resurrección

¿Reencarnación o Resurrección?

Pregunta:

Padre:
Me gustaría leer alguna obra fundamental sobre el tema de la resurrección. Además, me interesaría poder argumentar contra aquellos que sostienen la teoría de la reencarnación, para lo cual le solicito me brinde bibliografía. Creo deber de todo católico practicante defender sin atacar, con firmeza y con respeto las verdades de nuestra fe. Poseo formación filosófica.
Muchas gracias.
Atentamente.
Ernesto, de Argentina

Respuesta:

Estimado Ernesto:

Sobre el tema de la reencarnación los mejores escritos son los de Mons. Boaventura Kloppenburg. No tengo las ediciones de sus libros (algunos en portugués), pero tal vez pueda conseguirlos por internet. Sobre la resurrección le recomiendo el libro de Antonio Royo Marín, ‘Teología de la salvación’, BAC, Madrid; que tiene un capítulo muy bueno al respecto; otro clásico es el Cándido Pozo, ‘Teología del más allá’, BAC, Madrid. Este último es un libro altamente documentado donde encontrará abundante bibliografía para ampliar.

También le recomiendo el documento ‘Esperamos la resurrección y la vida eterna’, de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, del 26 de noviembre de 1995. Está en Internet. (http://www.mercaba.org/CEE/C-P/obis-57.htm)

En Cristo y María.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

muerto

¿En qué estado están los que ya han muerto antes de la resurrección final?

Pregunta:

Si uno cuando muere se queda en descanso hasta la venida del Señor, ¿se quedan todos en descanso, o algunos sí y otros no? La pregunta es por los santos que mueren y pasan a estar directamente con el Señor, ¿los que no son santos se quedan esperando la venida del Señor? Gracias anticipadas.

Respuesta:

Estimado José Oscar:

La doctrina de la Iglesia está resumida claramente en la Constitución Benedictus Deus, de 29 de enero de 1330, del Papa BENEDICTO XII, 1334-1342, sobre la visión beatífica de Dios y de los novísimos; especialmente en el párrafo que dice:

‘Por esta constitución que ha de valer para siempre, por autoridad apostólica definimos que, según la común ordenación de Dios, las almas de todos los santos que salieron de este mundo antes de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, así como las de los santos Apóstoles, mártires, confesores, vírgenes, y de los otros fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo, en los que no había nada que purgar al salir de este mundo, ni habrá cuando salgan igualmente en lo futuro, o si entonces lo hubo o habrá luego algo purgable en ellos, cuando después de su muerte se hubieren purgado; y que las almas de los niños renacidos por el mismo bautismo de Cristo o de los que han de ser bautizados, cuando hubieren sido bautizados, que mueren antes del uso del libre albedrío, inmediatamente después de su muerte o de la dicha purgación los que necesitaren de ella, aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio universal, después de la ascensión del Salvador Señor nuestro Jesucristo al cielo, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y paraíso celeste con Cristo, agregadas a la compañía de los santos ángeles, y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con visión intuitiva y también cara a cara, sin mediación de criatura alguna que tenga razón de objeto visto, sino por mostrárseles la divina esencia de modo inmediato y desnudo, clara y patentemente, y que viéndola así gozan de la misma divina esencia y que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este mundo son verdaderamente bienaventuradas y tienen vida y descanso eterno, y también las de aquellos que después saldrán de este mundo, verán la misma divina esencia y gozarán de ella antes del juicio universal; y que esta visión de la divina esencia y la fruición de ella suprime en ellos los actos de fe y esperanza, en cuanto la fe y la esperanza son propias virtudes teológicas; y que una vez hubiere sido o será iniciada esta visión intuitiva y cara a cara y la fruición en ellos, la misma visión y fruición es continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará hasta el juicio final y desde entonces hasta la eternidad.

Definimos además que, según la común ordenación de Dios, las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente después de su muerte bajan al infierno donde son atormentados con penas infernales, y que no obstante en el día del juicio todos los hombres comparecerán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo, para dar cuenta de sus propios actos, a fin de que cada uno reciba lo propio de su cuerpo, tal como se portó, bien o mal [2 Cor. 5, 10]’.

P. Miguel A. Fuentes, IVE