adoración

¿Es verdad que los católicos adoran imágenes?

Pregunta:

¿Es verdad que los católicos adoran imágenes?

 

Respuesta:

¡Los católicos adoran estatuas!‘ A pesar de que este reclamo es ridículo, la gente continúa haciendo esta acusación. Dicen que porque los católicos tienen estatuas en sus iglesias y oran delante de ellas, están violando el mandamiento de Dios: ‘No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto’ (Ex 20, 4-5). ‘Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro’ (Ex 32,31).

Este trabajo va a examinar los argumentos fundamentalistas de orden contra la antigua practica cristiana de usar imágenes y proveerá una respuesta bíblica a estos argumentos, mostrando la evidencia en las Escrituras para esta práctica.

Primero señalaremos que es correcto advertirle a la gente contra el pecado de la idolatría. Pero la acusación de que los católicos son idólatras porque tienen imágenes de Cristo y los Santos es completamente incorrecto, estando basados en un malentendido o ignorancia de lo que dice la Biblia sobre el propósito y el uso (ambos buenos y malos) de estatuas.

El escritor anticatólico Loraine Boettner, en su libro Catolicismo Romano, declara que es un pecado tener estatuas porque ‘Dios ha prohibido el uso de imágenes en la adoración’ (pag. 281). Muchos protestantes abrazan esta afirmación y sin embargo si ellos ‘estudiaran las Escrituras’ (Jn 5,39) encontrarían que la verdad es exactamente lo opuesto.

Aun cuando no queda ninguna duda de que Dios condenó la adoración de estatuas, hay que decir que El nunca condenó el uso de estatuas en la adoración. Pero aun mas, ¡en realidad El recomendó su uso!

Dios dijo que las hagamos

Mientras que los protestantes y otros citan Éxodo 20,4-5 para reforzar su acusación a los católicos ‘adoradores de estatuas’ ellos se olvidan de numerosos otros pasajes donde el Señor ordena el labrado de estatuas ‘…con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio’ (Ex 25, 18-20).

David le dio un plano a Salomón ‘para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño’ (1Cro 28, 18-19). Cabe notar que todo esto estaba dirigido de acuerdo a las Escrituras divinamente inspiradas. Ezequiel 41,18 describe a imágenes grabadas en el templo, ‘estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras’.

El uso religioso de las imágenes

Durante una plaga de serpientes El envió a castigar a los malvados israelitas, Dios le dijo a Moisés: ‘hazte una serpiente como esas y ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente, mire hacia la serpiente del asta, y se salvará’ (Núm. 21, 8-9).

El hecho de que uno debía mirar una estatua de bronce de una serpiente para ser sanado muestra que las estatuas podían ser usadas ritualmente y no meramente como decoraciones religiosas.

Los católicos usan estatuas, cuadros y otros objetos artísticos para recordar a la persona o la cosa que representa. De la misma manera que para recordar a nuestra madre nos servimos de su fotografía, así los católicos para recordar el ejemplo de los santos se sirven de sus imágenes.

Los católicos también usan estatuas como herramientas para enseñar. En la Iglesia primitiva eran especialmente útiles para la instrucción de los analfabetos. Muchos protestantes tienen ellos mismos cuadros de Jesús y otros cuadros bíblicos en sus escuelas dominicales con el propósito de enseñar a los niños, especialmente a aquellos que no han aprendido a leer. Los católicos también usan para conmemorar algunas personas y eventos, muy parecido a las escenas tridimensionales de la natividad que usan las iglesias protestantes. Si uno midiera a los protestantes con la misma regla entonces usando estas imágenes ‘grabadas’, ellos estarían practicando la ‘idolatría’ que ellos acusan a los Católicos de practicar. Pero el hecho es que no hay actos de idolatría en estos casos. Dios prohíbe la adoración de imágenes, pero no prohíbe la hechura de imágenes en general. Si así lo hiciera, todas las películas, videos, fotos, escenas del pesebre, cuadros, dibujos y toda clase de cosas estarían prohibidas, puesto que esas también son imágenes.

¿Qué hay sobre la genuflexión?

A veces los anticatólicos citan Deut 5,9, donde Dios dijo con respecto a las estatuas : ‘no te inclines delante de ellos’. Puesto que muchos Católicos se inclinan o arrodillan frente a las estatuas de Jesús y de los Santos, los anticatólicos confunden la veneración legitima a una imagen sagrada con el pecado de idolatría. La realidad es que Deut 5,9 no le ayuda al argumento de los anticatólico.

Primero, recordar que si bien es cierto que la genuflexión puede ser usada como una postura en la adoración, no toda genuflexión es adoración. Por ejemplo, en Japón es costumbre que las personas muestren respeto y buenos modales al inclinarse al saludar (es el equivalente de dar la mano en occidente). Obviamente no se hacen ningún tipo de adoración en esto. El católico que se arrodilla frente a una estatua cuando ora no esta adorando y ni siquiera orándole a la estatua más que el protestante que esta arrodillado con una Biblia en sus manos cuando ora esta adorando u orándole a la Biblia.

Cuando las personas tenían que mirar a la serpiente de bronce para ser curados, no le estaban adorando, cosa que queda demostrada por el hecho de que, años después, cuando le empezaron a adorar (y hasta le dieron un nombre, ‘Nehushtan’) como un dios-culebra, el rey justo Hezekiaah lo hizo destruir (2 Reyes 18,4).

¿‘Escondiendo’ el segundo mandamiento?

Otros cargos hechos por los Protestantes es que la Iglesia Católica ‘esconde’ el segundo mandamiento. Esto porque en el Catecismo Católico el primer mandamiento es; ‘No tengas otros dioses aparte de Mi’ (Ex 20,3) y el segundo es: ‘No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios’ (Ex 20,7). Argumentan que los católicos han eliminado la prohibición de la idolatría para poder justificar su uso de las estatuas religiosas.

Pero esto es falso. El hecho es que, los católicos simplemente agrupan los mandamientos de manera diferente de lo que los Protestantes han hecho tradicionalmente y los han abreviado para facilitar su memorización.

Que tal abreviación les resulta razonable también a los Protestantes se demuestra por la traducción que ellos mismos hacen del Mandamiento del Sábado como: ‘Recuerden el Sábado para mantenerlo sagrado’, aunque el texto actual del mandamiento es bastante largo: ‘Recuerda el día de descanso, para mantenerlo sagrado. Trabajaras seis días, pero el séptimo día es dedicado al Señor tu Dios, ese día no harás ningún trabajo tu o tus hijos, tus criados o tus criadas o tu ganado o tu jornalero que este en tu propiedad, porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó ; por eso bendijo el Señor el día Sábado y lo hizo sagrado’ (Ex 20, 8-11). Martín Lutero reconoció que las declaraciones : ‘No tendrás otros dioses delante de Mi’ (Ex 20,3) y ‘No te hagas ningún ídolo o figura ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra’ (Ex 20,4) son en realidad dos partes de un mismo mandamiento y las abrevió a ‘No tendrás otros dioses delante de Mi’. El catecismo de la Iglesia Católica explica que ‘ la división y la enumeración de los mandamientos han variado en el curso de la historia. El presente Catecismo sigue la división de los mandamientos establecidos por San Agustín, la cual se ha hecho tradicional en la Iglesia Católica. Lo mismo sucede con la confesión luterana. Los patriarcas griegos han hecho una división un poquito diferente que se encuentra en las Iglesias Ortodoxas y las Comunidades Reformadas. (CCC 2066).

Algunos anticatólicos usan Deut 4,15-18 que dice ‘…tengan cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer…’ y tratan de usar este texto para ‘probar’ la prohibición de estatuas o imágenes.

Hemos demostrado ya que Dios no prohíbe la hechura de estatua o imágenes de varias criaturas (ejemplo : ángeles, serpientes, bueyes, flores, leones, etc.) con propósito religiosos (Cf. 1Re 6,29-32 ; 8,6-67 ; 2Cro 3,7-14). ¿Pero qué hay de estatuas o imágenes que representan a Dios mismo? Muchos protestantes dirán que esto esta mal porque Deut 4 dice que Dios no tiene forma, por tanto, no deberíamos tratar de hacer imágenes de El. ¿Pero, en realidad, Deut prohíbe esta clase de imágenes del Señor?.

La respuesta es NO

Al comienzo de su historia en Israel estuvo prohibido hacer representación de Dios porque El no se había revelado (todavía) en una forma visible. Si los israelitas hubiesen hecho representaciones de Dios, quizás se hubiesen visto tentados a adorarle en la forma de un animal o algún objeto natural (ejemplo, un toro o el sol) de la misma forma en que alaban tales imágenes los paganos que los rodeaban.

Pero después Dios si se reveló bajo formas visibles como Daniel 7,9 : ‘Mientras yo contemplaba: se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura blanca como la nieve: los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente’. Los protestantes hacen descripciones del Padre bajo esta forma cuando hacen ilustraciones de las profecías del Antiguo Testamento.

El Espíritu Santo se reveló bajo por lo menos dos formas visibles -aquella de una paloma, en el bautismo de Jesús (Mt 3,16 ; Mc 1,10 ; Lc 3,22 ; Jn 1,32)- y como lenguas de fuego, en el día de Pentecostés (Hechos 2,1-4). Los Protestantes hacen uso de estas imágenes (especialmente de la paloma) cuando dibujan o pintan estos episodios bíblicos y cuando usan solapines del Espíritu Santo o cuando colocan emblemas de paloma en sus autos.

Pero más importante todavía es notar que en la Encarnación de Cristo, su Hijo, Dios mostró a la humanidad un icono de si mismo. Pablo dijo ‘El es imagen (en griego:ikon) del Dios invisible, el primero nacido de toda creación’. Cristo mismo es el ‘icono’ divino e intangible del Dios invisible e infinito del universo. Leemos de los Magos que cuando ‘entraban a la casa vieron al niño con María su madre, y cayeron al suelo y le adoraron. Luego abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos, oro, incienso y mirra’ (Mt 2,11).

El fondo del asunto es que los protestantes también usan todo tipo de imágenes religiosas: retratos de Jesús y otros personajes bíblicos aparecen en una miríada de Biblias, libros de ilustraciones bíblicas, joyas, polos, stickers, cartas postales, CDs, y escenas del pesebre. Cristo es simbólicamente representado por medio del símbolo del ictus -el emblema del ‘pez’-, popular entre los evangélicos americanos.

El sentido común nos dice que, puesto que Dios se ha revelado en varias imágenes, y especialmente en Jesucristo Encarnado, nos damos cuenta que no es malo que nosotros usemos imágenes de estas formas para fortalecer y profundizar nuestro conocimiento y amor a Dios. Ese es exactamente el propósito que tienen las estatuas de Jesús y de los santos católicos: ellas son imagen que representan personas a las que no podemos ver con nuestros ojos materiales.

La idolatría condenada por la Iglesia

Desde los tiempos de los Apóstoles, la Iglesia Católica ha condenado clara y consistentemente al pecado de idolatría. La Iglesia primitiva de los primeros Padres nos advierte contra este pecado, y los concilios de la Iglesia también se ocuparon de este tema. Aquí unos ejemplos :

El segundo concilio de Nicea (787) que se ocupó especialmente de la cuestión de la veneración de imágenes sagradas, y de iconos, dijo: ‘El que nos redimió de las tinieblas de la insanidad idolatra, Cristo Nuestro Dios, cuando tomó como su esposa a la Santa Iglesia Católica, sin mancha ni arruga, prometió que la guardaría y les aseguro a sus santos discípulos: `Yo estaré con vosotros hasta el día ultimo`. Esta promesa, sin embargo, no la hizo sólo a ellos , sino también a nosotros, que gracias a ellos hemos llegado a creer en su nombre. A esta gratuita oferta algunas personas no le dieron importancia, siendo atraídos por el traicionero mal abandonaron la verdadera forma de razonar … y cayeron en la incapacidad de distinguir lo santo de lo profano, asegurando que los iconos de Nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de madera de los ídolos satánicos… Ciertamente que ese modo de pensar (el de la adoración de las imágenes) no esta de acuerdo con nuestra fe, que propiamente da adoración a la naturaleza divina, aun cuando haya gestos que tengan apariencia de adoración, como aquellos con los que se honra la figura de la vivificante cruz o los libros santos de los evangelios así como otros objetos sagrados’.

El catecismo del Concilio de Trento (1566) enseñó que se comete idolatría ‘adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios, o creyendo que ellos poseen alguna divinidad o virtudes que les de derecho a recibir nuestra adoración, a elevarle nuestras oraciones o a poner nuestra confianza en ellos’ (p. 374).

El Catecismo de la Iglesia Católica (1993) explica que ‘la Escritura constantemente nos recuerda que hay que rechazar los ídolos, de plata y oro, la obra de manos de los hombres. Ellos tienen boca pero no hablan, ojos pero no ven’. Estos ídolos vacíos hacen vacíos a sus adoradores ‘aquellos que los hacen son como ellos, así como todos aquellos que confían en ellos’ (Sal 115,4-5, 8). Dios, sin embargo, es el ‘Dios viviente’ (Cf. Josué 3,10 ; Sal 42,3) que da la vida e interviene en la historia’.

‘La idolatría no sólo se refiere a la falsa adoración pagana. Es una tentación constante en contra de la fe. La idolatría consiste en divinizar lo que no es Dios, sea esto dioses o demonios (por ejemplo, satanismo), el poder, el placer, la raza, los antepasados, el estado, el dinero, etc. …. La idolatría rechaza el Señorío único de Dios; es por tanto incompatible con comunión con Dios.

‘La vida humana encuentra su unidad en la adoración de un solo Dios. El mandamiento de adorar sólo a Dios integra al hombre y lo salva de un desintegración sin fin.

‘La idolatría es una perversión del sentido religioso innato del hombre, un idolatra es alguien que transfiere su indestructible noción de Dios a cualquier otra cosa que no sea Dios’ (CCC 2112-2114, citando Orígenes, Contra Celso 2:40).

Gentileza de: http://apologetica.org/sitio/index.php

Estudio de textos bíblicos en contexto

Tradujo el P. José Marcone, IVE

Misas gregorianas

¿Qué son las Misas Gregorianas? ¿Es verdad que no se pueden cortar?

Pregunta:

¿Qué son exactamente las misas gregorianas? ¿Es verdad que no se pueden cortar, o de lo contrario pierden el efecto que se buscaba con ellas?

Respuesta:

Estimado:

Explica el ‘Nuevo Derecho Parroquial’, de Manzanares, Mostaza y Santos (Ed. BAC, Madrid, pag. 254-255) que ‘se llama ‘misas gregorianas’ a la serie de misas que deben ser aplicadas por un difunto durante treinta días sin interrupción. Su origen se vincula a un episodio que narra San Gregorio Magno en Diálogos IV, 55 (PL 77, 420-421), mediante el cual el santo probablemente sólo quiso enseñar la doctrina de los sufragios aplicados a los difuntos; ‘pero la ingenua mentalidad medieval cargó el acento en la ininterrumpida sucesión de misas, creencia que pretendió reajustar San Antonino de Florencia, afirmando simplemente que, si las 30 misas se dicen seguidas, las almas del purgatorio perciben antes sus frutos’.

La Iglesia mantiene esta práctica, de gran arraigo popular, con sentido de sufragio por los difuntos. Pero ha mitigado la obligación de la celebración ininterrrumpida, según la declaración Tricenario Gregoriano (24-2-1967). Si por un impedimento imprevisto (vgr., una enfermedad) o por otra causa razonable (vgr., celebración de una misa de funeral o de matrimonio), un sacerdote tuviere que interrumpir el treintenario, ‘este mantiene por disposición de la Iglesia los frutos de sufragios a él atribuidos por la práctica de la Iglesia y la piedad de los fieles hasta el momento presente, pero con la condición de completar lo antes posible la celebración de las treinta misas’ (EV 2/966)’.

Por lo general se entiende que una ‘misa gregoriana’ es una serie de 30 misas seguidas.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Si desea solicitar misas gregorianas por alguna intención particular puede acceder a http://misasgregorianas.ive.org/es/misas-gregorianas/
exorcismos

¿Existen los exorcismos en la Iglesia?

Pregunta:

Estimado Padre soy seminarista y en mi apostolado se me acercó un muchacho a quien le han sucedido cosas ‘extrañas’ por lo que me permito hacerle las siguientes preguntas: ¿por qué ya no se habla de exorcismo en la Iglesia y por qué no se enseña nada al respecto en el currículum de estudios teológicos del seminario? ¿Me podría sugerir bibliografía al respecto?

Respuesta:

Estimado:

No es exacto decir que no se habla de exorcismo en la Iglesia. El 26 de enero de 1999 fue presentado oficialmente el ‘Nuevo rito de los exorcismos‘.

En la presentación decía el Cardenal Medina Estévez (cf. L’Osservatore Romano, 12 de febrero de 1999, p. 12): ‘La sagrada Escritura nos enseña que los espíritus malignos, enemigos de Dios y del hombre, realizan su acción de modos diversos ; entre éstos se señala la obsesión diabólica, llamada también posesión diabólica. Sin embargo, la obsesión diabólica no constituye la manera más frecuente como el espíritu de las tinieblas ejerce su influjo. La obsesión tiene características de espectacularidad; en ella el demonio se apropia, en cierto modo, de la fuerza y actividad física de la persona que sufre la posesión. No obstante esto el demonio no puede adueñarse de la libre libertad del sujeto, lo que impide el compromiso de la libre voluntad del poseído, hasta el punto de hacerlo pecar.

Sin embargo, la violencia física que el diablo ejerce sobre el obseso constituye un incentivo al pecado, que es lo que él quisiera obtener. El Ritual del exorcismo señala diversos criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza, a la convicción de que se está ante una posesión diabólica. Es solamente entonces cuando el exorcista autorizado puede realizar el solemne rito del exorcismo. Entre estos criterios indicados se encuentran ; el hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas o entenderlas; desvelar cosas escondidas o distantes; demostrar fuerzas superiores a la propia condición física, y todo ello juntamente con una aversión vehemente hacia Dios, la santísima Virgen, los santos, la cruz y las sagradas imágenes.

Se subraya que para llevar a cabo el exorcismos es necesaria la autorización del obispo diocesano. Autorización que puede ser concedida para un caso especifico o de un modo general y permanente al sacerdote que ejerce en la diócesis el ministerio del exorcista’.

Y más adelante: ‘El exorcismo tiene como punto de partida la fe de la Iglesia, según la cual existen Satanás y los otros espíritus malignos, y que su actividad consiste en alejar a los hombres del camino de la salvación. La doctrina católica enseña que los demonios son ángeles caídos a causa del propio pecado; que son seres espirituales con una gran inteligencia y poder: ‘El poder de Satanás, sin embargo, no es infinito. Este no es sino una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura; no puede impedir la edificación del reino de Dios. Aunque Satanás actúe en el mundo por odio contra Dios y su reino en Cristo Jesús, y su acción cause graves daños- de naturaleza espiritual, indirectamente, también de naturaleza física a cada hombre y la sociedad, esta acción es permitida por la divina Providencia, que guía la historia del hombre y del mundo con fuerza y suavidad. La permisión por parte de los de la actividad diabólica constituye un misterio grande, sin embargo nosotros sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman (Rm 8, 28)'(Catecismo de la Iglesia católica, n. 395).

Quisiera subrayar que el influjo nefasto del demonio y de sus secuaces es habitualmente ejercido a través del engaño, la mentira y la confusión. Así como Jesús es la verdad (cf. Jn. 8, 44), el diablo es el mentiroso por excelencia. Desde siempre, desde el inicio la mentira ha sido su estrategia preferida. No hay lugar a dudad de que el diablo tiene la capacidad de atrapar a muchas personas en las redes de las mentiras, pequeñas o grandes. Engaña a los hombres haciéndoles creer que no tienen necesidad de Dios y que son autosuficientes, sin necesitar de la gracia ni la salvación. Logra engañar a los hombres amortiguando en ellos, e incluso haciendo desaparecer, el sentido del pecado, sustituyendo la ley de Dios como criterio de moralidad por las costumbres o consensos de la mayoría. Persuade a los niños para que crean que la mentira constituye una forma adecuada para resolver diversos problemas, y de esta manera se forma entre los hombres, poco a poco, una atmósfera de desconfianza y de sospecha. Detrás de las mentiras, que llevan el selo del gran mentiroso, se desarrollan las incertidumbres, las dudas, un mundo donde ya no existe ninguna seguridad ni verdad, y en el cual reina, en cambio el relativismo y la convicción de que la realidad consiste en hacer lo que da la gana. De esta manera no de logra entender que la verdadera libertad consiste en la identificación con la voluntad de Dios, fuente del bien y de la única felicidad posible.

…La Iglesia está segura de la victoria final de Cristo y, por tanto, no se deja arrastrar por el miedo o por el pesimismo; al mismo tiempo, sin embargo es consciente de la acción del maligno, que trata de desanimarnos y de sembrar la confusión. Tengan confianza -dice el señor- yo he vencido al mundo (Jn 8, 33). En este marco encuentran su justo lugar los exorcismos, expresión importante, pero no la única, de la lucha contra el maligno’.

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Bibliografía al respecto:

BALDUCCI, CORRADO, Los endemoniados hoy, Marfil, Valencia 1965.

CRISTIANI, LEÓN, Presencia de Satán en el mundo moderno, Peuser, Buenos Aires 1962.

ESTUDIOS CARMELITANOS, Satán. Estudios sobre el adversario de Dios, Labor, Barcelona 1975.

FORGET, J., Exorcisme, Exorciste, en: Dictionaire de Théologie Catholique, T. VI,2; col. 1762-1786.

SCOLA, ANGELO, Los ritos satánicos en el juicio de la Iglesia, L’Osservatore Romano, 21 de febrero de 1997.

PORCARELLI, ANDREA, Mirada antropológica sobre el satanismo, L’Osservatore Romano, 31 de enero de 1997.

MUSTI, LUCIA, Aspectos legales y jurídicos del satanismo, L’Osservatore Romano, 14 de febrero de 1997.

MORONTA, MARIO, Actitudes pastorales frente al fenómeno del satanismo, L’Osservatore Romano, 28 de febrero de 1997.

FIZZOTTI, EUGENIO, El satanismo desde el punto de vista psicológico, L’Osservatore Romano, 7 de febrero de 1997.

FERRARI, GIUSEPPE, El fenómeno del satanismo en la sociedad contemporánea, L’Osservatore Romano, 24 de enero de 1997.

bautismo adulto

Si un adulto se bautiza, ¿También se debe confirmar? ¿Quién lo confirma en ese caso?

Pregunta:

Un vicario parroquial ¿puede bautizar y confirmar a un adulto?

 

espuesta:

Sobre el ministro del bautismo legisla el Código de Derecho Canónico en el Libro IV cánones 860-863). Allí se dice:

1) El ministro ordinario del bautismo en general

‘Canon 861 § 1. El ministro ordinario del bautismo es el Obispo, el presbítero y el diácono, quedando firme lo prescripto en el can.530, n.1.

§ 2. Estando ausente o impedido el ministro ordinario, confiere lícitamente el bautismo un catequista u otro destinado a esta función por el Ordinario del lugar; más aún, en caso de necesidad, cualquier persona movida de la debida intención; los pastores de almas, especialmente el párroco, deben procurar que los fieles sean instruidos sobre el modo debido de bautizar’.

El comentario de la Edición de la BAC (Madrid 1984; a cargo de los profesores de la Universidad de Salamanca) explica que el ministro ordinario es aquel que, en virtud del ministerio recibido y sin especial comisión, puede celebrarlo o administrarlo. No obstante, la administración del bautismo pertenece a las funciones encomendadas al párroco (eso es lo que dice el canon citado: 530,1), como pastor de la comunidad que asume la responsabilidad de que el bautizado pueda, en su seno, madurar en la fe. A él incumbe también la obligación de preparar conveniente el bautismo (cf. c. 851).

2) El bautismo de adultos

‘Canon 863. El bautismo de los adultos, por lo menos el de aquellos que hayan cumplido los catorce años de edad, será ofrecido al Obispo diocesano, a fin de que, si lo estima conveniente, lo administre él mismo’.

Nuevamente el comentario aclara que el bautismo de un adulto es un hecho destacado en la Iglesia local. No se prescribe la necesaria intervención del Obispo, pero sí que se le notifique para que él disponga como crea más conveniente.

3) En cuanto a la confirmación

Legisla el canon 883: ‘El virtud del mismo derecho gozan de la facultad de administrar la confirmación:… 2º respecto de la persona de que se trata, el presbítero que, en virtud de su oficio o por mandato del Obispo diocesano, bautiza a quien ha superado la infancia, o admite a uno ya bautizado en la plena comunión de la Iglesia católica; 3º respecto de los que se encuentran en peligro de muerte, el párroco, e incluso cualquier presbítero’.

Todo aquel que lícitamente (ya sea porque tiene tal oficio o porque ha sido delegado por el obispo) bautiza a quien a superado la infancia (o admite a un bautizado a la plena comunión católica), también lícitamente confirma. Por tanto, si el vicario tiene el permiso para bautizar a quien ha superado la infancia, también lo confirma (esto por la unidad de los sacramentos de iniciación que el adulto puede y debe recibir en su integridad: canon 852).

P. Miguel A. Fuentes, IVE

confesión

¿Cada cuánto tiempo hay que confesarse?

Pregunta:

Padre, tengo una duda: ¿Cada cuándo se tiene uno que confesar, para recibir la Eucaristía? El domingo pasado iba a comulgar pero no me había confesado pues lo había echo la semana anterior; entonces mi madre me dijo que no lo hiciera sin confesarme antes. Entonces no comulgué, pero me quedó la duda: Padre, ¿cada cuánto tengo que confesarme para poder recibir la hostia y para no ofender a Dios? Gracias B.G.

 

Respuesta:

Estimada:

La confesión es uno de los siete sacramentos instituidos por Jesús que tiene la función de perdonarnos nuestros pecados y dejar nuestra alma reconciliada con Dios, es decir, en gracia. Para poder recibir la Hostia uno debe estar en gracia de Dios, es decir, no tener conciencia de haber cometido un pecado mortal desde la última confesión bien hecha. Si uno está en gracia, es decir, no tiene conciencia de haber realizado ninguna acción grave en contra de los mandamientos de Dios y de los preceptos de la Iglesia, entonces puede comulgar sin necesidad de confesarse previamente, aunque la Iglesia recomienda la confesión frecuente de los pecados veniales (puede ver lo que dice al respecto el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1458 y el Código de Derecho Canónico, c. 988,2).

Por el contrario, ‘todo fiel llegado a la edad del uso de razón debe confesar, la menos una vez al año, los pecados graves de que tiene tiene conciencia’ (Código de Derecho Canónico, c. 989). Si bien no se especifica una fecha especial del año en que deba cumplirse este precepto, es claro que puede ser obligatorio hacerlo en tiempo de Pascua si quien tiene que cumplir el precepto de la Comunión pascual (cf. Código de Derecho Canónico, c. 920,2) se encuentra en estado de pecado grave. El precepto de confesar al menos una vez al año no se cumple si la confesión es voluntariamente nula (sacrílega) puesto que no se obtendría el fin buscado por la Iglesia (cf. Manzanares y otros, ‘Nuevo Derecho Parroquial’, BAC, Madrid 1990, p. 292).

Asimismo es obligatorio confesarse siempre que se haya cometido un pecado mortal y se quiera celebrar Misa (el sacerdote) o comulgar el cuerpo de Cristo: ‘Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave que no celebre la misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental a no ser que concurra un motivo grave y no haya posibilidad de confesarse; y, en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes’ (Iibd., c. 44; cf. Catecismo, n. 1457).

Los niños deben acceder al sacramento de la Confesión antes de recibir por vez primera la Sagrada Comunión (cf. Catecismo, n. 1457; Código de Derecho Canónico, c. 914).

Finalmente, téngase en cuenta que el sacramento de la penitencia o confesión, no sólo nos perdona los pecados, sino que también tiene otros efectos como el darnos fuerza en la lucha contra la tentación, robustecernos para que no volvamos pecar y hacernos misericordiosos. Por esta razón se recomienda ‘vivamente’ (Catecismo, n. 1458) la confesión frecuente.

Le recomiendo que medite las hermosas palabras de San Agustín: ‘El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios. Dios acusa tus pecados, si tú también te acusas, te unes a Dios. El hombre y el pecador, son por así decirlo, dos realidades: cuando oyes hablar del hombre, es Dios quien lo ha hecho; cuando oyes hablar del pecador, es el hombre mismo quien lo ha hecho. Destruye lo que tú has hecho para que Dios salve lo que Él ha hecho… Cuando comienzas a detestar lo que has hecho, entonces tus obras buenas comienzan porque reconoces tus obras malas. El comienzo de las obras buenas es la confesión de las obras malas. Haces la verdad y vienes a la Luz’ (Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 12,13).

P. Miguel A. Fuentes, IVE