Pedro ejerció su primado. Desde el primer momento ocupa en la comunidad primitiva un puesto preeminente: Dispone la elección de Matías (Act 1,15ss); es el primero en anunciar, el día de Pentecostés, el mensaje de Cristo, que es el Mesías muerto en la cruz y resucitado (2,14 ss); da testimonio del mensaje de Cristo delante del sanedrín (4,8 ss); recibe en la Iglesia al primer gentil: el centurión Cornelio (10,1 ss); es el primero en hablar en el concilio de los apóstoles (15,17 ss); San Pablo marcha a Jerusalén ‘para conocer a Cefas’ (Gal 1,18).

c) El testimonio de los padres de la Iglesia.

Los padres, de acuerdo con la promesa bíblica del primado, dan testimonio de que la Iglesia está edificada sobre Pedro y reconocen la primacía de éste sobre todos los demás apóstoles. TERTULIANO dice de la Iglesia: ‘Fue edificada sobre él’ (De monog. 8). SAN CIPRIANO dice, refiriéndose a Mt 16,18s: ‘Sobre uno edifica la Iglesia’ (De unit. eccl. 4). CLEMENTE DE ALEJANDRÍA llama a San Pedro ‘el elegido, el escogido, el primero entre los discípulos, el único por el cual, además de por sí mismo, pagó tributo el Señor’ (Quis dives salvetur 21,4). SAN CIRILO DE JERUSALÉN le llama ‘el sumo y príncipe de los apóstoles’ (Cat. 2, 19). Según SAN LEÓN MAGNO, ‘Pedro fue el único escogido entre todo el mundo para ser la cabeza de todos los pueblos llamados, de todos los apóstoles y de todos los padres de la Iglesia’ (Sermo 4,2).

En su lucha contra el arrianismo, muchos padres interpretan la roca sobre la cual el Señor edificó su Iglesia como la fe en la divinidad de Cristo, que San Pedro confesara, pero sin excluir por eso la relación de esa fe con la persona de Pedro, relación que se indica claramente en el texto sagrado. La fe de Pedro fue la razón de que Cristo le destinara para ser fundamento sobre el cual habría de edificar su Iglesia.

2. Pedro y Obispo de Roma y Primer Papa

Una antigua tradición basada en los anales de la Iglesia y de la Arqueología romana nos indica que Pedro muere en Roma, donde fue Obispo. Este es el origen de la Preeminencia del Obispo de Roma sobre los demás Obispos sucesores de los Apóstoles.

Tiene fundamento escriturístico en el texto de 1Pe 5,13: ‘La Iglesia que está en la Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan’.

La expresión ‘Babilonia’ se refiere a Roma, como notan todos los exégetas: ‘casi todos los autores antiguos y la mayor parte de los modernos ven designada en esta expresión a la Iglesia de Roma… El nombre de Babilonia era de uso corriente entre los judíos cristianos para designar la Roma pagana. Así es llamada también en el Apocalipsis (14,8; 16,19; 17,15; 18,2.10), en los libros apócrifos y en la literatura rabínica. La Babilonia del Eúfrates, que en tiempo de San Pedro era un montón de ruinas, y la Babilonia de Egipto, pequeña estación militar, han de ser excluidas’ (José Salguero, O.P., Biblia Comentada, tomo VII, BAC, Madrid 1965, p. 145).

Esto lo reconocen incluso los autores protestantes serios. Por ejemplo, Keneth Scott Laturet, prestigioso historiador, escribe en su libro ‘Historia de la Iglesia’ (Tomo I, p. 112, Ed. Casa Bautista de Publicaciones) dice: ‘Pedro viajaba, porque sabemos estuvo en Antioquía, y lo que parece una tradición digna de confianza, sabemos que estuvo en Roma y allí murió’.

La Enciclopedia Británica, tomo IX, p. 123 da la referencia de todos los Obispos de Roma comenzando por San Pedro y terminando por Juan Pablo II, 264 Obispos en sucesión ininterrumpida.

La ‘New American Encyclopedia’ dice en su sección sobre los Papas ‘Cuando San Pedro dejó Jerusalén vivió por un tiempo en Antioquia antes de viajar a Roma donde ejerció como Primado’.

Muy fuerte es también el testimonio de la tradición que manifiesta la enorme importancia que tuvieron los primeros Obispos de Roma sobre la naciente Cristiandad, justamente por ser sucesores de Pedro. Así, por ejemplo, en el año 96, o sea 63 años después de la muerte de Cristo, ante un grave conflicto en la comunidad de Corintios, quien tomó cartas par poner orden fue el Obispo de Roma, el Papa Clemente, y esto a pesar de que en ese tiempo todavía vivía el Apóstol Juan en la cercana ciudad griega de Éfeso. Sin embargo fue una carta de Clemente la que solucionó el problema y aun doscientos años después de este hecho se leía esta carta en esa Iglesia. Esto solo es explicable por la autoridad del sucesor de Pedro en la primitiva Iglesia.

Ireneo, Obispo de Lyon, y Padre de la Iglesia de la segunda generación después de los Apóstoles escribía pocos años después: ‘Pudiera darles si hubiera habido espacio las listas de Obispos de todas las Iglesias, mas escojo solo la línea de la sucesión de los Obispos de Roma fundada sobre Pedro y Pablo hasta el duodécimo sucesor hoy’.

Según el primer historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesárea (año 312), esta sucesión es una señal y una seguridad de que el Evangelio ha sido conservado y transmitido por la Iglesia Católica.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

virgen

María, ¿fue siempre virgen o tuvo más hijos?

Pregunta:

Hola soy católica, pero tengo algunas dudas sobre: El porque se dice que la Virgen María no tuvo mas hijos? Por su atención y respuesta muchísimas gracias. Nota: son preguntas que muy seguido le hacen a uno los hermanos de otras iglesias y quisiera poder defenderme.

Respuesta:

Estimada:

Decimos que María no tuvo más hijos porque fue siempre virgen. La Escritura nos testimonia de una sola concepción virginal, el de Jesús. Por tanto, no habiendo más concepciones milagrosas, y no habiendo dejado de ser virgen, no tuvo más hijos.

La virginidad de Nuestra Señora está íntimamente relacionada con su sublime prerrogativa de Madre de Dios.

Decía San Bernardo que la maternidad de María es tan maravillosamente singular e incomparable precisamente porque es virginal[1].

Lejos de ser una prerrogativa pasajera, la virginidad de María es permanente.

Abarca todas las etapas de su vida, y en particular los momentos sagrados en que fue hecha Madre de Dios.

El dogma de la virginidad perpetua de María significa:

1º que concibió al Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, virginalmente;

2º le dio a luz virginalmente;

3º permaneció virgen a lo largo de toda su vida terrena, y por consiguiente, ahora reina gloriosa como Virgen de las vírgenes.

La Iglesia expresa esto con una fórmula muy hermosa según la cual dice que María fue virgen ante partum, in partu et post partum.

Esta afirmación no es simplemente un cumplimiento piadoso; expresa la creencia universal y unánime de la Iglesia de Cristo; es una verdad revelada; está solemnemente definida como dogma.

El tercer concilio de Letrán, celebrado bajo el papa San Martín I, en el año 649, definió: ‘Si alguno no reconoce, siguiendo a los Santos Padres, que la Santa Madre de Dios y siempre virgen e inmaculada María, en la plenitud del tiempo y sin cooperación viril, concibió del Espíritu Santo al Verbo de Dios, que antes de todos los tiempos fue engendrado por Dios Padre, y que, sin pérdida de su integridad, le dio a luz, conservando indisoluble su virginidad después del parto, sea anatema’.

El testimonio de esta verdad lo encontramos en la misma Escritura.

Concretamente en el testimonio de San Mateo y San Lucas.

1) San Mateo (1,18-25): La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo… El Ángel del Señor se apareció [a José] en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.

San Mateo se presenta: 1) como testigo de la virginidad de María antes del nacimiento de Cristo; 2) su cita de Is 7,14, implica, por lo menos, el parto virginal; 3) si bien no dice nada sobre la virginidad de María posterior al parto, tampoco dice nada que lo niegue o lo ponga en duda.

2) San Lucas (1,26-38): Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

San Lucas es testigo de:

-la virginidad de María antes de la anunciación (a una virgen…);

-la concepción virginal (la virtud del Altísimo te cubrirá);

-la intención de virginidad futura de María: pues no conozco varón… La expresión no se refiere al pasado, pues hubiera usado el aoristo (no he conocido varón); usa el presente absoluto (no conozco; en el sentido de no tengo intención de conocer varón). Es una referencia implícita al voto de virginidad.

Escribió Lebretón: ‘En este versículo la tradición católica ha reconocido el propósito firme de María de permanecer virgen, y esta interpretación es necesaria, porque, si hubiera tenido intención de consumar su matrimonio con José, no hubiera nunca hecho esta pregunta'[2].

Dice también Lagrange: ‘María quiso decir que, siendo virgen, como el ángel ya sabía, deseaba ella permanecer siéndolo, o, como traducen los teólogos su pregunta, que ella había hecho un voto de virginidad y pensaba guardarlo'[3].

San Ireneo defiende, por eso, el valor profético de Is 7,14 referido a la virginidad de María. Su argumento es el siguiente: Isaías señala claramente que ocurrirá ‘algo inesperado’ con respecto a la generación de Cristo; está aludiendo claramente a una señal. Pero ‘¿dónde está lo inesperado o qué señal se os daría en el hecho de que una mujer joven concibiera un hijo por obra de un varón? Esto es lo que ocurre normalmente a todas las madres. Lo cierto es que, con el poder de Dios, se iba a empezar una salvación excepcional para los hombres y, por tanto, se consumó también de una manera excepcional un nacimiento de una virgen. La señal fue dada por Dios; el efecto no fue humano'[4].

La creencia firme de Occidente en la virginidad corporal de María se resume en la expresión ‘Virgen María’ y se recoge en esta forma ya en el siglo II, en la forma romana del credo, como vemos, por ejemplo, en Hipólito: ‘Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo, Hijo de Dios, que nació de María virgen por obra del Espíritu Santo'[5].

Ireneo tiene una frase hermosa para referirse al parto virginal: Purus pure puram aperiens vulvam: el Puro [Verbo Puro] con pureza abrió el seno puro [de su madre][6].

Y él mismo compara el nacimiento de Cristo de María con la formación de Adán del suelo virgen y sin surcos[7].

San León dice que es la limpieza de Cristo la que mantuvo intacta la integridad de María[8].

Y San Zeón lo proclama: ‘¡Oh misterio maravilloso! María concibió siendo una virgen incorrupta; después de la concepción dio a luz como virgen, y así permaneció siempre después del parto'[9].

San Jerónimo resume la fe de la Iglesia escribiendo contra Joviniano: ‘Cristo es virgen, y la madre del virgen es virgen también para siempre; es virgen y madre. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró en el interior; en el sepulcro que fue María, nuevo, tallado en la más dura roca, donde no se había depositado a nadie ni antes ni después… Ella es la puerta oriental de la que habla Ezequiel, siempre cerrada y llena de luz, que, cerrada, hace salir de sí al Santo de los santos; por la cual el Sol de justicia entra y sale. Que ellos me digan cómo entró Jesús (en el cenáculo) estando las puertas cerradas… y yo les diré cómo María es, al mismo tiempo, virgen y madre: virgen después del parto y madre antes del matrimonio'[10].

Bajo su protección amorosa y eficaz pongamos, pues, nuestra castidad.

 P. Miguel A. Fuentes, IVE


[1] Sermo. 4, de Assumptione n.5.

[2] Lebreton, La vie et l’enseignement de Jésus Christ, vol. 1, Paris 1938, p. 35.

[3] Lagrange, L’Evangile de Jésus Christ, Paris, 1928, p. 18.

[4] Adversus haereses, 3, 26,2.

[5] Hipólito, Traditio apostolica, n. 73.

[6] Adversus haereses, 4, 55,2.

[7] Ibid., 3,30.

[8] León, Serm 24,1; ML 54,204.

[9] Zenon, Tractatus, 2, 8,2; ML 11,414-415.

[10] Jerónimo, Ep. 49 (48), 21.CSEL 54,386.

hermanos

¿Tuvo Jesús más hermanos?

Pregunta:

Quisiera hacerle una consulta Neo Testamentaria que a mí me da mucho que pensar: En Mc. c. 3 v. 32 dice así: Tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan. En Mt. c. 12 v. 47 dice así: Tu madre y tus hermanos están fuera y desean hablarte. En Lc. c. 8 v. 19-20 también dice: Vino su madre con sus hermanos; Tu madre y tus hermanos están ahí… ¿Jesús tenía hermanos?, ¿María tuvo más hijos? Esta cuestión, si se me resuelve, no hará ni que aumente ni que disminuya mi fe, pero hay una cosa que si que podría modificar los parámetros de la fe Católica: Si Jesús tenía hermanos, ¿eran mayores o menores que El ? Otra pregunta: ¿Que concepto de la Virginidad tenían los antiguos judíos? Muchas gracias.

Respuesta:

Estimado: Le contesto con el artículo: ‘¿Tuvo Jesús hermanos?’ del P. Daniel Gagnon (Gentileza de Apologética.org).

Y me dijo Jehová: esta puerta estará cerrada;
no se abrirá, ni entrará por ella hombre,
porque Dios entró por ella
(Ver Ez 44, 1-2).

Los hermanos protestantes dicen que María no permaneció virgen, sino que ella tuvo otros hijos. Citan los evangelios que hablan de ‘los hermanos de Jesús’ (Mt 13, 56 y Mr 3, 31). Si Jesús tuvo hermanos, entonces dicen ellos, María tuvo otros hijos. También piensan querecibió a su mujer (Mt 1, 25) quiere decir que José tuvo relaciones con María. Y que llamar a Jesús primogénito (Mt 1, 25) quiere decir primer nacido entre otros hijos. Interpretan antes de que se juntasen (Mt 1, 18) como si la palabra ‘juntarse’ significara tener relaciones. Finalmente los hermanos dicen que no la conoció hasta que dio a luz (Mt 1, 25), como si, después de dar a luz a Jesús, María y José hubieran tenido relaciones.

¿Pero cuál es la evidencia bíblica?

a) La palabra hermano tiene muchas significaciones en la Biblia.

‘La palabra griega para hermano es ADELPHOS y para hermana es ADELPHE. Ciertamente estas palabras pueden referirse también a hermanos y hermanas espirituales como se usan los términos en la iglesia cristiana, o a parientes tan cercanos como primos’(1) .

En el AT se utiliza la palabra hermano en lugar de primos: Y llamó Moisés a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel tío de Aarón, y les dijo: Acercaos y sacad a vuestros hermanos del santuario fuera del campamento (Lv 10, 4). En Génesis Abrám (Abrahám) le dice a Lot: somos hermanos (13, 8). Lot era su sobrino (Gn 11, 27; 12, 5). En el segundo libro de Samuel se usa la palabra hermano para indicar miembros de la misma raza y el mismo pueblo: vosotros sois mis hermanos (2 S 19, 12 Ver Éx 2, 11).Reunió también David a los hijos de Aarón… y sus hermanos, ciento veinte… De los hijos de Merari… y sus hermanos, doscientos veinte (1 Cr 15, 4-6 Ver siguientes versículos y 2 R 10, 13-14 también). A Rebeca, su madre le llama hermana (Gn 24, 55-60). Moisés llama hermanos de los hijos de Aarón a los hijos del tío de éste (Lv 10, 1-6). Se llaman hermanos por ser sacerdotes (1 Cr 24, 30-31).

En el NT leemos: Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas (Mt 18, 35).Jesús le dijo: no me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles... (Jn 20, 17-18). Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán (Mt 28, 7-10). ‘Hermano’ es todo el que cree y cumple: Todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y hermana (Mt 12 ,46-50). Felipe es llamado hermano de Herodes Antipas aunque fue su medio hermano. (El Felipe de Lc 3, 1 no es igual al de Lc 3, 19.)

¿Por qué esta ambigüedad? Porque el hebreo y el arameo (el idioma de Cristo y sus discípulos), no contienen una palabra específica para ‘primo’. Utilizaban ‘hermano’ o ‘el hijo de la hermana de mi padre’. Pero en vez de esto último, era más fácil decir ‘hermano’. Los autores del NT estaban acostumbrados a hacer lo mismo. Cuando hablaban en griego hacían lo mismo que los que tradujeron el rollo grande (los Setenta). En la traducción de los Setenta la palabra hebrea para hermano o pariente fue traducida como ADELPHOS, que en griego significa ‘hermano’. Aunque el griego tiene una palabra para primo: ANEPSIOS, los traductores de la Setenta prefirieron utilizar ADELPHOS.. Por eso se necesita más investigación para saber que significa ‘hermanos de Jesús’.

No podemos tomar la palabra hermano literalmente como ‘hermano carnal’ porque esta palabra se refiere a dos personas que tienen los mismos padres, pero Jesús no tuvo un padre mortal, sino que fue concebido por el Espíritu Santo. Si los cuatro hermanos son sus hermanos carnales ellos tendrían el mismo padre que Jesús. Los cuatros ‘hermanos’ serían verdaderamente ‘medios hermanos’, lo que la Biblia no les llama.

b) La Biblia dice que los hermanos de Jesús son Jacobo (Santiago en la Biblia Dios Habla Hoy), José, Simón, y Judas (Mt 13, 55). Pero mirando otros lugares en la Biblia vemos que estos hombres tuvieron otro padre carnal, mientras que el padre de Jesús era José el carpintero. En las tres primeras listas de los nombres de las mujeres que van al sepulcro y en la cuarta con los nombres de las mujeres al pie de la cruz, notamos que la madre de Jacobo y de José es otra María:

Mt 27, 56: María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Mr 15, 40: María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José y Salomé. (Ver 16, 1)

Jn 19, 25: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.

Se nota que Jacobo y José, ‘los hermanos de Jesús’ en Mt 13, 56, eran hijos de María la mujer de Cleofas(2) , posiblemente pariente de María la madre de Jesús y esposa de José. María la madre de Jesús no fue al Sepulcro.

En su carta el Apóstol escribe: Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo(Jud 1). Si Jacobo y Judas eran hermanos de Jesús, siendo ellos ‘hermanos también’ (Hch 1, 13), ¿por qué Judas sólo dice siervo de Jesucristo y no añade ‘hermano’ de Él como lo hace con su hermano Jacobo?

Según el historiador Egesipo, Simón era hijo de ‘María (mujer) de Cleofas‘ (Eusebio de C.Hist Eccl. III 2, 32).

c) Lucas 2, 41 nos muestra la familia de Nazaret: Iban sus padres todos los años a Jerusalén. El versículo 51 habla de un hijo solamente: Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. No nos da ninguna indicación de que había otros hermanos.

d) En Juan (19, 26-27), Jesús pidió a Juan que cuidara a María. Si hubiera tenido otros hermanos no sería necesario (ni legal) que Juan lo hiciera. Algunos hermanos dicen que si tuvo otros hermanos pero que le pidió esto a Juan porque Juan creía, mientras ellos no creerían en Jesús hasta que resucitara (Hch 1, 13). Pero si Jesús supo que ellos iban a creer en Él después de la resurrección, ¿por qué no entregarla a ‘sus hermanos’ aunque se demoraran para ser creyentes por tres días?

e) Marcos dice: ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? (Mr 6, 3). Igual Mt 13, 53. No dice, ‘uno de los hijos de María’. La Biblia nunca habla de ‘los hijos de María’ sino de ‘los hermanos de Jesús’. Siempre es singular cuando habla de su Hijo. (Tampoco dice ‘hijo de María, madre de Jacobo, José, Judas y Simón’.) Lucas dice: vas a dar a luz a UN hijo (Lc 1, 31).

f) Cada vez que en la Biblia un ángel anuncia a una mujer que concebirá de manera milagrosa (por esterilidad, vejez, virginidad), siempre éste es el único hijo que la mujer tiene.

En Génesis Dios hizo un milagro con Saraí y su hijo Isaac es su único hijo (Gn 18, 10).

Otro milagro hizo Dios con Manoa; de ella nació Sansón su único hijo (Jue 13, 3). Aquí es interesante comparar las palabras del ángel con las que Gabriel dijo a María: concebirás y darás a luz un hijo.

En Lucas 1, 13 otra milagro, esta vez con los padres de Juan Bautista. Es lo mismo con María. No se rompe el esquema Sólo hay un hijo (3) .

g) Cuando Gabriel le dijo a María que ella sería madre de Jesús, ella puso como objeción:no conozco varón (Lc 1, 34), aunque ella estaba desposada con José. Aquí, la palabra ‘conocer’ equivale a relaciones íntimas que incluyen las sexuales. Sólo cuando el ángel le asegura que: el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá... María consiente cumplir la voluntad de Dios (Lc 1, 35). La extraña manera en que María respondió (v. 34) indica que ella había pensado en permanecer virgen. Su hijo Jesús hablaría de no tener relaciones como algo que algunos hacían por causa del Reino de los cielos (Mt 19, 12). Si no, ¿cómo entender su respuesta de ‘no conocer’ a un hombre y a la vez estar comprometida con uno, sabiendo que después de casarse, ella podría tener relaciones y así tener un hijo?(4)

Cabe mencionar que OrígenesClemente de Alejandría y Justino Mártir mencionan el Protoevangelio o refieren incidentes relativos al nacimiento de Jesús de igual manera. Johannes Quasten dice que ‘El fin principal de esta obra es probar la virginidad perpetua e inviolada de María antes del parto, en el parto y después del parto’ (Patrología I, B.A.C., españa, 1991, p. 127).

El experto de la Biblia reconocido por todo el Mundo, Ignacio de la Potterie, dice que no es que María haya hecho un propósito consciente de permanecer virgen pero que es una ‘orientación y una inclinación profunda a vivir virginalmente, de un hondo deseo de virginidad que María experimenta y vive existencialmente, pero que no ha podido todavía tomar la forma de una resolución’ (p. 59). Dice De la Potterie que esta intención viene de haber sido preparada por Dios y por ser ‘llena de gracia’(5) . El Sr. de la Potterie hace una comparación entre lo que dice María no conozco varón (Lc 1, 34) (igual a decir ‘yo soy virgen’), que él dice: ‘no hay parecida en toda la Biblia’, con el voto de Jefté en Jueces 11, 39. (Ver v. 39: ella nunca conoció varón) y no habían conocido ayuntamiento de varón (Jue 21, 12). De la Potterie dice que estos son expresados en el pasado mientras que María habla en el presente: yo no conozco. Siendo María desposada con varón, significa que ella querría quedarse virgen. Esto para él (y cita otros eruditos para apoyar su posición) es la mejor manera de explicar lo que dice María al ángel.

h) Dios dio la señal al pueblo para que ellos reconocieran quién sería el mesías: la virgen concebirá, dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Is 7, 14). La manera como las personas identificarían que Jesús es el Mesías, es que su madre sería una virgen que daría a luz. Si María hubiera tenido varios hijos, es decir hubiera perdido su virginidad, ¿qué garantía tenían los judíos años después para creer que Jesucristo era el Mesías hijo de la virgen? Ya que podían suponer que la historia de que había concebido por el Espíritu Santo era falsa. Por eso la señal. Si María tuvo un solo hijo sería más fácil creer que era la virgen profetizada por Isaías. Y si continuó intacta, sin tener relaciones con José, los judíos no podrían negar que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, a menos que Jesús no fuera su hijo. Es como la señal que buscaron los pastores para reconocer a Jesús: Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre (Lc 2, 12). Si José y María lo hubieran envuelto en cobijas y lo hubieran acostado en una cama, la señal se habría perdido.

i) Cuando los evangelios nos hablan de ‘los hermanos’ de Jesús, aparecen siempre como mayores que Jesús en edad, pues se permiten darle consejo: y le dijeron sus hermanos; Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces (Jn 7, 3), y regañarle: Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle (Mc 3, 21). Pero si Jesús era el primogénito hubiera ido en contra de la costumbre judía y de Oriente. Sólo era permitido a los hermanos mayores, pero no viceversa. El mayor aconsejaba y mandaba al menor. (Ver Gn 37, 21-22).

Cuando Jesús tenía doce años, subieron a Jerusalén para llevarlo al templo. Los judíos acostumbraban ya llevar a sus hijos para acostumbrarlos. Lucas dice que iban sus padres todos los años (Lc 1, 41). Si María tuvo más hijos ella debería haber quedado al cuidado de ellos, ya que habían de ser pequeños, y la mujer no estaba obligada a subir a Jerusalén:

‘Según Lc 2, 7 Jesús fue el primogénito de María. Ahora bien, según el mismo Lc (2, 41-52), María toma parte en la peregrinación de pascua, lo que no se comprendería bien de haber tenido niños pequeños, que hubiera tenido que abandonar durante catorce días. Si María hubiera tenido los hijos después de esta peregrinación, al comienzo de la vida pública de Jesús, aquéllos hubieran tenido apenas veinte años y jamás hubieran podido mostrar (menos en los modos de ser orientales) una actitud tan libre, casi de tutela, respecto al hermano mayor, como se nos describe en Mc 3, 21, 31-35 y Jn 7, 2-5’ (Diccionario de Teología Bíblica por Bauer , Edit. Herder, p. 448).

j) En el libro de los Hechos leemos: Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos (Hch 1, 14). Aquí Lucas sólo dice que María era madre de Jesús y la separa de los hermanos. ¿Por qué no dijo ‘con María la madre de Jesús y sus hermanos’ en vez de ‘y con sus hermanos’? (El griego es claro en este sentido(6)).

k) Es común en la Biblia, cuando presenta una genealogía de una persona importante, mencionar a toda la familia pero Lucas sólo habla de un hijo de José: Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí… (Lc 3, 23).

l) En un artículo titulado La Virginidad después del Parto: El Sentido del hecho por A. Sierra encontramos otro argumento que voy a citar, aunque sea un poco largo, para no perder su sentido:

‘… Creo que a este respeto [quedarse virgen] resulta iluminador un pasaje de Filón de Alejandría (45 d.V.). Estrictamente hablando, él pertenece aún al AT; sin embargo, la reflexión que vamos a citar de sus escritos anticipa los tiempos del NT … Discurriendo sobre Judá, Filón dice que es el fruto perfecto… (De Somniis I, 37). En hebreo, en efecto, Judá significa ‘confesar (alabar) al Señor’ (De Plantatione, 134); como tal, él es la acción de gracias en persona (De Somniis I, 37; Legum Allegoriae III, 26, 146). Y no hay duda, comenta Filón, de que cuando el alma llega a celebrar a Dios y reconocerlo como creador de todo, no puede expresar nada mejor (Legum Allegoriae, 95). Esto es lo más grande para una criatura.

‘He ahí por qué Lía, como dice la Escritura, después de haber engendrado a Judá, su cuarto hijo, cesó de tener hijos (Gén 29,35). La razón es evidente. Judá, que quiere decir alabar a Dios, es el vértice de la perfección. Celebrar al padre de todas las cosas es el mejor y el más perfecto de los frutos que jamás hayan salido del seno de una gestante (De Palantatione, 135).

‘Por eso Lía no da más a luz. Ella no sabía a qué otra cosa dirigirse, al haber alcanzado el límite supremo de la perfección (ib). Después de aquel nacimiento, Lía puso fin o, mejor, le puso un término a su prole. En efecto – así piensa Filón-, ella advirtió que los órganos de su potencia generadora se habían vuelto áridos y estériles, porque en ella había florecido el fruto perfecto, Judá, la acción de gracias (De Somniis I,37).

‘Probemos ahora a hacer la transposición cristológica de esta página filoniana, y preguntémonos: ¿por qué María no llevó en su seno otra prole que a Cristo? No ciertamente porque la generación tenga un no sé qué de impuro, sino porque acogió en su seno a aquel Hijo, el cual, siendo Dios, era el ESJATON, la perfección, el absoluto. Al convertirse en morada viviente del Verbo encarnado, realmente María (para usar las palabras de Filón) no sabía ya a qué dirigirse, por haber alcanzado el ápice de la perfección. Como las tinajas de Caná, así el seno de María con la encarnación se llenó hasta los bordes (Jn 2, 7). Dicho sin metáforas: si la comunión con Dios es la finalidad suprema de la creación y de la alianza (cf Jn 17, 21-24), ¿podría la Virgen desear algo más, algo mejor, un todavía, un después en otros hijos? Ciertamente que no. En virtud de la maternidad divina, en efecto, ella quedó tan llena de Dios en el cuerpo y el espíritu, que su existencia alcanzó plenamente sus expectativas de criatura. Aquel Hijo (su persona, su obra, el servicio a Él ofrecido por la fe) lo era Todo para María, como el Padre lo era para Jesús’(7) .

m) Aunque apócrifo, el libro La Ascensión de Isaías (11, 2-17) de la primera mitad del segundo siglo habla de que María se quedó virgen. Esto demuestra que esta enseñanza fue creída muy tempranamente.

n) Algunos eruditos de la Biblia argumentan que si los ‘hermanos’ de Jesús hubieran sido hijos de María, la forma de nombrarles según la costumbre judía hubiera sido: ‘Aquí están tu madre y los hijos de tu madre’. Esto era la forma correcta de expresare y no el decir ‘aquí están tus hermanos’.

o) El autor Francisco Sampedro comenta que: ‘En algunos textos aparece separado ‘María la madre de Jesús y sus hermanos’ (Hch 1, 14), e ‘hijo de María y el hermano de Jacobo, José, Judas y Simón’ (Mr 6 ,3). La relación de María con Jesús y la relación de María con los otros aparece como diferente’ (ver Pentecostales, 1989, pp. 117-118).

p) El reformador protestante Juan Calvino defendió con mucha fuerza la perpetua virginidad de María. Comentando el pasaje de Mt 13,55ss, afirma que los hermanos de Jesús no son otros hijos de María, sino todos los parientes: ‘Sostener lo opuesto significa dar prueba de ignorancia, de locas sutilezas y de abuso de la Escritura’.

q) Recientemente se publicó un artículo del famoso biblista Jerome Murphy-O’Connor donde escribe: ‘yo diría que los hermanos de Jesús eran mayores. Yo sugería que eran hijos de José de un matrimonio anterior [al de María]. Esto está confirmado por el hecho de que Jesús era conocido como hijo de María un joven era conocido por el nombre de su madre SOLAMENTE CUANDO HABÍA MÁS DE UNA ESPOSA DEL MISMO PADRE. Los primeros cristianos no eran tontos. ¿Cómo podrían pensar que María era una virgen perpetua si, de hecho, tenía seis hijos después de Jesús’ /en U.S. Catholic, dec. 1996, p. 8).

r) Traemos a continuación un excelente argumento sobre el entendimiento bíblico en el tiempo de Jesús sobre el tema. Está tomado de la Asociación de Católicos Hebreos:(8)

La perpetua virginidad de María desde el punto de vista judío

Desde los antiguos días bíblicos el adulterio acarreó con él un sentido de profanación, es así que una mujer que hubiera tenido contacto con otro hombre1 aún siendo a la fuerza, ya no podía estar con su esposo (Gn .49, 4; 2 S.20, 3; 16, 21-22, Libro del Jubileo 33, 6-9; Epstein, Ley del Matrimonio en el Talmud, p. 51). El código deuteronómico enseña que una mujer que esté divorciada de su esposo y que contraiga matrimonio con otro hombre, no puede regresar a su anterior esposo (Dt 24, 4). Como dijo el Señor a través del profeta Jeremías:Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Otra traducción: ‘Sí un hombre aparta a su esposa y ella se va de él y se convierte en la esposa de otro hombre, ¿debe él regresar a ella?, ¿no debe su tierra (el propio cuerpo de su esposa) estar grandemente contaminada?’ (Jer 3, l; ver Targum a Dt.24, 1-4). En la ley rabínica una mujer que ha cometido adulterio está ‘corrompida’ y no puede continuar siendo la mujer de su esposo, sino que debe divorciarse(9). Además, cualquier contacto íntimo de la esposa con un hombre judío o gentil, potente o impotente, natural o no natural, obliga al divorcio(10).

PROMETIDO: En la Ley Judaica un hombre prometido a una mujer era considerado legalmente casado con ella. La palabra para prometido en hebreo es Kiddush, una palabra derivada de la palabra hebrea Kadash, que significa ‘sagrado’, ‘consagrado’, ‘apartado’. Porque por el compromiso (como en Mt. l, 18; Lc. l, 27), o matrimonio, una mujer pasa a ser propiedad de su esposo, prohibida para otros.

La Ley Oral de Kiddushin (Matrimonio y Compromisos) establece: ‘El esposo, por casarse con la joven, la separa de todos como si fuera consagrada al templo (Corban) y fuera del alcance de todos los otros’ (Kiddushin 2b, Talmud Babilonio).

Sabemos por el Evangelio de Mateo 1, 14 que José, el esposo de María, era un hombre justo, un judío devoto, fiel a la ley. Habiendo notado que María estaba encinta y que él, su prometido, no había tenido nada que ver con su embarazo, José pudo ya sea públicamente condenarla y entregarla para darle muerte por adulterio (Dt 22, 22-29), o rechazarla en privado.

Tomó su decisión cuando un ángel se le apareció en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer. porque lo que en ella es engendrado del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt l, 20-21). El ángel no usa la frase para la unión marital: ‘llegar a ella’ (como en Gn.30, 3, 4 y 16) o ‘juntarse o unirse’ (Mt l, 18), sino meramente una palabra significando conducirla a su casa como su esposa (paralambano gunaika) pero no cohabitando con ella.

Cuando el ángel le reveló que María ciertamente era la esposa del Espíritu Santo, José pudo llevar a María, su prometida, a su casa como su esposa, pero nunca podría tener trato sexual con ella, porque de acuerdo a la Ley, ella le estaría prohibida por siempre.

ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO: También debemos tomar en consideración que cuando María supo por el arcángel Gabriel: concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS (Lc l, 31), también agregó que esto se realizaría porqueEl Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios (Lc l, 35).

Para decirlo en estos términos, el arcángel declaró a María que Dios entraría en una relación marital con ella, provocando que ella concibiera a Su Hijo en su seno. Para ‘cubrir con su poder (reshuth) a una mujer’ (Targum a Dt. 21, 4) fue un eufemismo para ‘tener una relación marital con ella’.

Asimismo, ‘sombrear’ (Lc l, 35) al desplegar su ‘ala’ o ‘manto’ sobre una mujer, fue otro eufemismo para relaciones maritales. Entonces, los rabíes comentaron (Midrash Génesis Rabbah 39.7; Midrash Ruth Rabbah 3.9) que Rut estaba correctamente en su palabra cuando le preguntó a Boaz que tuviera relaciones maritales con ella al decirle a él ‘Yo soy Rut, esclava tuya; extiende tu manto sobre tu sierva (literalmente, ‘ala’: kanaph) por cuanto eres el pariente más cercano’ (Rut 3, 9).

Tallith, otra palabra aramea-hebrea para manto, es derivada de tellal = sombra. Entonces, ‘extender el manto de alguien (tallith) sobre una mujer’ significa cohabitar con ella (Kiddushin 18b, ver también Mekhilta en Éxodo 21, 8). ¿No le dijo Dios a Su esposa Israel: Porque yo soy vuestro esposo (Jer 3, l4) y será tu dueño y tu esposo (Is 54,5); yo un marido para ellos, dice Jehová (Jer 31, 32)? ¿Y qué es más íntimo que lo que Dios dijo a Su esposa?: Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía (Ez 16, 7-8).

MARÍA PROHIBIDA A JOSÉ: Habiendo en sueños sido informado por un ángel sobre el embarazo de ella, y tal vez después por María acerca de las palabras que le pronunciara a ella el arcángel Gabriel en la Anunciación, José supo que Dios lo había escogido como esposo para María. Ella ahora le estaba prohibida de por vida, y por el bien del Niño y de María, él solamente podía vivir con ella en una relación absolutamente casta.

Vivir en celibato dentro del matrimonio no era desconocido en la tradición judaica. Se dice que Moisés, que era casado, permaneció casto el resto de su vida después de la orden dada de abstenerse de tener relaciones sexuales (Ex.9, 15). En preparación los setenta ancianos se abstuvieron más tarde de sus esposas después de su llamado, y así lo hicieron Eldad y Medad, cuando el espíritu de profecía cayó sobre ellos; ciertamente se dijo que los profetas se volvieron célibes después de que la palabra de Dios se comunicó con ellos(11).

EL CELIBATO DE ACUERDO A LA TRADICION: Elías y Eliseo fueron célibes toda su vida.(12) Cuando por la Torá (í.e., el profundo estudio de ésta), un rabino se abstuviera de tener relaciones con su esposa, esto era permisible, porque entonces estaba cohabitando con el Shekínah (la ‘Divina Presencia’) en la Torá(13).

Es bien sabido que los rabinos hablaron concerniente a la obligación de los hombres de contraer matrimonio y de procrear: ‘Aquel que se abstenga de procrear es considerado como si hubiese derramado sangre’(14). De acuerdo a Yebamoth 62b, B.T., un hombre sólo es medio hombre sin una mujer, citando a Gn.5, 2 donde dice: Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán (lit. ‘Hombre’), el día que fueron creados.

Sin embargo, si una persona es fiel al estudio de la Torá (i.e., dedica todo su tiempo a ésta), como Simeón ben Azzai, puede ser condonado su rechazo a casarse’ (Skulkhan Arukh EH 1:4). El sabio rabino Simeón ben Azzai (antes del segundo siglo d.C.) estaba extraordinariamente en su aprendizaje. ‘con el paso de Ben Azzai pasaron sabios diligentes por la tierra’ (Sotah 9:15). Nunca se casó y fue célibe toda su vida para no distraerse de sus estudios y porque consideró a la Torá su esposa, para la cual puso toda su alma (Yebamoth 63b). Fue un sabio sobresaliente (Kiddushín 20a, B.T.) también conocido por su santidad (Berakoth 57b, B.T.).

La tradición judaica también menciona al célibe Zenu’ im (lit. ‘castos’) a quien fue confiado el secreto del Nombre de Dios, y así poder preservar el Santo Nombre en ‘perfecta pureza’(15)

Aquellos con la esperanza de una revelación divina consecuentemente se abstuvieron de tener relaciones sexuales y fueron estrictos en materia de pureza (Enoc 83, 2; Ap14, 2-5). Philo (Apol pro Judaeís IX, 14-17), Josefo (Antiq XVIII. 21) e Hipploytus (Philosophumiena IX, IV, 28A) escribieron sobre el celibato de los Esenios Judíos cientos de años antes del descubrimiento de su establecimiento en Qumrán, cerca del Mar Muerto.

Philo Judaeus (c.20 a.C.-50 d.C.), un filósofo judío, describió a mujeres judías que eran vírgenes que se habían conservado castas no a la fuerza, como algunas sacerdotisas griegas, sino por su propia voluntad por su ardiente deseo de Sabiduría. ‘Deseosas de tener Sabiduría para sus hermanos, despreciaron los placeres de la carne y no desearon descendencia, sino aquellos niños que solamente el alma que es querida por Dios pueda hacer nacer’ (Philo, Cont.68; también ver Philo, Abr. l00).

Porque ‘los castos son recompensados recibiendo iluminación de la oculta luz celestial’ (Zohar 11. 229b-230a). Porque ‘si el entendimiento está seguro e intacto, libre de la opresión de las iniquidades o pasiones… podrá claramente mirar todo lo que sea digno de contemplación’ (Philo, Sob.l.5). Y a la inversa, ‘el entendimiento del hombre amoroso es ciego y no puede ver esas cosas que valen la pena ver… cosas dignas de ver las cuales son maravillosas de percibir y deseables’ (Philo, Q. Gén.IV.245).

JOSÉ COMO CUSTODIO CÉLIBE: Como receptor de la gran revelación de que lo concebido en el seno de María, era del Espíritu Santo, y que el Niño por nacer sería destinado a salvar a Su pueblo de sus pecados, seguramente José por ello supo que fue llamado para cuidar a María y a su Hijo, el Mesías, por el resto de su vida, siendo esto por lo que el ángel le dijo que tomara a María como su esposa.

Podemos razonablemente asumir que ahora María compartía con él todo lo que le dijo el arcángel Gabriel. Nada menos que una Persona, el Hijo de Dios (Lc.l, 35), iba a ser confiada a su cuidado bajo el refugio de su humilde hogar, ahora el Sanctasanctórum. La tradición judía menciona que, aunque las personas debían abstenerse de tener relaciones sexuales con sus esposas solamente por tres días anteriores a la revelación del Monte Sinaí (Ex 19, 15), Moisés escogió permanecer casto por el resto de su vida con la total aprobación de Dios. Los rabinos explicaron que esto se debió a que Moisés supo que él estaba designado a comunicarse personalmente con Dios, no únicamente en el Monte Sinaí, sino en general a través de cuarenta años de permanencia en el desierto. Por esta razón, Moisés se quedó ‘separado de mujer’, permaneciendo en la santidad de separación para estar al servicio de Dios en todo momento; citaron la orden de Dios a Moisés en Deuteronomio 5, 28 (Midrash Exodus Rabbah 19:3 y 46.3).

Otra vez, podemos estar seguros que José permaneció célibe toda su vida porque a través de sus años de casado, estuvo diariamente en comunicación y al servicio de Jesús, la Palabra de Dios encarnada..

Los otros argumentos de los hermanos

Primogénito no quiere decir solamente, el primer nacido entre otros hijos, sino ocupar un lugar especial: elegido, consagrado. Una mujer que muere dando a luz a su primer hijo, se dice de él que es el primogénito aunque no tenga hermanos. El salmo 89 dice que David (el último de ocho hijos) es llamado primogénito por Dios: Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra (Sal 89, 27-28). En Génesis Jacob recibió las bendiciones de la primogenitura (Gn 25, 31-34), aunque nació después de Esaú (Gn 25, 25-26). Efraín es llamado ‘primogénito’ en Jeremías 31 ,9 siendo el segundo hijo de José (Gn 41, 52). Jesús es el primogénito de los muertos (Ap 1, 5), pero no el primero en morir. Él ocupa en lugar especial por ser el testigo fiel hasta la muerte. Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito(Ex 4, 22). Llamado ‘Primogénito’, Jesús es el ‘Alfa y Omega’, el Primero y el Último. No hay otro. Esto es lo que quiere decir Col 1, 15-16 cuando lo llama así.

Israel no es el primer pueblo que Dios creó, pero sí es el pueblo consagrado por Él. En Zacarías 12, 10 vemos que la misma persona es llamada ‘primogénito’ y ‘unigénito’.

En lasAntigüedades Bíblicas de pseudo Filón (primer siglo d.C.), la hija de Jefté es llamada tanto primogénita como unigénita (39, 11). Y un epitafio, (con fecha 28 de enero de 5 a.C.), descubierto en 1922 en la necrópolis judía de Tell el Yehudieh, hace decir a la muchacha difunta (Arsinoe): ‘Pero la suerte, en los dolores del parto de mi hijo primogénito, me condujo al término de la vida’. Aunque esta joven madre murió en el primer parto, a su hijo se le llama igualmente primogénito.

No debemos olvidar que el título primogénito para designar a Jesús tiene otro sentido simbólico. El es llamado primogénito de toda la creación (Col 1, 5) y de todos los muertos (Col 1, 18).

No la conoció hasta que dió a luz no quiere decir que José haya tenido relaciones con María después. Hasta que no equivale a decir ‘pero después sí…’ porque en 2 Samuel leemos: Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte (6, 23). ¡No quiere decir que después de su muerte tuvo hijos! Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies(Sal 110, 1). Este Salmo que profetiza a Jesús (Hch 2, 34-35) no significa que Jesús no siga sentado a la diestra del Padre (Hch 7, 55) después de que pusiera a sus enemigos por estrado de su pies.

En Génesis 28, 15 leemos: He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Ciertamente Dios no dejó a Jacob después.He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28, 20). ¿Pero después Jesús no va estar con nosotros? Para ver otros ejemplos mira Dt 34, 6.

Cuando el evangelista dice que José no la conoció hasta que dio a luz un hijo, él afirma que José no tuvo relaciones con María mientras no naciera el Señor. Pero no está afirmando que después de que María dio a luz, José tuvo relaciones con ella. Lo que Lucas dice es que Jesús nació sin intervención de José.

Nos quedamos con ‘recibió a su mujer(16) . Pero con todas las pruebas que vimos arriba y con leer el contexto, sabemos que se trata de José aceptando a María como su esposa porque él entendía que María estaba encinta del Espíritu Santo después de que el ángel se lo explicó.

Si María tuvo a Santiago como hijo, ¿cómo es que los Padres de la Iglesia creyeron que María permaneció virgen si su hijo Santiago era obispo de Jerusalén? Nadie reclamó ser descendiente de la familia de José y María. Nadie en los siguientes años después de su asunción andaba diciendo que era hermano carnal o sobrino de Jesús.

Por todo lo dicho concluimos que María no tuvo otros hijos. De hecho, en la Iglesia Primitiva, la primera persona que formuló la idea de que los hermanos de Jesús eran hermanos carnales fue Elvidio (380 d.C). Por cuatro siglos los cristianos no pensaron así. Cuando Elvidio escribió eso, lo criticaron fuertemente. Quizás no sea normal que un matrimonio viva sin relaciones, pero ¡tampoco es normal que su hijo sea Dios Encarnado!

¿Que dijo la Iglesia Primitiva

El primer testimonio de la virginidad perpetua de María viene del libro apócrifo Protoevangelio de Santiago cerca de 150 d. C.
Hilario de Potiers (354 d. C.): Comentario sobre Mateo 1:4
Atanasio (358-362): Tratado contra de los arrianos, 2:70. ‘María se quedó y es siempre virgen’.
Justino Mártir: Diálogo con Trifón llama a María ‘la virgen’ y establece un paralelismo con Eva, madre de la humanidad.
Epifanio de Salamina (374): Ancoratus y Panarion (antídoto contra los errores de los herejes) 78:6.

¿Por qué la Iglesia católica mantiene la virginidad perpetua de María? Porque la Biblia lo enseña y porque la Iglesia siempre lo ha enseñado. Ella siempre ha sido llamada ‘virgen’. Si María no se quedó virgen, ¿por qué llamarla así después del nacimiento de Jesús? No seguimos llamando ‘soltero’ a un hombre casado. La Iglesia Primitiva habló de María como ‘la Virgen’ exactamente porque creyó que vivió y murió así. Cuando esta enseñanza fue cuestionada más tarde, agregaron ‘siempre’ (AEIPARTHENOS) como en el Credo de Epifanio (374 d.C.), Segundo Concilio de Constantinopla (553). Ver los padres de la IglesiaAgustínJerónimoCirilo de Alejandría. Los reformadores protestantes hablan de la ‘siempre Virgen María’.

Orígenes afirmó:

‘…aquel cuerpo que fue escogido para prestar un servicio al Verbo y acerca del cual se dice: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la virtud del Altísimo te cobijará con su sombra (Lc 1, 35) no conoció unión alguna con varón por haber descendido sobre él el Espíritu Santo y haber sido cobijado por la virtud de lo alto. Yo sostengo razonablemente que la primicia de la pureza y castidad de los varones sea Jesús y que la de las mujeres sea María. No concordaría, efectivamente , con la piedad el atribuir a alguna otra persona distinta de ella la primicia de la virginidad’ ( Comentario al Evangelio de san Mateo, 10:17).

‘En efecto, de acuerdo con los que piensan rectamente acerca de él, ningún otro es hijo de María mas que Jesús…’ (Comentario al Evangelio de san Juan, 1:4).

 P. Daniel Gagnon

NOTAS:

1. Del libro evangélico Los Evangélicos Los Católicos y la Virgen María, por Stephen Benko, famoso teólogo protestante. Casa Bautista de Publicaciones. USA, 1981, 1993. p.18. Este libro, aunque trata de María más a fondo, todavía queda mucho al nivel superficial en comparación con autores católicos que tratan este tema. El no tratar temas en forma completa podría interpretarse como prejuicios.

2. Jacobo es llamado hijo de Alfeo en Mt 10, 3 que parece decir que o es otro Santiago o que María era esposa de Cleofas (CLOPAS en griego) y de Alfeo. Pero es la misma persona porque el nombre Alfeo en arameo es traducido Cleopas (Cleofas) en griego, como Saúl en hebreo es el mismo Apóstol Pablo en griego. Otros ejemplos: Mateo-Leví, Tadeo-Judas.

3. Ana (1 S 2, 21) no cae en este patrón bíblico porque no se le apareció un ángel: Y el Señor bendecía a Ana, la cual quedaba embarazada.

4. El Protoevangelio de Santiago 10, 1 (no más tarde que 120-140 d. C.) dice que María perteneció a la institución de las vírgenes tejedoras del Templo de la cual hablan varios documentos judíos del Siglo I como Apoc de Baruc 10, 9; Pesiqta Rabbati Riska26, 6 (Diccionario de Mariología, p. 1257). ‘Será cosa extraordinaria que José haya practicado la continencia siendo esposo de María? De ninguna manera, pues en el tiempo de Jesús numerosos judíos, deseos de prepararse mejor para la venida del Salvador, iban a vivir en unos como conventos en lugares apartados, y observaban la castidad. Incluso podríamos pensar que José se dejó influenciar por esta corriente religiosa… Los Esenios… y fue el que ayudó a María a afirmarse en un compromiso de virginidad…’ (Nueva Biblia Latinoamérica Ediciones Paulinas y Verbo Divino, España, 1972) p. 8. María hubiera sido consagrada al Señor como Samuel (1 S, 2, 21-22) y Ana que no apartaba del templo, sirviendo de día y de noche con ayunos y oraciones (Lc 2, 36-37). Según elProtoevangelio el viudo José fue escogido par ser su protector quien respetaría su voto de virginidad. Hch 21, 9 mencionan vírgenes en la Iglesia Primitiva.

5. En María en el Misterio de la Alianza, Edit B.A.C., 1988, p. 59.

6. Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español, Franciso Lacueva, Editorial CLIE, España, 1984.

7. Nuevo Diccionario de Mariología (Edic. Paulinas, 1988, pp. 2015-2016.

8. Dr. Anthony Opisso, La Asociación de Hebreos Católicos, P.O. Box 798, 12528 Highland, NY

9. Dt., edic. M. Friedman (1864) 270 p. 122b; Números, edic. M. Friedman (1915) 7 p. 4a y 19 p. 66.

10. Sotah 26b; Yebamoth 55a, b, 87b; Kethuboth 9a, Talmud Babilonio; Kethuboth 25a; Sotah 27a, Yad, Sotah 2,2, Talmud de Jerusalén.

11. Midrash Exodus Rabbah 19; 46.3; Sifre a Números 99 secc.1l; Sifre Zutta 81-82, 203-204; Aboth Rabbi Nathan 9,39; Tanchuman 111,46; Tanchuman Zaw 13; 3 Petirot Moshe 72; Shabbath 87a; Pesachim 87b, Talmud Babilonio

12. Zohar Hadash 2:1; Midrash Mishlei 30, 105, Pirke Rabbi Eliezer 33.

13. Zohar re Gn.1, 27; 13, 3 y Salmo 85, 14 en el Discurso del Rabino Phineas a los Rabinos José, Judah e Hiya.

14. Rabino Eliezer en Yebamoth 63b, Talmud Babilonio; también ver Shulkhan Aruch (Código de la Ley Judaica) sección Evenhar-Ezer 1:1,3,4.

15. Kiddushin 71a; Midash Eccíesiastes Rabbah 3:11; Yer. yoma 39a 40a

16. Los hermanos de la Iglesia ‘Luz del Mundo’ han tratado de convencer a los católicos que el Salmo 69 prefigura a Jesús y, entonces, que el versículo ocho prueba que María tuvo muchos hijos: Extraño he sido para mis hermanos, Y desconocido para los hijos de mi madre. María es prefigurada. Pero la Iglesia católica dice que aunque unos versículos son citados en el NT, este salmo no puede ser mesiánico ni que prefigura a Jesús (Ver The Catholic Study Bible, Oxford Univ Press, 1990, p. 690). Si fuera prefigura de Él, ¡diría que Jesús era pecador: Y mis pecados no te son ocultos (v. 5)!

adoración

¿Es verdad que los católicos adoran imágenes?

Pregunta:

¿Es verdad que los católicos adoran imágenes?

 

Respuesta:

¡Los católicos adoran estatuas!‘ A pesar de que este reclamo es ridículo, la gente continúa haciendo esta acusación. Dicen que porque los católicos tienen estatuas en sus iglesias y oran delante de ellas, están violando el mandamiento de Dios: ‘No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto’ (Ex 20, 4-5). ‘Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro’ (Ex 32,31).

Este trabajo va a examinar los argumentos fundamentalistas de orden contra la antigua practica cristiana de usar imágenes y proveerá una respuesta bíblica a estos argumentos, mostrando la evidencia en las Escrituras para esta práctica.

Primero señalaremos que es correcto advertirle a la gente contra el pecado de la idolatría. Pero la acusación de que los católicos son idólatras porque tienen imágenes de Cristo y los Santos es completamente incorrecto, estando basados en un malentendido o ignorancia de lo que dice la Biblia sobre el propósito y el uso (ambos buenos y malos) de estatuas.

El escritor anticatólico Loraine Boettner, en su libro Catolicismo Romano, declara que es un pecado tener estatuas porque ‘Dios ha prohibido el uso de imágenes en la adoración’ (pag. 281). Muchos protestantes abrazan esta afirmación y sin embargo si ellos ‘estudiaran las Escrituras’ (Jn 5,39) encontrarían que la verdad es exactamente lo opuesto.

Aun cuando no queda ninguna duda de que Dios condenó la adoración de estatuas, hay que decir que El nunca condenó el uso de estatuas en la adoración. Pero aun mas, ¡en realidad El recomendó su uso!

Dios dijo que las hagamos

Mientras que los protestantes y otros citan Éxodo 20,4-5 para reforzar su acusación a los católicos ‘adoradores de estatuas’ ellos se olvidan de numerosos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas ‘…con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio’ (Ex 25, 18-20).

David le dio un plano a Salomón ‘para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño’ (1Cro 28, 18-19). Cabe notar que todo esto estaba dirigido de acuerdo a las Escrituras divinamente inspiradas. Ezequiel 41,18 describe a imágenes grabadas en el templo, ‘estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras’.

El uso religioso de las imágenes

Durante una plaga de serpientes El envió a castigar a los malvados israelitas, Dios le dijo a Moisés: ‘hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará’ (Núm. 21, 8-9).

El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas.

Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona o la cosa que representa. De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.

Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran especialmente útiles para la instrucción de los analfabetos. Muchos protestantes tienen ellos mismos cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el propósito de enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer. Los católicos también usan para conmemorar algunas personas y eventos, muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias protestantes. Si uno midiera a los protestantes con la misma regla entonces usando estas imágenes ‘grabadas’, ellos estarían practicando la ‘idolatría’ que ellos acusan a los Católicos de practicar. Pero el hecho es que no hay actos de idolatría en estos casos. Dios prohíbe la adoración de imágenes, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas, puesto que esas también son imágenes.

¿Qué hay sobre la genuflexión?

A veces los anticatólicos citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas : ‘no te inclines delante de ellos’. Puesto que muchos Católicos se inclinan o arrodillan frente a las estatuas de Jesús y de los Santos, los anticatólicos confunden la veneración legitima a una imagen sagrada con el pecado de idolatría. La realidad es que Deut 5,9 no le ayuda al argumento de los anticatólico.

Primero, recordar que si bien es cierto que la genuflexión puede ser usada como una postura en la adoración, no toda genuflexión es adoración. Por ejemplo, en Japón es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el equivalente de dar la mano en occidente). Obviamente no se hacen ningún tipo de adoración en esto. El católico que se arrodilla frente a una estatua cuando ora no esta adorando y ni siquiera orándole a la estatua más que el protestante que esta arrodillado con una Biblia en sus manos cuando ora esta adorando u orándole a la Biblia.

Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando, cosa que queda demostrada por el hecho de que, años después, cuando le empezaron a adorar (y hasta le dieron un nombre, ‘Nehushtan’) como un dios-culebra, el rey justo Hezekiaah lo hizo destruir (2 Reyes 18,4).

¿‘Escondiendo’ el segundo mandamiento?

Otros cargos hechos por los Protestantes es que la Iglesia Católica ‘esconde’ el segundo mandamiento. Esto porque en el Catecismo Católico el primer mandamiento es; ‘No tengas otros dioses aparte de Mi’ (Ex 20,3) y el segundo es: ‘No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios’ (Ex 20,7). Argumentan que los católicos han eliminado la prohibición de la idolatría para poder justificar su uso de las estatuas religiosas.

Pero esto es falso. El hecho es que, los católicos simplemente agrupan los mandamientos de manera diferente de lo que los Protestantes han hecho tradicionalmente y los han abreviado para facilitar su memorización.

Que tal abreviación les resulta razonable también a los Protestantes se demuestra por la traducción que ellos mismos hacen del Mandamiento del Sábado como: ‘Recuerden el Sábado para mantenerlo sagrado’, aunque el texto actual del mandamiento es bastante largo: ‘Recuerda el día de descanso, para mantenerlo sagrado. Trabajaras seis días, pero el séptimo día es dedicado al Señor tu Dios, ese día no harás ningún trabajo tu o tus hijos, tus criados o tus criadas o tu ganado o tu jornalero que este en tu propiedad, porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó ; por eso bendijo el Señor el día Sábado y lo hizo sagrado’ (Ex 20, 8-11). Martín Lutero reconoció que las declaraciones : ‘No tendrás otros dioses delante de Mi’ (Ex 20,3) y ‘No te hagas ningún ídolo o figura ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra’ (Ex 20,4) son en realidad dos partes de un mismo mandamiento y las abrevió a ‘No tendrás otros dioses delante de Mi’. El catecismo de la Iglesia Católica explica que ‘ la división y la enumeración de los mandamientos han variado en el curso de la historia. El presente Catecismo sigue la división de los mandamientos establecidos por San Agustín, la cual se ha hecho tradicional en la Iglesia Católica. Lo mismo sucede con la confesión luterana. Los patriarcas griegos han hecho una división un poquito diferente que se encuentra en las Iglesias Ortodoxas y las Comunidades Reformadas. (CCC 2066).

Algunos anticatólicos usan Deut 4,15-18 que dice ‘…tengan cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer…’ y tratan de usar este texto para ‘probar’ la prohibición de estatuas o imágenes.

Hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la hechura de estatua o imágenes de varias criaturas (ejemplo : ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con propósito religiosos (Cf. 1Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2Cro 3,7-14). ¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos protestantes dirán que esto esta mal porque Deut 4 dice que Dios no tiene forma, por tanto, no deberíamos tratar de hacer imágenes de El. ¿Pero, en realidad, Deut prohíbe esta clase de imágenes del Señor?.

La respuesta es NO

Al comienzo de su historia en Israel estuvo prohibido hacer representación de Dios porque El no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas hubiesen hecho representaciones de Dios, quizás se hubiesen visto tentados a adorarle en la forma de un animal o algún objeto natural (ejemplo, un toro o el sol) de la misma forma en que alaban tales imágenes los paganos que los rodeaban.

Pero después Dios si se reveló bajo formas visibles como Daniel 7,9 : ‘Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente’. Los protestantes hacen descripciones del Padre bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las profecías del Antiguo Testamento.

El Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos dos formas visibles -aquella de una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16 ; Mc 1,10 ; Lc 3,22 ; Jn 1,32)- y como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los Protestantes hacen uso de estas imágenes (especialmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos episodios bíblicos y cuando usan solapines del Espíritu Santo o cuando colocan emblemas de paloma en sus autos.

Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la humanidad un icono de si mismo. Pablo dijo ‘El es imagen (en griego:ikon) del Dios invisible, el primero nacido de toda creación’. Cristo mismo es el ‘icono’ divino e intangible del Dios invisible e infinito del universo. Leemos de los Magos que cuando ‘entraban a la casa vieron al niño con María su madre, y cayeron al suelo y le adoraron. Luego abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra’ (Mt 2,11).

El fondo del asunto es que los protestantes también usan todo tipo de imágenes religiosas: retratos de Jesús y otros personajes bíblicos aparecen en una miríada de Biblias, libros de ilustraciones bíblicas, joyas, polos, stickers, cartas postales, CDs, y escenas del pesebre. Cristo es simbólicamente representado por medio del símbolo del ictus -el emblema del ‘pez’-, popular entre los evangélicos americanos.

El sentido común nos dice que, puesto que Dios se ha revelado en varias imágenes, y especialmente en Jesucristo Encarnado, nos damos cuenta que no es malo que nosotros usemos imágenes de estas formas para fortalecer y profundizar nuestro conocimiento y amor a Dios. Ese es exactamente el propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos: ellas son imagen que representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales.

La idolatría condenada por la Iglesia

Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y consistentemente al pecado de idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros Padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos :

El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes sagradas, y de iconos, dijo: ‘El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idolatra, Cristo Nuestro Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día ultimo`. Esta promesa, sin embargo, no la hizo sólo a ellos , sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero mal abandonaron la verdadera forma de razonar … y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos satánicos… Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes) no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados’.

El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría ‘adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en ellos’ (p. 374).

El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que ‘la Escritura constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven’. Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus adoradores ‘aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos’ (Sal 115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el ‘Dios viviente’ (Cf. Josué 3,10 ; Sal 42,3) que da la vida e interviene en la historia’.

‘La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una tentación constante en contra de la fe. La idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. …. La idolatría rechaza el Señorío único de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.

‘La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.

‘La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios’ (CCC 2112-2114, citando Orígenes, Contra Celso 2:40).

Gentileza de: http://apologetica.org/sitio/index.php

Estudio de textos bíblicos en contexto

Tradujo el P. José Marcone, IVE