Pregunta:
Querido Padre Miguel Angel Fuentes:
Con mi futuro esposo, asistimos a una de las charlas que en nuestra diócesis se exige a toda pareja que se quiera casar por Iglesia. Son obligatorias.
Si bien no estábamos totalmente contentos con el contenido que habían tenido las anteriores charlas, la que hemos escuchado en el día de ayer nos dejó totalmente perplejos, pues el sacerdote, hablando de la fecundación artificial, afirmó que si los embriones se cuidan y los médicos tienen cierta ética, la Iglesia permite la fecundación fuera del vientre de la madre . Yo intervine diciéndole que la Iglesia no estaba de acuerdo con la fecundación in vitro porque va contra la ley natural. Obviamente me cortó e insistió que si se hacía con cuidado la Iglesia lo permitía porque ha ido evolucionando su posición frente al avance científico.
Tanto yo como mi futuro esposo somos profesionales, y por ese motivo pudimos darnos cuenta de que hay algo extraño en estas afirmaciones, pero no sé qué pensarán los demás asistentes.
¿Podría usted decirme cómo está la situación respecto de este tema? Un sacerdote amigo a quien consultamos me dio a leer la ‘Donum Vitae’; quisiéramos saber si existe alguno más reciente, ya que el argumento del sacerdote que dio la charla se funda en que la Iglesia ha ido evolucionando con el tiempo.
Desde ya muchísimas gracias.
Respuesta:
Estimada:
Lo que ha afirmado ese sacerdote sobre la fecundación ‘in vitro’ o ‘extra corporal’ no tiene ningún fundamento magisterial (si es que él se ha referido a este procedimiento que no hay que confundir con las técnicas de ‘ayuda a la procreación’: vea la nota que pongo al final ). Más bien contradice explícitamente el magisterio de la Iglesia. La Instrucción ‘Donum vitae’ (de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe), que usted ya posee según me dice, es clarísima al respecto y no necesita de nuevos documentos porque su dictamen es definitivo al respecto. Por eso dicha Instrucción no se limita a analizar técnicas del pasado o contemporáneas a ella, sino lo que se denomina en ética un ‘caso simple’ (del inglés ‘simple case’). Textualmente dice lo siguiente: ‘Por las mismas razones, el así llamado ‘caso simple’, esto es, un procedimiento de FIVET homóloga libre de toda relación con la praxis abortiva de la destrucción de embriones y con la masturbación, sigue siendo una técnica moralmente ilícita, porque priva a la procreación humana de la dignidad que le es propia y connatural’ . El ‘simple case’ es el caso ideal, que de hecho no ha sido logrado todavía científicamente, en el cual se reunirían todas las condiciones ‘óptimas’: sólo se usan gametos de los esposos legítimamente casados, no se recurre a la masturbación, sólo se usa un óvulo para evitar fertilizaciones múltiples, se descarta cualquier práctica abortiva incluso en el caso de que se detecten malformaciones en el bebé, no se recurre al congelamiento del embrión, etc. Este caso (al que la técnica no ha llegado ni tal vez llegue en un futuro más o menos próximo), sigue siendo ‘moralmente ilícito’ porque persiste el problema moral esencial: la disociación de la dimensión unitiva (acto conyugal normal) y la procreativa y la degradación de la dignidad del concepturo sobre el que se aplica un acto propio de la técnica (el ‘fabricar’; actos con los que tratamos las cosas materiales) y no de la moral (el ‘obrar’: únicos actos con que se trata dignamente una persona humana).
La misma doctrina puede leerse en el Catecismo de la Iglesia Católica n. 2377: ‘Practicadas dentro de la pareja, estas técnicas (inseminación y fecundación artificiales homólogas) son quizá menos perjudiciales, pero no dejan de ser moralmente reprobables ‘.
Una afirmación del mismo tenor, pero menos explicada está en la Encíclica Veritatis splendor 47.
Si ese sacerdote tiene a su favor algún documento autoritativo de la Iglesia que diga lo contrario a estos textos, yo tendría suma curiosidad en conocerlo.
En Cristo y María
P. Miguel Ángel Fuentes, IVE
Nota: evidentemente mi juicio se refiere a la fecundación in vitro, según dice usted en su mail. Parto de la base de que usted ha entendido bien al sacerdote y de que él no ha confundido los términos con la llamada ‘ayuda a la procreación’, mal llamada (o ambiguamente llamada) ‘inseminación artificial impropiamente dicha’ (de la que ya habla como lícita en algunos casos, Pío XII y la misma Instrucción Donum vitae). Vea sobre esto en mi artículo y el excelente artículo de Mons. Caffarra