cuarenta

Simbología bíblica y litúrgica del número cuarenta

Pregunta:

¿Qué significa el número 40 en los textos bíblicos? Por ejemplo, Moisés caminó 40 años en el desierto, estuvo 40 días/40 noches en el Sinaí. Agradeceré su respuesta.

Respuesta:

La rica simbología bíblica del número cuarenta puede deducirse de los diferentes hechos que encontramos en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, en los que aparece dicho número 40, o sea, las diferentes «cuaresmas», y su comparación tipológica, es decir, que unas son figuras o tipos de las otras.

Por ejemplo, Moisés estuvo cuarenta días en el desierto con el pueblo judío, el cual pasó por diversas tentaciones y luchas hasta llegar a la tierra prometida. Esto es figura de la lucha de Jesús en el desierto, en el que estuvo cuarenta días y cuarenta noches. En ambos casos, se trata de un camino de liberación hasta una tierra prometida teniendo como jefe a un Libertador. Jesús, comienza su vida pública luchando, no contra el Faraón, sino contra Satanás, y se constituye en el Jefe que vino a liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado, pasando, no el Mar Rojo, sino «de este mundo al Padre» para prepararnos un lugar en la tierra prometida mediante su muerte en la Cruz.

Esta simbología de Pascua (paso del Mar Rojo, paso de la Muerte a la Vida), fue tomada por la Iglesia en el tiempo de Cuaresma, como también la idea de un Camino o itinerario a recorrer para pasar del pecado a la vida de la gracia. En efecto, la Cuaresma es un camino de preparación para la Pascua. El paso del Mar Rojo es también figura del Bautismo, (así como los 40 días del diluvio), por el que los pecados quedan sepultados en el agua bautismal y se renace a una nueva vida.

Los cuarenta días están relacionados también con la penitencia, pues, además de Jesús y Moisés, también Elías ayunó cuarenta días, y Dios otorgó al pueblo de Nínive, por el profeta Jonás, un tiempo de 40 días para hacer penitencia por sus pecados. La Iglesia siempre tuvo interés en mantener el número 40 como tiempo de penitencia, marcado especialmente por el ayuno. La liturgia romana tiene 6 semanas de Cuaresma (hasta el Sábado Santo). Como los domingos no se ayuna (por ser día de resurrección y fiesta), el número cuarenta se obtiene multiplicando las 6 semanas por los restantes 6 días de la semana (6×6=36). Para llegar al número 40, se agregan cuatro días “de ceniza”, de miércoles a sábado (36+4=40). Como los orientales no ayunan ni sábado ni domingo, tienen 8 semanas de Cuaresma (8×5=40).

Finalmente, los 40 días que Jesús acompaña a los discípulos por medio de sus apariciones después de la Resurrección hasta la Ascensión, tienen el objeto de prepararlos para la vida del Espíritu, es decir, la vida de la Iglesia, que ya no tendrá a Jesús visiblemente, sino de modo sacramental.

P. Jon M. de Arza, IVE